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lunes, diciembre 23, 2024

ULRIKE, OBRA DE TEATRO SE PRESENTÓ EN GUAYAQUIL. Por Tomás Rodríguez León

Ulrike Marie Meinhof   periodista  alemana de  izquierda, en 1970 fue una de las fundadoras del Fracción del Ejército Rojo grupo armado, comunista radical.  En 1972 fue arrestada  y en 1976,  encarcelada y antes de que fuese condenada en firme muere en aparente suicidio.

Ulrike no era una militante  emocional  como muchos de la época, ella era toda una intelectual orgánica que  realizó  estudios de filosofía, pedagogía, sociología y fue  una fina periodista. Militante primero del  Partido Comunista de Alemania (Kommunistische Partei Deustchlands, KPD),  formó  parte  del movimiento antinuclear. Dejó muchos y  diversos artículos de opinión y participó en  manifestaciones y actos contra la Guerra de Vietnam.

La policía y el gobierno alemán  no perdonarían que una intelectual se pase a la extrema izquierda, las calles de Berlín ofrecían 10.000 marcos alemanes por la captura de Meinhof. En la lucha armada  participó en asaltos a bancos y atentados con bomba contra fábricas y bases militares americanas. Las condiciones de la cárcel fueron draconianas, se la puso  en aislamiento total y esta  situación perduro  durante 237 días.

“Cómo temblarían los poderosos si lleváramos la violencia a la puerta de su casa. Si vieran amenazados sus privilegios y sus vidas, negociarían para no perderlo todo”.

Ulrike Meinhof

En 2002,  investigaciones realizadas por su hija Bettina, puso al descubierto que el  cerebro de Ulrike  había sido extraído de su cráneo sin  consentimiento  ni explicación.

Muchos homenajes se sucedieron y aún continúan. El grupo punk alemán oriental de punk AufBruch le dedicó en 1986 su canción Für Ulrike.

En la Alemania actual  y Europa sigue siendo un símbolo, el grupo italiano Pankow le dedicó su canción «Liebe Ulrike»,  también el grupo punk británico Chumbawamba,  «Ulrike» que  cuenta su historia. El dúo alemán formado por Andreas Ammer y FM Einheit publicó en 1996 su álbum Deutsche Krieger, en el cual una parte sustancial de los audios son de Ulrike Meinhof y entre otros el rapero catalán Pablo Hasél le dedicó la maqueta ”Escribiendo con Ulrike Meinhof” que consta de 20  canciones.

En el teatro Yo, Ulrike, grito. Monólogo narrado en primera persona, escrito por Franca Rame y Dario Fo en 1977 hablan de  su estancia en la cárcel antes de su supuesto suicidio y otros autores recrean la historia en el tablado.

En Ecuador por primera ocasión  Estefanía Rodríguez  presenta el monólogo Urlike en busca de la militancia pérdida, obra que será de coautoría con el notable director teatral  Santiago Roldos Bucaram.

Como padre de Estefanía he podido observar atentamente las tres versiones,  la última  solo se denominó Ulrike y me quedo con la frescura de la primera versión. En su primera presentación  se revela  íntima y familia, propuesta donde  se mezclan la apología y la crítica, el drama y la paradoja, los triunfos mentales y las derrotas anímicas compensadas por convicciones recreadas en la rutina existencial de la nostalgia por  los muertos de la vida  combatiente. Ciertamente la última, se presenta  fragmentaria y surrealista,  sin perder la estructura de los sueños, con  fuerte expresión de espectáculo estético depurado.

“Nos aferramos a la memoria de manera inverosímil”, dirá Estefanía

El monólogo  transcurre  con una voz que trasluce las contradicciones de nuestro  tiempo,  tiempo que  expone  una transición, de la niñez a la adolescencia  recreando  obediencia y  transgresión en las figuras de padre y madre. La llegada  de la conciencia es obra del tiempo y del compromiso íntimo y filial pero es una llegada en extremo sensible  por lo  complejo del mundo que nunca deja de circundar.

Estefanía encarna a Ulrike Meinhof,  pero no  se muere y no se deja matar, elige en su monólogo desenmascarar  las paradojas de la sociedad y del sistema, pero lo hace con la discreción de los jóvenes de ahora. Sin «la privación de lo sensorial» que suena más fuerte que los compromisos. El teatro como siempre  también actúa en la realidad (en especial la ecuatoriana-latinoamericana) creando sobresaturación de estímulos.

Los silencios también hablan, permiten pensar y recortarse, asumir responsabilidades. Los sobrevivientes apelados interpelados  sentimos que  la muerte es  algo que no nos ocurrió y empero nos vemos en nuestros hijos como vemos a  Ulrike  resistiendo,  persistiendo, al tiempo que nos  acogemos a las sombra de recuerdos que  no se puedes eliminar, ni se pueden acallar.

Ulrike  se ha presentado en Guayaquil, Managua y Quito.

 

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