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TRADICIÓN DE LA ECONOMÍA POPULAR Y SOLIDARIA Por Nancy Medina Carranco*

*Docente Universidad Central del Ecuador, Facultad de Ciencias Económicas, ncmedina@uce.edu.ec

Mayo 02 de 2017

Aquella fórmula «menos costo mayor beneficio», que es el credo en una economía de mercado —basada tan solo en el lucro—, choca con la visión de una economía social y solidaria, cuyas experiencias han sido edificantes en Ecuador. 

La Economía popular y solidaria en el Ecuador no es una práctica nueva, podría decirse que por la naturaleza de las formas de vida de nuestros pueblos ancestrales —sobre todo los ubicados en la parte andina, dedicados a las actividades de agricultura y ganadería— han impulsado formas de producción solidarias como el presta manos o también las mingas, que no son más que formas comunitarias de relaciones sociales basadas en la reciprocidad y solidaridad. Es decir, la economía popular y solidaria ha coexistido con el capitalismo desde hace mucho tiempo. Como dice Andino (2013):

El Ecuador es un país en donde procesos económicos solidarios han coexistido con la economía capitalista desde tiempos ancestrales. […] la economía ancestral andina en general está basada en una cosmovisión en la que la reciprocidad, la correspondencia y la complementariedad son características básicas de toda la acción humana inscrita en un proceso que contribuye a formas de vida en armonía con todos los seres vivos y no vivos de su entorno. (p. 2)

En la práctica, la economía popular y solidaria se ha hecho evidente en las iniciativas de diversos tipos de líderes que han impulsado emprendimientos de gran envergadura para diferentes comunidades, lo que fue posible gracias a la cosmovisión indígena; es decir, la verdadera economía popular y solidaria nació y se consolidó en el sector rural, sobre todo en las actividades agrícolas y ganaderas. Hay algunos casos que muestran este tipo de relaciones económicas.

Maquita trabaja desde hace 31 años en economía social y solidaria como una respuesta al considerado cuello de botella de las organizaciones campesinas, el mercado. Se convirtió en una respuesta alternativa de comercialización para las iniciativas de organizaciones campesinas, agroindustriales y artesanales que en el año 2016 agrupan a 368 comunidades y 266.500 beneficiarios en todo el territorio ecuatoriano. Esta organización ha trabajado con alimentos: granos andinos y harinas, quinua y sus procesados, panela, palmito, mermeladas, frutas en almíbar y deshidratadas, chocolate —elaborado con cacao fino de aroma—, hierbas aromáticas, hongos; y en artesanías ha trabajado con madera, coralina, mazapán, tagua, plata, textiles, fibras, entre otros. Tienen  certificaciones orgánicas, de comercio justo, de calidad —BCS, NATUTLAND; WFTO, FLO; BPM, ISO9001-2008— que les permite fortalecer y dinamizar la comercialización a nivel nacional e internacional.

Otro caso es el Grupo Salinerito —constituido fundamentalmente por la población de Salinas de Guaranda— desde 1970 apostó al cooperativismo, a la asociatividad como una forma alternativa efectiva de enfrentar la pobreza y la marginación con el apoyo de voluntarios extranjeros y de la misión salesiana, con lo que de a poco, esta comunidad productora de sal sin cultura empresarial, pasó a ser un pueblo organizado alrededor de diversos emprendimientos en ganadería, agroindustria y turismo para, de esta manera, convertirse en un referente dentro del país. El resultado principal de este esfuerzo ha sido evitar la migración de la población a los centros urbanos o al exterior, al dar alternativas de trabajo y generación de ingresos que mejoraron sustancialmente las condiciones de vida de sus habitantes.

El pueblo de Salinas y sus comunidades demostraron que es posible el desarrollo rural integral con equidad y sostenibilidad, convirtiéndose en un paradigma de la economía popular y solidaria. Ahora, ellos están vinculados con el sector primario, secundario y terciario de la economía, tal es así que generan asistencia técnica para sus productores de leche de varias comunidades, a quienes les compran este insumo para producir una diversidad de quesos, además producen chocolate, artesanías y tejidos que compran y dan valor añadido a la lana de las ovejas y alpacas las comunidades; además tienen una empresa de turismo, todo lo cual lo hacen en forma comunitaria y solidaria. Lo importante es que las utilidades se utilizan para satisfacer las necesidades de la comunidad, para inversiones en nuevos emprendimientos y en función de los acuerdos de todas las comunidades participantes. Es decir, la organización de Salinas tiene una función social y económica, al decir de Cantero y Andrada (2012):

[…] las organizaciones de El Salinerito son conjuntos de colectivos con derechos y obligaciones, no solo internos sino también con responsabilidad social y ambiental hacia los  pobladores de las comunidades y hacia los recursos naturales, ha basado su trabajo en la minga, las finanzas populares, el desarrollo de la agroindustria rural campesina, las artesanías, la capacitación, los espacios de debate, la asistencia técnica, la cooperación internacional, la comercialización nacional e internacional. (pág. 12)

El Salinerito es un grupo que factura USD 5 millones anuales (Portal de Economía Solidaria, 2017). La Fundación Consorcio de Queseros Rurales (funconquerucom), que forma parte del grupo, cuenta con más de 30 plantas queseras instaladas en cuatro provincias del país con alrededor de 1200 personas capacitadas que se encuentran trabajando en ganadería, tecnología quesera, administración de las plantas y en comercialización de productos lácteos. Según datos recientes, el consorcio procesa cerca de 30.000 litros de leche por día abastecidos por más de 1300 pequeños productores organizados, con los cuales se producen 3000 kilos diarios de buenos quesos de diferentes tipos.

En el sector rural ecuatoriano de economía popular y solidaria otro caso es la Asociación de Pequeños Productores Bananeros «El Guabo» (APPBG), que es una organización que agrupa a pequeños y medianos productores, dedicados a la producción y comercialización de banano en forma asociativa. Ellos cuidan cumplir con estrictas normas de calidad, sociales y de seguridad laboral, y mantienen una producción respetuosa con el ambiente. La APPBG inicia sus actividades con 14 productores del cantón El Guabo —de allí su nombre— de la provincia de El Oro. Se caracterizan porque realizan su comercialización en forma directa a mercados europeos como Holanda, Suiza, Italia, Bélgica, Austria, Finlandia, Inglaterra, Francia y Estados Unidos. Su primer embarque lo hicieron en octubre de 1998 a Suiza (APPBG, 2017).

Hasta el año 2004, la APPBG contaba con 351 productores socios de las provincias de El Oro, Guayas y Azuay, de los cuales el 59,8% producen banano convencional, el 35% producen banano orgánico y el resto producen baby banano —nuestro orito— orgánico. A su vez, se agrupan en 14 asociaciones agroartesanales locales, donde se consolida un espacio para formar líderes, hacer conversatorios donde se exponen diversos problemas y, en conjunto, tratar de encontrar soluciones viables para todos. Es una organización legalmente constituida como Asociación de Pequeños Productores que para la administración, la parte operativa y la técnica cuenta con recursos humanos idóneos y profesionales; están preparados y trabajan a tiempo bajo los lineamientos de asociación, de calidad, de equidad social y de respeto al ambiente.

Un tanto diferente ha sido la experiencia de Huertos Gatazo Zambrano de la comunidad del mismo nombre —Gatazo Zambrano— de la Sierra centro del Ecuador, en la provincia de Chimborazo. A esta empresa están asociadas familias campesinas beneficiarias de los cantones de Colta, Guano y Guamote a través del mejoramiento de la tecnología productiva, del fomento del empleo con equidad de género y del fortalecimiento organizativo. La comunidad de Gatazo, con la ayuda de la cooperación internacional —Suiza sobre todo—, promovió la producción de diferentes cultivos, encontrando en el brócoli una gran oportunidad a través de la agricultura de contrato con varias empresas exportadoras; se desarrollaron alternativamente varios servicios dentro del proceso de producción tales como el transporte, el alquiler de bidones y luego, por demanda de las empresas, el floreteo del brócoli; es decir, a través de la empresa Huertos Gatazo Zambrano se asoció a 281 familias para lograr una oferta significativa de brócoli y así tener un buen poder de negociación y lograr contratos con buenos precios y en buenas condiciones, definiendo, así, un modelo de gestión empresarial que mejora su posicionamiento en el mercado y, sobre todo, dinamizador del desarrollo económico local.

En la misma línea está el Consorcio de Pequeños Productores de Papa (CONPAPA), que después de 5 años de intervención de la cooperación internacional, su asociación ha quedado institucionalizada y los productores aún miembros del consorcio siguen aplicando los conocimientos técnicos y empresariales adquiridos en el programa que, además de la comercialización asociativa, promovió las escuelas de campo como una forma de aprendizaje de adultos basados en la filosofía de «aprender haciendo». Actualmente, esta organización provee de papa limpia y de calidad a las pollerías y a procesadoras como INALPROCES para la producción de chips de papas nativas.

Como se observa, la economía popular y solidaria en el Ecuador surge de la cosmovisión indígena como parte del Sumak kawsay —al menos desde los años setenta— donde la base para el desarrollo es el capital social traducido a solidaridad, respeto mutuo y otros valores que consolidan a las organizaciones, sobre todo la confianza. Por ello, cuando nos preguntamos de las perspectivas que tiene esta forma alternativa de desarrollo económico-comunitario en el próximo gobierno, en realidad vemos que las experiencias consolidadas y fuertes seguirán adelante, mientras que las débiles, y que no tienen como fundamente la confianza, se extinguirán. El gobierno actual ha avanzado formalizando ciertos aspectos como la ley, la creación de una institucionalidad que permita fortalecer los emprendimientos basados en esta filosofía de crecimiento conjunto. Es así que en la  constitución se establece  que el sistema económico del Ecuador es social y solidario, con una organización económica  de naturaleza  pública, privada, mixta, popular y solidaria; sin embargo, no hubo un enfoque de promoción y una estrategia que permita que esta nueva forma de práctica económica se convierta en la base del modelo económico del país.

Para que esta sea una forma alternativa de desarrollo económico en comunidad, es necesario difundir las experiencias, sus beneficios y costos, y las lecciones aprendidas de su desempeño y forma de hacer negocios y desarrollar nuevas formas de consolidación, lo cual permitirá un vasto aprendizaje que redunde en prácticas económicas consecuentes con la realidad.

REFERENCIAS

Andino, V. (2013). Políticas públicas para la economía social y solidaria: Caso de estudio de Ecuador. Recuperado de http://www.reliess.org/centredoc/upload/vandino-poltpubyecosol-Ecuador-reliess-final1367861067.pdf

Asociacion de Pequeños Productores Bananeros del Guabo (appbg). (2017, febrero 28). Asoguabo. Obtenido de http://www. asoguabo.com.ec/espanol/presentacion.html

Cantero, P. y Andrada, J. (2012). Salinas de Guaranda. Horizonte de economía solidaria. Quito, Ecuador: Abya-Yala.

Portal de Economía Solidaria. (28 de febrero de 2017). Economía social y solidaria. Obtenido de http:// www.economiasolidaria.org/noticias/grupo_salinas_la_cooperativa_que_ transf

** ** Artículo del Boletín Economía & Sociedad No. 103, 2017. Más información en Instituto Superior de Investigación y Posgrado (ISIP), FCE, Universidad Central del Ecuador.

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