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jueves, diciembre 19, 2024

WIKILEAKS: EX CANCILLER AFIRMA QUE DECISIÓN DEL GOBIERNO FUE “INEVITABLE EN TÉRMINOS DIPLOMÁTICOS Y POLÍTICOS”

WIKILEAKS: EX CANCILLER AFIRMA QUE DECISIÓN DEL GOBIERNO FUE “INEVITABLE EN TÉRMINOS DIPLOMÁTICOS Y POLÍTICOS”

AGENCIA ANDES <www. andes.info.ec>

 El ex canciller ecuatoriano, Fander Falconí, consideró que la decisión del Gobierno de Rafael Correa de declarar persona no grata a la entonces embajadora de EEUU en el país, Heather Hodges, y pedirle la salida del país, fue “inevitable en términos diplomáticos y políticos”.

En entrevista con Andes, explicó que es una práctica diplomática algo frecuente y depende de la gravedad de una intromisión para nada “diplomática”.

Falconí dijo que hay que observar que los cables filtrados por Wikileaks se difunden en el contexto de una campaña electoral, en donde el Sí aparece muy bien posicionado en todas las preguntas.

¿Cuál es el impacto político de los cables de Wikileaks en el concierto internacional?

Los cables sustraídos han provocado un impacto político. Todavía es prematuro decir la última palabra sobre ellos. En general, esas supuestas ‘filtraciones’ de información clasificada revelan el desprecio con el que los diplomáticos norteamericanos tratan a países, instituciones y líderes del mundo, estén o no alineados con los intereses de Washington. Por ejemplo, las apreciaciones de la salud mental de la Presidenta argentina, Cristina Fernández o  del presidente nicaragüense, Daniel Ortega,  y de otros líderes latinoamericanos son muy reveladoras. También los comentarios sobre el italiano Silvio Berlusconi, o las descripciones del presidente francés (Nicolás) Sarcozy.

¿Qué validez tienen estas filtraciones en el país?

Esos documentos habrían sido sustraídos electrónicamente desde la red informática del gobierno norteamericano. Como se los ha presentado, recogerían opiniones e información que habría sido emitida desde la misión diplomática de los Estados Unidos en nuestro país, así como instrucciones del Departamento de Estado para su embajada en Quito. Lo grave es que el silencio de la embajadora, su renuencia a dar explicaciones, los calificaba como ciertos y admitidos.

¿Porqué  otros gobiernos no reaccionaron?

Las reacciones han sido diversas. México pidió por canales diplomáticos la salida del embajador norteamericano, por los cables que supuestamente revelaban la falta de coordinación de las fuerzas de seguridad. El ex presidente de Brasil, Lula, minimizó el contenido de los mismos, y fue claro en afirmar que él confiaba en la información que provenía de sus instituciones y de sus ex ministros. En una palabra, la reacción depende del contexto político (estamos en vísperas de una consulta) y del grado de animosidad o vigilancia de los embajadores.

El Gobierno dice que pidió la salida de la ex embajadora de EEUU, Heather Hodges, no fue tanto por dar validez al contenido de Wikileaks, sino porque la ex funcionara no desvirtuó esa información. ¿Cómo cataloga la decisión del Gobierno?

La decisión fue inevitable en términos diplomáticos y políticos. Es una práctica diplomática algo frecuente y depende de la gravedad de una intromisión para nada “diplomática”. Los distintos cables indicarían una posición sistemáticamente inamistosa, poco respetuosa del proceso político ecuatoriano, de las instituciones, del Presidente de la República, de los ministros de Estado y de otros funcionarios gubernamentales.

Según esas filtraciones, difundidas con una intencionalidad que no solo es periodística por un diario de oposición de Guayaquil (El Universo), la ex embajadora norteamericana involucra al Presidente en una acción de manipulación a alguien a quien califica como corrupto. Esto sería sumamente grave, además de una intromisión intolerable.

El Canciller Ricardo Patiño llamó al Subsecretario de Asuntos Hemisféricos de EEUU, Arturo Valenzuela. También llamó a la ex embajadora, a quien solicitó explicaciones. Hodges se negó a darlas y prefirió una vez más desplegar su arrogancia.  Quien calla otorga, dice la sabiduría popular; sería lamentable que una funcionaria diplomática de alto rango acreditada en el país se hubiere expresado de la manera como -según esas filtraciones- lo habría hecho la ex embajadora.

¿En la actual coyuntura electoral, esos cables afectan al Gobierno?

Su pregunta es importante porque permite definir el contexto. Los supuestos despachos diplomáticos se colocan a la luz pública en el contexto de una campaña electoral, en donde el Sí aparece muy bien posicionado en todas las preguntas. Además aparecen en un medio de comunicación que es opositor al gobierno. Y que hasta está enjuiciado por el Presidente.

¿Hubo intromisión de EEUU en los asuntos internos del país?

Si esos cables fuesen auténticos, las intromisiones de todo tipo y en cualquier circunstancia habrían sido  intolerables. Dan cuenta de infiltraciones a todo nivel, en particular en el ámbito de la seguridad interna y externa del país. Recordemos que el 18 de febrero del 2009, luego de una reunión del Consejo de Seguridad Pública del Estado (COSEPE)- antes Consejo de Seguridad Nacional (COSENA)–, se declaró persona non grata a Max Sullivan, Primer Secretario de la Oficina de Asuntos Regionales de la embajada de los Estados Unidos en Quito, por su interferencia en asuntos privativos del Estado ecuatoriano: el ex funcionario había ordenado que se devolvieran las computadoras donadas a la Unidad de Inteligencia Especial de Seguridad (UIES) de la policía nacional, las cuales contenían información de seguridad interna. Se le dio 48 horas para abandonar el país. Sullivan, que se auto presentó en el país como miembro de la CIA, era el segundo diplomático estadounidense expulsado del Ecuador en quince días. El primero fue el agregado Armando Astorga, por condicionar a los intereses norteamericanos, la cooperación económica con la UIES. En este caso, la expulsión ocurrió después de que se revelara una carta de Astorga dirigida a la Comandancia de la Policía, en la que ponía fin a un convenio verbal e informal de apoyo a dicha institución.

¿Cuál ha sido históricamente la forma de actuar de EEUU en nuestro país?

Hasta hace poco EEUU sólo parecía interesado en actuar en materia de tráfico de sustancias ilícitas. Bajo esta lógica, se priorizaron los asuntos de seguridad y la ecuación seguridad-cooperación.

Hay muchas aristas en la vinculación con los EE.UU. En primer lugar, casi un tercio del comercio exterior ecuatoriano se dirige a ese país. De acuerdo al Banco Central del Ecuador, en 2010, el 35% de las exportaciones se destinaron al mercado norteamericano. En segundo lugar, hay una significativa población de compatriotas que viven allí, como fruto de las distintas oleadas migratorias. Tercero, hay “cooperación no reembolsable” dirigida por la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) en programas de seguridad, sociales, ambientales y productivos, en particular en la frontera norte. Dada la antigua y estrecha vinculación comercial, buena parte de la población ecuatoriana con altos ingresos mantiene una alta dependencia cultural, social, política y también económica con EEUU.

¿En esta ocasión, se afectó la soberanía del país?

La soberanía no es una entelequia, como pretenden los voceros de la vieja partidocracia. La soberanía nacional reside en el pueblo y se ejerce por medio de sus órganos constitucionales representativos. Uno de esos órganos es el Ejecutivo que, a nombre del soberano, actuó como lo hizo. Quienes ponen en duda que este es un asunto de soberanía, no tienen otro propósito que tratar de deslegitimar una autoridad legítimamente constituida. Es parte de una única estrategia política interna. En el caso que nos ocupa, se trata de un mismo y único ejercicio de soberanía, como cuando se expulsó al embajador colombiano luego del ataque aleve de Colombia al territorio ecuatoriano de Angostura, o cuando se expulsó a Astorga y Sullivan por sus intromisiones en la seguridad interna del Estado, o cuando se finiquitó la ocupación norteamericana en la base de Manta. A ciertos espíritus acostumbrados al vasallaje este ejercicio puede parecer extremista e inconsecuente, pero en realidad es indispensable para recuperar la dignidad nacional, diluida durante décadas de negligencia de la partidocracia.

EEUU siempre ha condicionado. En esta ocasión, el Atpdea está en riesgo….

La renovación de las preferencias arancelarias andinas estuvo en riesgo siempre, con o sin la decisión de la declaración de persona non grata a la embajadora norteamericana. La Ley de Promoción Comercial Andina y Erradicación de Drogas (ATPDEA) favorece el ingreso de productos ecuatorianos en el mercado norteamericano. No es una dádiva o un favor, es una compensación mínima por la inversión que se requiere y por los problemas ligados a la lucha contra el narcotráfico. Dado que es una ley unilateral de los Estados Unidos, a Bolivia no le renovaron en 2008, tampoco a Colombia, socio estratégico de los Estados Unidos en la Región (entre otras cosas, tiene suscrito un convenio de cooperación militar con ese país). El Ecuador ha cumplido su compromiso con respecto al control de las drogas y por eso  se merece una compensación más grande que la ATPDEA, cuyo uso no puede ser político y de sumisión sino pragmático, tal y como fue su intención inicial y manifiesta.

¿Qué se requiere para superar este impasse?

El Ecuador no ha rotorelaciones diplomáticas con los Estados Unidos. Se pidió el retiro de su embajadora en nuestro país, y hubo una reacción en el mismo sentido por parte del Departamento de Estado. Se trata de una persona concreta con un nombre concreto.   Es una decisión administrativa, amparada en el derecho internacional.

La superación de este impasse implica colocar en forma transparente los temas sobre la mesa. Desnarcotizar la relación. Evitar la ecuación seguridad- cooperación, y plantear una agenda positiva, y de mutuo respeto. Esta agenda se puede sostener en varios pilares: tratar los aspectos migratorios, buscar acuerdos comerciales estables que pongan énfasis en el desarrollo, delimitar con claridad los acuerdos de cooperación para reprimir el tráfico de sustancias prohibidas y lograr una cooperación alineada con los objetivos de desarrollo humano. Nada de esto es imposible. Creo que una buena relación puede construirse sobre la base del respeto y la buena fe. /GMC

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