Por Andrés Kogan Valderrama/Chile*
A medida que va avanzando el proceso constituyente en Chile, a través de la aprobación de distintas normas en el pleno de este inédito órgano democrático, la ansiedad, preocupación e incluso terror de algunos sectores más conservadores de la sociedad chilena no se han hecho esperar.
De ahí que junto a las imágenes catastróficas que nos plantean diariamente los partidos de derecha y grupos empresariales en los grandes medios concentrados, se sumen nuevos sectores que solo buscan desprestigiar el proceso político más plural y participativo que ha tenido la historia de Chile.
Uno de ellos, ha tenido una fuerte visibilidad en el último mes en la prensa oligopólica chilena, como es el caso del grupo llamado Amarillos x Chile , en donde el profesor de literatura y comunicador Cristián Warnken, ha sido su principal vocero, articulador y rostro más visible de quienes conforman este espacio político.
La lista de nombres más conocidos y pertenecientes a Amarillos x Chile, va desde integrantes de la ex Concertación (Alejandro Foxley, Carolina Goic, Andrés Velasco, José Joaquín Brunner, Soledad Alvear, Mariana Aylwin, Fulvio Rossi, Ignacio Walker, Gutenberg Martínez), a personas cercanas a lo que se conoce como centro izquierda, como son los casos de Mario Waissbluth, Luis Riveros, Sol Serrano, Iván Jacsic, Claudio Elórtegui, José De Gregorio, entre otros.
Se podrá decir, cual es el problema de que aparezca un nuevo grupo político que busque entrar en la discusión pública, dentro de un contexto de discusión constitucional, por intermedio de declaraciones, propuestas y puntos de vista sobre lo que se está discutiendo en las distintas comisiones de la Convención.
El problema no pasa por lo que plantee aquel grupo en términos ideológicos, sino en el cómo y el cuándo lo señala, a través de un discurso centrado en el miedo, a solo meses de que se redacte la nueva propuesta constitucional, la cual tendrá un plebiscito de salida durante este año.
Por eso no debe sorprender el tono del manifiesto de Amarillos x Chile sobre el trabajo de la Convención Constitucional hasta el momento, a través de expresiones como estallido institucional, señal de alerta, callejón sin salida, desmembramiento, maximalismo, fracaso, experimento fallido.
Mientras por otro lado, plantea una retórica del diálogo, la conversación, la escucha, del equilibrio, prudencia, moderación, de los acuerdos, de la razón, como si buena parte de las y los constituyentes, elegidos democráticamente, solo quisieran imponer al resto de manera autoritaria un punto de vista excluyente, polarizante y que solo busca dividir al país.
La verdad es que sería más honesto, de parte de Warnken y el resto de Amarillos x Chile, que reflexionen sobre el porqué esa izquierda concertacionista que ellos buscan revivir ahora, no tiene representación prácticamente en la Convención Constitucional, luego de décadas de gobernar de manera vertical y alejada de las demandas de los movimientos sociales y de muchas organizaciones de la sociedad civil.
Así como también sería bueno que reflexionen sobre cómo ese malestar acumulado y sensación de constante abuso, que estalló en octubre del 2019, responde a un proceso de vaciamiento ideológico de parte de esos sectores de centro izquierda que creyeron en el fin de la historia y una idea muy reducida de democracia, completamente subordinada a los negocios de los grandes grupos económicos del país.
Por otro lado, si bien es válido ideológicamente, de parte de ellos, en no creer en lo que se está aprobando en la Convención Constitucional, como pasa con el Estado Regional, la Plurinacionalidad, los Derechos de la Naturaleza y Buen Vivir, no por eso van a plantear una retórica del miedo y de descalificación, en donde de aprobarse el texto constituyente con esas normas, Chile estaría cayendo a un precipicio.
A su vez, es bastante llamativo que Amarillos x Chile apunte con el dedo a la Convención, por ser según ellos un espacio sectario, que excluye al otro y que legitima la violencia, cuando ninguno de ellos levantó la voz por décadas para abrir un proceso constituyente de esa índole en el país.
Muy por el contrario, estuvieron cómodos y no decían nada durante los 90 y 2000, mientras continuaban las privatizaciones de prácticamente todo lo existente y el Estado negaba derechos básicos a la población como la salud, educación y el agua, y profundizaba el racismo hacia los pueblos originarios, a través de la aplicación de leyes terroristas y la expansión del negocio forestal.
Por último, es bastante penoso que usen un discurso político tan parecido al de la derecha actual, en relación a los temas que se están discutiendo en la Convención. Da un poco de vergüenza ajena escucharlos hablar de izquierda radical, indigenismo exacerbado, fundamentalismo ecológico, como si viviéramos en una especie de dictadura o totalitarismo de ciertos grupos por sobre otros.
Lo bueno de todo, es que son las últimas pataletas de un sector político que se negó a entender lo que ha estado ocurriendo en Chile desde las movilizaciones estudiantiles del 2011 en adelante, por lo que seguramente Amarillos x Chile será recordado como una mera anécdota, dentro de un proceso político histórico en el país.
No suelo dar consejos a nadie, pero quizás es el momento de que Cristián Warnken salga un rato de su jardín y vea su entorno con un poco más de detención, curiosidad y menos prejuicios.
Es bastante penoso que usen un discurso político tan parecido al de la derecha actual, en relación a los temas que se están discutiendo en la Convención. Da un poco de vergüenza ajena escucharlos hablar de izquierda radical, indigenismo exacerbado, fundamentalismo ecológico, como si viviéramos en una especie de dictadura o totalitarismo de ciertos grupos por sobre otros.
*Andrés Kogan Valderrama es sociólogo, magíster en Comunicación y Cultura Contemporánea, Integrante de Comité Científico de Revista Iberoamérica Social
Director del Observatorio Plurinacional de Aguas www.oplas.org