16.5 C
Quito
domingo, diciembre 22, 2024

Arauz: ¿más de lo mismo o podría ser un nuevo comienzo?

Por Juan Carlos Coéllar y Remedios Sánchez

El triunfo de la tendencia progresista y de izquierda 

Los resultados electorales del pasado domingo 7 de febrero podrían leerse como un rechazo a los efectos de las políticas neoliberales impuestas en estos cuatro años de gobierno y como un desplazamiento del electorado hacia posiciones progresistas y de izquierdas: la de la corriente del progresismo que expresa Andrés Arauz (UNES), la del ecologismo contrario al extractivismo minero y petrolero de Yaku Pérez (Pachakutik), y la del candidato Xavier Hervas (Izquierda Democrática) que supo posicionar un discurso e imagen más atractiva para sectores jóvenes y alejada (aparentemente) de la polarización en contra y a favor del correismo.

Una lectura más analítica revelaría algunos matices:

Hervas refleja una posición de centro, con planteamientos liberales, y con propuestas apenas perfiladas, pero con capacidad de conectar con una porción de la población con vocación democrática y con sensibilidad para temas tan importantes (y casi ausentes en la primera vuelta electoral) como los derechos sexuales y reproductivos, violencia de género y otras sexualidades. Sin embargo, en temáticas como la economía o la gestión de políticas sociales, su posición resulta incluso lejana a los principios de la socialdemocracia de la época del expresidente Rodrigo Borja. 

Yaku Pérez, por su parte, posicionó la contradicción entre extractivismo-naturxaleza que ninguno de los gobiernos progresistas de la región ha podido resolver. Su importante votación concentró la fuerza del movimiento indígena-popular de octubre de 2019 pero, al mismo tiempo, evidenció graves vacíos e inconsistencias respecto al tratamiento de la economía, políticas sociales e integración regional. Pese a las falencias de su discurso, sin duda Yaku Pérez atrae importantes sectores sociales progresistas y de izquierda. 

En el caso de Arauz, aunque portador de un discurso que dentro de una visión progresista, pueda ser calificado como consistente y más integral, y con alternativas concretas para resolver problemas inmediatos y de mediano alcance de la sociedad ecuatoriana, tiene como principal limitación la presencia dominante de Rafael Correa y el recuerdo del manejo autoritario que tuvo el expresidente en la gestión de sus gobiernos durante el período 2007-2017. 

Mantener y profundizar este coyuntural desplazamiento hacia las izquierdas dependerá de determinadas acciones y propuestas de las fuerzas sociales y políticas que están detrás de esta tendencia. Nada es seguro, ni dado de antemano, peor en este extraño y ya largo período de tiempo que nos ha tocado vivir por la pandemia sanitaria. Aquella frase de Marx y Engels consignada en el Manifiesto Comunista: “Todo lo sólido se desvanece en el aire…”, expresa muy bien esta sensación de fragilidad, de falta de consistencia y de cuestionamiento existencial en que nos encontramos. De modo que, volviendo al tema del análisis de la coyuntura política, no nos hacemos ninguna ilusión. Ese movimiento hacia la izquierda muy bien podría revertirse, “desvanecerse en el aire”. 

Las izquierdas existentes y los acuerdos posibles

Yaku Pérez y Andrés Arauz reflejan las izquierdas realmente existentes, las que tenemos, ni más ni menos, con todas sus contradicciones y claroscuros. Esta constatación demanda la construcción de acuerdos para posicionar en el legislativo asuntos clave para la sociedad ecuatoriana, pues estas fuerzas por separado están lejos de hacer mayoría y dotar de estabilidad a un futuro gobierno progresista.  

El día en que escribimos este artículo, los datos del Consejo Nacional Electoral, constatan que Andrés Arauz obtuvo el 32,72% de votos válidos; Yaku Pérez tuvo el 19,38%; y, Xavier Hervas, el 15,68 %. Estos porcentajes de votos, de acuerdo con el método Webster de distribución y asignación de escaños, se expresarán en 50 asambleístas para Centro Democrático, partido con el que concursó Arauz; 26 asambleístas para Pachakutik y 16 asambleístas para la Izquierda Democrática.    

Para lograr aprobar leyes que amplíen la democracia y la vigencia de los derechos individuales y colectivos y que eventualmente posibiliten dar marcha atrás a algunas aprobadas por la hegemonía gobiernista de derecha (CREO, PSC, AP y para generar horror algunos asambleístas de Pachakutik), estas tres fuerzas deberán juntar sus votos. 

En este contexto, nos parece acertada, políticamente, la declaración de Andrés Arauz en el sentido llamar a configurar una sola tendencia de izquierda para trabajar en propuestas comunes sobre leyes y acuerdos a nivel legislativo. Esa declaración constituye una señal de construcción democrática que privilegia el diálogo, reconoce el disenso y devuelve al juego político la capacidad de organizar y canalizar las grandes líneas de cambio y transformación que requiere el Ecuador. Demuestra también una postura distinta a la imposición y al monólogo consigo mismo (Correa) o a la convocatoria al diálogo como instrumento para despistar y fagocitar a los actores sociales y políticos (Moreno). “Marear la perdiz” es un dicho español que viene al caso para ejemplificar la estrategia “dialogal” exhibida por el presidente Moreno en los cuatro años de su desgobierno.

Si triunfan las izquierdas y se abre la posibilidad de acuerdos entre estas fuerzas en la Asamblea, resta asegurar el triunfo de esta corriente en la segunda y definitiva vuelta del 11 de abril. No es poca cosa. Hasta la fecha no existe un pronunciamiento oficial del Consejo Nacional Electoral sobre el binomio que competirá con Arauz-Rabascall. 
 

No obstante, el escenario tiende a enrarecerse con declaraciones del candidato de la banca Guillermo Lasso, quien desconoce el acuerdo al que había llegado con la candidatura de Pérez, el viernes 12 de febrero, para el recuento del 100 % de la votación de Guayas y el 50 % de los votos depositados en las urnas de 16 provincias. La consecuente respuesta de amenazas de movilizaciones de las organizaciones indígenas para esta semana, después del feriado de Carnaval, agrava aún más el escenario político.  Las recientes declaraciones de Yaku Pérez, el 17 de febrero, de un fraude orquestado con la complicidad de Correa-Lasso-Nebot para sacarlo de la contienda política son irresponsables al no presentar prueba alguna. 

Pese a la negligencia e incapacidad con las que ha actuado el Consejo Nacional Electoral, es probable pensar que de mantenerse la tendencia hasta ahora expresada en el conteo de votos, el contendor de Arauz será Guillermo Lasso (CREO). En este escenario, Arauz requiere seducir a un importante porcentaje de electores que apoyaron en la primera vuelta a Yaku Pérez y Xavier Hervas, sobre todo porque el denominado binomio de la esperanza habría alcanzado el techo de votación que le pudo transferir el expresidente Correa. 

Algunas condiciones y temáticas en la segunda vuelta electoral

¿Cómo podría Arauz seducir legítima y auténticamente a segmentos sociales más amplios que los que concentra hasta el momento? Una primera condición pasa por la necesidad de que la población perciba que es la voz de Arauz la que habla e interviene, que tiene autonomía frente a las decisiones que toma y que asumiría como futuro presidente y que se distancia de los estilos autoritarios, innecesariamente pendencieros y confrontativos e incapaces de generar acuerdos amplios y democráticos. Provocaron indignación y rechazo justificado, por ejemplo, las declaraciones del exmandatario Correa, -a pocos días de la primera vuelta electoral-, sobre el “frenetismo sexual de las mujeres” como explicación fundamental para debilitar una postura favorable a la legalización del aborto.  ¿Cuántos votos le restaron a Arauz esta malhadada declaración del expresidente Correa que simplifica la lectura de una problemática mucho más compleja y que nos ofende por expresar una postura torpe y conservadora?

En el período que se abre hasta abril, queda pendiente la posibilidad de que la población perciba que es Arauz el que interlocuta e interviene con voz propia para expresar su posición sobre algunos temas que evidencian reales preocupaciones de sectores que se identificaron con propuestas progresistas y democráticas del propio Arauz, pero también de Yaku Pérez y de Xavier Hervas. 

¿Cree el candidato Arauz al igual que el expresidente Correa que hay que profundizar la economía primaria extractiva sin plantearse de manera amplia, democrática y con rigor técnico una estrategia de transición hacia una economía y sociedad post extractivista? ¿Cuál es la convicción de Arauz sobre planteamientos como los expresados por Eduardo Gudynas (2011) que sugieren avanzar desde un extractivismo depredador hacia uno calificado como “extractivismo sensato” y que desemboque posteriormente en lo que él denomina “extracción indispensable”? ¿Estaría dispuesto el candidato Arauz a proponer una discusión amplia sobre asuntos tan importantes como la definición de áreas habilitadas para actividades mineras y petroleras y áreas vedadas para estos propósitos; exigencias y normas sociales, tributarias y ambientales para la realización de actividades extractivas necesarias; el tipo de asociaciones que deberían establecerse y el destino de los procesos extractivos? 

¿Está de acuerdo el candidato Arauz en posicionar la defensa irreductible de los derechos sexuales y reproductivos de la población ecuatoriana, con especial énfasis en mujeres, niños, niñas y adolescentes y las diversidades sexuales y de género? ¿Cuál es su convicción sobre el aborto? ¿Cree que se debería suprimir la prohibición del aborto por violación e incesto y avanzar, como sociedad, en la legalización del aborto a partir del reconocimiento de que ese tipo de decisiones le corresponde de manera fundamental a las mujeres? ¿Cuál es su postura sobre cómo enfrentar el flagelo del embarazo precoz que afecta a niñas y adolescentes mujeres? ¿Cómo se debe afrontar la violencia machista contra la vida e integridad de las mujeres?  

Una vez que se hayan superado los efectos devastadores en amplios sectores de la población provocados por la confluencia de las crisis económica y sanitaria, y agudizados por la ineptitud e insensibilidad del presidente Moreno en los casi cuatro años de desgobierno, ¿estaría de acuerdo el candidato Arauz con la idea de repensar y recrear profundamente la política social de carácter banco-mundialista basada en la entrega de bonos condicionados a los sectores más pobres de la sociedad y avanzar en el diseño de alternativas dirigidas a la “renta básica” y la construcción de escenarios de transición para incorporar a otros sectores sociales de ingresos medios? En esta misma línea de políticas sociales renovadoras, ¿cuál será su estrategia para revalorizar socialmente a las personas, en su gran mayoría mujeres, que están directamente vinculadas a la economía de los cuidados y que en el escenario de la pandemia han emergido como clave para el mantenimiento y reproducción de los vínculos que cohesionan a la sociedad? En el mismo campo de intervención de tales políticas, ¿cuáles deberían ser los programas que se pondrían en marcha para resolver la angustia existencial y desánimo que provoca en los segmentos de jóvenes encontrarse sin empleo y sin perspectivas que delineen, con algunas certezas, su futuro en un país que parece haberles dado la espalda?

¿Estaría de acuerdo el candidato Arauz –de llegar al Palacio de Carondelet– en incluir en el debate el tema de la construcción de la plurinacionalidad del Estado, lo que supone, entre otras cuestiones, el respeto a los derechos colectivos, la lucha contra el racismo y el reconocimiento a las instancias de organización y reproducción social y cultural de pueblos y nacionalidades? A propósito, el candidato Arauz perdió una oportunidad importante al eludir un pronunciamiento público en relación con las expresiones vertidas por Juan Carlos Monedero, de la izquierda española de PODEMOS, quien cuestionó en una entrevista en el Programa En Clave Política de TELESUR (8 de febrero de 2021), desde presupuestos abiertamente coloniales, la identidad indígena de Yaku Pérez y su calidad de representante legítimo en la contienda electoral del Ecuador.
 

Finalmente, ¿comparte el candidato Arauz la necesidad de promover y estimular la pluralidad y el debate de ideas bajo la consideración de que las batallas culturales acompañan a las batallas políticas?  En este sentido, ¿estaría de acuerdo con fortalecer y ampliar los medios de comunicación públicos, garantizando su calidad informativa y de comunicación y la confluencia de diversas perspectivas y voces en su programación? ¿Esta de acuerdo con que tales medios públicos no deberían, en ningún caso, equipararse con medios gubernamentales, modificando sustancialmente la estrategia del expresidente Correa que fomentó la persecución y el control de los contenidos de los medios de comunicación privados? 

“En este escenario, Arauz requiere seducir a un importante porcentaje de electores que apoyaron en la primera vuelta a Yaku Pérez y Xavier Hervas, más cuando el denominado binomio de la esperanza habría alcanzado el techo de votación que le pudo transferir el expresidente Correa”. 


*Remedios Sánchez es socióloga (UCE), con maestría en Economía Ecológica (Flacso-Ecuador) y diplomada en Ecología Política y Medio Ambiente (Clacso). Integrante del Colectivo de Alternativas Post Capitalistas (CK).

*Juan Carlos Coéllar es sociólogo (UCE), diplomado en Gestión Local (UASB) y con maestría en Gestión Cultural (Universitat Obierta de Catalunya). Integrante del Colectivo de Alternativas Post Capitalistas (CK).

lalineadefuego
lalineadefuego
PENSAMIENTO CRÍTICO
- Advertisement -spot_img

Más artículos

1 COMENTARIO

  1. Wrong: Arauz no es de izquierda como no lo es Correa, son fascistas que tratan de construir una narco-oligarquia delincuencial que se oponga a la clasica de Lasso y Cia. Lda. Para ello no reparan en los fines que son la desdolarizacion, el robo decarado, la represion, etc. Ah, y tambien cantar loas al Che Guevara para engañar a algunos incautos.

Deja un comentario

- Advertisement -spot_img

Lo más reciente