23 septiembre 2014
Atributos del Estado ecuatoriano
Me valgo de algunas citas y explicaciones de MICHEL FOUCAULT para interpretar – libremente y sin trabas, tal como este irreverente pensador habría querido- los actos del gobierno nacional que conmocionan a los juristas y ciudadanos que tomaron en serio los atributos esenciales del Estado ecuatoriano: constitucional, democrático, responsable, de derechos y justicia, mismos que constan en los artículo 1 y se infieren de la lectura del 11 de la Constitución, que recoge los principios de interpretación y aplicación de los derechos fundamentales, debiendo señalar que lo de “responsable” apenas se deduce de la lectura del numeral 9 de este precepto, en cuyo inciso segundo alude a la obligación objetiva de reparación integral a las víctimas de violación a sus derechos fundamentales que no patrimoniales incurridos por agentes del Estado, a diferencia de las constituciones anteriores en que sí mencionaban expresamente que “el gobierno es responsable”.
Panoptismo como forma de ejercer el poder
Vivimos sometidos a un gobierno que, a contracorriente de la parte referida a los derechos humanos y garantías de la Constitución de Montecristi y enancado en los excesos de facultades que le confiere esta esquizofrénica carta política, ha adoptado, consciente o inconscientemente, al “panoptismo” como forma de entender y ejercer el poder político y construir una sociedad dócil, disciplinada bajo el rigor de la vigilancia, el control y la amenaza inminente de castigo. Como si se tratara de una situación de peste, el gobierno toma una serie de medidas en donde la inspección funciona sin cesar. La mirada está por doquier en movimiento (…), página 228.[1]
Técnica eficaz para disciplinar y controlar al ciudadano
La movilización social, la expresión individual o colectiva de disconformidad, la manifestación del pensamiento herético frente a la verdad revelada por el Ejecutivo, y las sociedades intermedias de personas organizadas para lograr una finalidad lícita constituyen, para este poder vigilante y castigador, síntomas o síndromes de una peste socio-política que debe combatirse para evitar el contagio al resto de una sociedad en vías de domesticación, mediante la imposición reglamentaria de una técnica eficaz de disciplina y control, construida sobre la base de dos enfoques complementarios: el de la división binaria de los ciudadanos (Foucault, página 231) (buenos-malos; demócratas auténticos- pelucones y conservadores; jóvenes-cadáveres insepultos; diosas del Olimpo- gordas horrorosas; amigos-enemigos; sanos-enfermos; ecologistas sensatos-ecologistas infantiles; izquierdistas siglo XXI-izquierdistas tira piedras; jóvenes burócratas capaces-adultos desechables; indígenas aliados- dirigentes indígenas contestatarios; extractivistas para salir del extractivismo-enemigos del progreso; sindicalistas de centrales alineadas-cinicalistas, vale decir: sindicalistas cínicos de las entidades y empresas públicas); y el de la asignación coercitiva, de la distribución diferencial (quién es, dónde debe estar, por qué caracterizarlo; cómo reconocerlo; cómo ejercer sobre él, de manera individual, una vigilancia constante, etc). (Foucault, página 231) Todos estamos sujetos a la marcación binaria maniquea y según el encasillamiento, de normal o anormal, de sano o apestado, amigo o enemigo, se nos acepta o se nos excluye, se nos deja tranquilo o se nos sojuzga. Como bien señala Antoine de Saint-Exupéry, cuando el nazismo imperaba en Europa, decía: Allá estaba perseguido por comunista, o por trotskista, o por católico o por judío (Ya no recuerdo la etiqueta en cuyo nombre había sido proscrito el hombre)[2]
El panóptico de Bentham
El Panóptico de Bentham es la figura arquitectónica – diseñada para construir las prisiones – que grafica este sistema político de vigilancia, control y confinamiento. Se habla de técnicas para ejercer el poder. Aplicado, en metáfora, a nuestra sociedad, ésta se halla en un anillo periférico y en el centro, una torre de vigilancia del Estado (a cargo de quién ejerce el gobierno) con anchas ventanas que se abren en la cara interior del anillo (ahora y en esta metáfora, las ventanas vienen a ser los medios sofisticados, robóticos, digitales y de telecomunicación de vigilancia y control, empleados sin el menor respeto a la privacidad). La construcción periférica de la sociedad ecuatoriana se halla dividida en celdas virtuales, que tienen dos ventanas, una hacia el interior, correspondiente a las ventanas de la torre, y otra hacia el exterior que permite que la luz atraviese la celda de lado a lado (¿Para qué tienes esos ojos grandes de lobo?: ¡para verte mejor!). Cada ciudadano está solo, perfectamente individualizado y constantemente visible. El dispositivo panóptico permite ver sin cesar y reconocer inmediatamente (Foucault, página 232). Cada ciudadano, atrapado en su celda, es visto de frente por el vigilante estatal, pero los muros laterales le impiden entrar en contacto con sus compañeros de encierro (los otros ciudadanos). Es visto pero él no ve; objeto de una información, jamás sujeto en una comunicación. Las celdas bien separadas implican una invisibilidad lateral. Y ésta es garantía de orden. (Foucault, página 232)
La multitud, masa compacta, lugar de intercambios múltiples, individualidades que se funden, efecto colectivo, se anula en beneficio de una colectividad de individualidades separadas., Desde el punto de vista del guardián es reemplazada por una multitud enumerable y controlada; desde el punto de vista de los detenidos, por una soledad secuestrada y observada (Foucault, páginas 232 y 233).
Obstáculos al proceso de construcción de la sociedad disciplinada
Según este modelo de ejercer el poder político, las libertades de asociación y de expresión y el ejercicio del derecho de resistencia son fuentes de desorden y factores que, por un lado, pretenden derrumbar los muros laterales que impiden a cada ciudadano, virtualmente prisionero y realmente aislado, comunicarse con sus congéneres, y por otro, obstaculizan la conformación de la sociedad disciplinada que el gobierno intenta construir. Sociedad disciplinada que por cierto no coincide con el modelo de sociedad armónica entre los seres humanos y de éstos con la naturaleza, previsto en el preámbulo de la Constitución ni con los derechos humanos relacionados al Buen Vivir. La vigilancia permanente opera ahora mediante cámaras ocultas de televisión, fotografías a distancia, mecanismos de defensa informática, drones, grabaciones sin conocimiento del investigado, pinchada de teléfonos de los particulares, penetración en las computadoras personales y otros recursos técnicos que solo conocen los aparatos de seguridad del Estado.
La cura milagrosa del mal que padece la Constitución vigente
La Constitución vigente -dice el gobierno- es demasiado garantista y esta impronta deviene en un obstáculo para la gobernabilidad. Es que el grupo gobernante ya tiene la cura milagrosa para el mal de esquizofrenia o doble personalidad que padece la Constitución; cura que consiste en fijar y reafirmar la personalidad de un presidencialismo poderoso a costa de la eliminación de la personalidad garantista de la Constitución. De allí la necesidad de enmiendas que, inter alias, terminen -pues no cabe dejar las cosas a medias- la operación de esterilización de la acción de protección, iniciada por los parlamentarios que engendraron la Ley de Garantías Jurisdiccionales y Control Constitucional (leamos sino los artículos 40.3, 42.4 LOGCCC), y por los instructivos, dictados o inspirados por el Ejecutivo, dirigidos, directa o indirectamente, a los jueces, que deben ser inexorablemente acatados, bajo la amenaza de sanción; coarten el derecho político de ejercer la democracia directa, constriñendo el derecho de la ciudadanía a ser consultada; y acaben con los derechos a la contratación colectiva de trabajo, a la sindicalización y a la huelga, de los obreros públicos, completando y ampliando así el universo de vulneración de estos derechos, constitucional y doctrinariamente considerados intangibles e indisponibles; vulneración iniciada cuando a los empleados públicos se les privó de tales derechos – quien creyera – en la propia Carta Política, calificada de altamente garantista, y en los Mandatos de los constituyentes (2, 4 y 8); mandatos contra los cuales no cabía ninguna acción objetiva ni subjetiva de orden constitucional; obra regresiva de constituyentes, autoproclamados de progresistas (numerales 15 y 16 del artículo 216 CPR).
En el modelo autoritario y contralor se precisa de magistrados o jueces de su hechura, a quienes poder confiar directamente sus instrucciones, sus misiones, sus intenciones (…) (Foucault, pag. 246).
Es imprescindible la presencia del poder policiaco, mismo que debe apropiarse de instrumentos de una vigilancia permanente, exhaustiva, omnipresente, capaz de hacerlo todo visible (…), una mirada sin rostro que transforma todo el rostro social en campo de percepción (Foucault, pagina 247)
Explicación sobre las restricciones a la libertad de asociación
El afán de mantener aislado a cada ciudadano explica las serias restricciones a la libertad de asociación contenidas en el Decreto Ejecutivo Nº 16, pues al ciudadano, recluido en su celda virtual, se le ha vedado, con muros normativos, como este decreto contra derecho e infra legal, comunicarse y mucho menos asociarse con los demás ciudadanos; y la conversión de la libertad de información y comunicación en un servicio público para ilustrar a la ciudadanía sobre la verdad dictada por el grupo gobernante, que se complementa con las murallas puestas en la Ley de Comunicación, pues según el modelo panóptico, el ciudadano, como hemos dicho, es objeto de observación e información, jamás sujeto activo del derecho de comunicación. Importa mantener aislado al individuo, pues en comunicación y asociado con el otro es menos vulnerable y se torna peligroso. De allí el objetivo estratégico de quienes nos gobiernan: de acabar jurídicamente con las sociedades intermedias existentes y celosas de su autonomía, mediante causales abiertas para extinguir su personalidad jurídica, o entorpecer su operación normal, como negar el registro de su nueva directiva; mecanismos para infiltrar en la organizaciones elementos para su eliminación, como la membrecía sin invitación; poner trabas insuperables para constituir una nueva organización social de cualquier tipo (ambientalista, sindical, asociación de comerciantes minoristas, juntas barriales, etc. ); exterminar a los movimientos indígenas y obreros como actores sociales; restar el poder de la clase trabajadora, ya de por si debilitada, pues la revolución ciudadana tiene pánico de los trabajadores organizados en frentes independientes del gran Vigilante; y suprimir las organizaciones políticas consideradas enemigas.
Debe también dominar todas las fuerzas que se forman a partir de la constitución de una multiplicidad organizada, debe neutralizar los efectos de contrapoder que nacen de ella y que forman una resistencia al poder que quiere dominarla: agitaciones, revueltas, organizaciones espontáneas, coaliciones – todo lo que pude depender de las conjunciones horizontales -. De ahí que las disciplinas utilicen los procedimientos de tabicamiento y de verticalidad (…) (Foucault, página 253)
Medios empleados para el control y vigilancia del ciudadano
Con esta visión pan-óptica, para intimidar y someter a los excluidos, a los malos, a los enemigos, según la clasificación binaria y la asignación individualizada de la coacción según el estigma del ciudadano demonizado, es necesario convertir a nuestras fuerzas armadas en ejército de ocupación y confiarle tareas policiales de control interno de la población; someter a los periodistas independientes; destruir la injerencia protagónica de la ciudadanía en los asuntos que le atañe; criminalizar la protesta social y reducir a prisión real – que ya no solamente virtual – a los líderes sociales contestatarios y a quiénes denuncian la corrupción rampante; consolidar legalmente los mecanismos de control sobre los individuos y las organizaciones de la sociedad civil, empleando, para ello, de manera óptima, las técnicas modernas de información y comunicación (TIC) y los manuales de propaganda política de viejo cuño pero de probada eficacia, marca registrada por el NATIONAL SOCIALISTISCHE ARBEIT PARTEI, tanto para imponer el pensamiento único, exagerar o inventar las cualidades de quiénes ejercen el poder político, magnificar las bondades de su gestión y demonizar ante la ciudadanía y crear o alimentar estereotipos hacia colectivos, catalogados como enemigos de la patria, a fin de asegurar la adhesión popular ad-infinitum al conductor (FÜHRER: que conduce vehículos o semovientes), como para invadir la privacidad de los particulares, por la vía de la pesquisa continúa y de tantos registros y bases de datos, a fin de conocer de modo particularizado quiénes mismos son, cuáles son sus bienes, de qué pata cojean, cuáles sus ideas políticas, cuáles las fuentes de sus ingresos, en cuál casillero descalificador encajan, partiendo de la presunción de culpabilidad de la persona o de cualquier organización social o económica, invirtiendo hacia la presunta delincuente la carga de desvanecer, con pruebas, tal supuesto.
Toda persona se halla en estado de libertad condicional
Según este modelo, toda persona se halla bajo vigilancia continua, especialmente aquella que no se halla en el grupo gobernante o alineada con él es considerada sospechosa, cuyo caso debe, por lo tanto, ser especialmente investigada, vigilada y controlada, de ser de caso, castigada, en clave preventiva o para intimidar al resto de díscolas, con la disciplina del miedo al castigo. Es importante, en esta técnica de ejercer poder, sentar precedentes, escarmientos y practicar castigos ejemplares, para inhibir hasta el pensamiento disonante. Después de todo, el ciudadano debe sentirse contento de no encontrarse realmente encarcelado, ya que, de alguna manera, el individuo vigilado y aislado, encerrado en su celda virtual, entretenido en el consumismo, se halla- digamos con ironía- en situación de libertad condicional.
Penalización de la sociedad
El Código Orgánico Penal Integral, como nuevo aparato para disciplinar al individuo, al tipificar como delitos más y más conductas, al establecer hechos de tipicidad abierta y de interpretación judicial a la medida de la orden gubernamental, al aumentar y acumular las penas, y al privilegiar la prisión como opción de castigo, aún en casos en que pueden ser reprimidos con multas, como rebajar el monto gravable del impuesto a la renta con un rubro que no ha sido deducible, intenta criminalizar a la sociedad ecuatoriana y con ello ejercer un enorme poder de intimidación en cada persona. Con el cuento de clasificar a los delitos en función de los derechos constitucionales vulnerados, el legislador nos hace olvidar que el mayor conculcador de éstos es el Estado, a través de sus autoridades y agentes públicos, ora como legislador, ora como administrador, ora como juez. No debe extrañarnos que, por un lado, en las disposiciones en torno a etnocidio y genocidio, se haya incorporado el elemento “intencionalidad” para configurar estos delitos, elemento tan difícil de demostrar, con la idea de liberar de cualquier responsabilidad en este sentido, a las autoridades estatales que objetivamente, con sicosis depredadora de recursos naturales, en su sed de petróleo, destruyan las condiciones que hacen posible la existencia de los pueblos eco sistémicos, como los hermanos TAGAERI y TAROMENANE y por otro – como señala Farith Simon – contenga preceptos que establecen “la protección que se brinda a la autoridad pública, además de los delitos de rebelión, discordia, paralización de los servicios públicos, ataque y resistencia a la autoridad en situaciones específicas. (…)” [3] Esta protección a la autoridad pública se manifiesta asimismo en la liberación de los contratos a dedo como conducta que se pueda inscribir en el delito de peculado.
Disciplina interiorizada
Como señala Celso Fiallo, sorprendente hombre de izquierda, remitiéndose a la sociedad de control o de pastoreo que menciona FOUCAULT: En la Pre- modernidad, la disciplina se lograba castigando al cuerpo. Si bien la labor policial no deja de haber tortura, la mayor disciplina que busca el poder ahora es que la gente se la aplique por sí misma. El poder tiene éxito cuando logramos interiorizar esa disciplina.[4]
La Ley de Comunicación, sumada a la estigmatización a los medios de comunicación colectiva y a los periodistas, persigue inyectar la vacuna del auto censura previa para combatir el virus de la independencia, ejercicio que, poco a poco, se está internalizando en el quehacer de la comunicación e información en el Ecuador. Es que tenemos que disciplinarnos, como forma normal de proceder, para acceder al casillero de los buenos, ejercer la comunicación bajo las pautas del poder como forma de ganarse la vida en paz, sentirnos libres de la amenaza de castigo y eventualmente devenir en beneficiarios de los actos magnánimos del poder.
El panoptismo, dibuja todo un tipo de la sociedad
Este método de ejercer el poder, mediante la inculcación de disciplina, aplicada en los cuarteles, escuelas, industrias, hospitales y cárceles, se puede aplicar a nivel general de toda la sociedad. Esto es lo que he intentado explicar. De allí que se hable del mecanismo indefinidamente generalizable del panoptismo.
“Pocos años después de Bentham, Julius redactaba en certificado de nacimiento de esta sociedad. Hablando del principio panóptico, decía que había en el mucho más que una ingeniosidad arquitectónica: un acontecimiento en “la historia del espíritu humano”. En apariencia, no es más que la solución de un problema técnico pero, a través de ella se dibuja todo un tipo de sociedad.” (Foucault, página 249).
Este tipo de sociedad es el camino y la meta de los populismos autoritarios que asolan América Latina. Países cuyas constituciones recogen hasta cierto punto el respeto de las libertades y garantías, gobernados por autoridades elegidas democráticamente, pero que acuden al panoptismo para continuar en el poder e impedir que las personas y las sociedades intermedias puedan actuar en oposición y expresar ideas diferentes acerca de cómo se debe gobernar el Estado. Cierto es que intentan satisfacer las necesidades básicas de la población más pobre y alcanzan logros importantes. Pero coartan la posibilidad de una participación protagónica y le niegan la oportunidad de participar en asuntos que tiene que ver con su destino.
Socialismo represor
Los que se autodefinen socialistas del siglo XXI, reproduciendo los vicios del socialismo real, deben atender a Celso Fiallo, quien, a propósito del aserto del entrevistador Carlos Rojas: “Pero que más controladores que los comunistas”, dice: “Eso no es izquierda, eso secuestra el nombre de la izquierda. Eso es totalitarismo (….) Los comunistas y castristas latinoamericanos, los integristas religiosos no son izquierda. La izquierda jamás destruye la vida política. Estos regímenes sí. Fuerzan a la dictadura de un solo partido (…) No solo es eso, Hay que ir desenmascarando las falsedades de la historia, poniendo en su lugar a los héroes. Debemos ir a la crítica del bolivarianismo, del garcianismo, del alfarismo y de toda mentira del poder” (tomada de entrevista antes citada)
Ganado para el engorde
Para terminar, parece oportuno reproducir este pensamiento del autor de “El Principito”:
“Una tiranía totalitaria podría satisfacernos, es verdad, en nuestras necesidades materiales. Pero no somos ganado para engordar. Para nosotros, que nos educamos en el culto del respeto por el hombre, pesan gravemente los simples encuentros que tienen lugar a veces, en fiestas maravillosas. ¡Respeto por el hombre! ¡Respeto por el hombre!….!He aquí la piedra de toque! Cuando el nazi respeta exclusivamente lo que se le asemeja, sólo se respeta a sí mismo. Rechaza las contradicciones creadoras, arruina toda esperanza de ascenso, y funda por mil años, en el lugar del hombre, el robot de un termitero. El orden por el orden castra al hombre en el poder esencial, el de transformar tanto el mundo como a sí mismo. La vida crea el orden, pero el orden no crea vida” (De Saint-Exupéry, páginas 57 y 58).
[1] FOUCAULT, MICHEL, “Vigilar y Castigar, nacimiento de la prisión”, Editorial Siglo XXI, reimpresión 2010, México D.F.
[2] DE SAINT-EXUPÉRY, ANTOINE, “Carta a un Rehén”, página 39, Editorial GONCOURT, 1967
[3] SIMON FARITH, “COIP y Estado sancionador”, artículo publicado en la página 10, de El Comercio, del lunes 18 de agosto del 2014
[4] FIALLO CELSO, tomado de la entrevista realizada por Carlos Rojas Araujo, Editor de El Comercio, publicada en la página 23, del diario El Comercio, del domingo 13 de julio del 2014