Las comunidades en Cotopaxi celebran a sus muertos de la manera más fiel que pueden. Ha pasado ya mucho tiempo desde que el sincretismo entre el ser indígena y las religiones de occidente se juntaron, con esto las nuevas maneras de vivir la presencia de los muertos a través de la religión, a veces, se divide entre iglesias, pero con una misma idea de conservar lo indígena, y al parecer los alimentos resultan ser parte de la ofrenda más ancestral para los que ya no están en este mundo.
Varios de los cartuchos de gas lacrimógeno que la fuerza publica empleó en Ecuador durante el Paro Nacional de octubre 2019, habían pasado la fecha de vencimiento indicada por el fabricante. Durante nuestra investigación encontramos cartuchos fabricados en 2010 y expirados en 2015, es decir con más de cuatro años de vencimiento. Para María Fernanda Poveda, abogada de la Comisión Ecuménica de Derechos Humanos, esto es un crimen. “Por algo [los cartuchos] tienen una fecha de vencimiento”, afirmó.
Ni la pandemia ni la crisis económica han sido obstáculo para quienes quieren gobernar este pequeño país del sur de América durante los próximos cuatro años. Las aspiraciones presidenciales son un disparate: 12 candidaturas admitidas y tres en trámite hasta la fecha de este informe. La campaña para las elecciones de febrero de 2021 será en condiciones peculiares: sin tarima ni multitudes o grandes concentraciones por la emergencia sanitaria y en un escenario de descontento social, corrupción y hastío, caldo de cultivo para la demagogia y el populismo. Todo indica que las redes sociales serán el caballo de la batalla en estas elecciones y que los candidatos echarán mano de ejércitos de trolls, las noticias falsas, cadenas de desprestigio y descalificación, memes y cadenas de mensajes por whatsapp. Se prevé mucha campaña sucia y menos debate de ideas y propuestas para sacar adelante al país.
Fueron cuatro décadas y en ellas pasaron muchas cosas. El fin de la Constitución de 1980 marca un hito en varios aspectos: cierra la transición pactada de un modelo administrado por la clase política y abre un nuevo período en la historia con un fuerte componente ciudadano. Un hecho inédito en nuestra vida republicana, que desató celebraciones en todo Chile.
En tiempos en los que nos acecha el capital a través de su violencia neoliberal, miles de mujeres y hombres con temple de páramo y vestidos de tierra, irrumpieron en aquella indignación popular condenada al silencio, la liberaron. Son los hijos del levantamiento indígena y de las resistencias al ALCA de fines del siglo XX, son de agua y semilla pero también de asfalto y redes sociales.
Tiene muchas facetas lo de Octubre, creo que hay que hacer la metáfora de la gota que derramó el vaso. En la historia social del siglo XX vas a encontrar que el Mayo de 1969 en Francia se inició porque las autoridades universitarias decidieron separar en diferentes edificios a los internos hombres y mujeres. Una situación como esa encendió la chispa y generó una huelga general gigantesca.
Las dinámicas de los habitantes del páramo son poco comprendidas y en octubre de 2019 fueron menospreciadas. En Quito, vemos la actividad de los líderes indígenas, los reclamos ante la desigualdad social y muy poco comprendemos, a veces casi nada, el trabajo que implica mantener el páramo fuente de agua de los sembríos, de los graneros que abastecen al país entero.
En los siglos XVI – XVII se tenía la idea de obediencia al poder político desde un fundamento religioso, se tenía que venerar y respetar al rey porque era el representante de Dios en la Tierra, así podemos encontrar al luteranismo, que con esa lógica fue pieza importante para la constitución de una teoría política absolutista. En esta época la resistencia estaba castigada, no se podía desobedecer al rey.
Por Romano Paganini* / Tomado de Mutantia.ch
Mientras las estaciones de televisión mostraban dibujos animados, los pueblos y nacionalidades indígenas se movilizaban hacia la capital ecuatoriana....
Ecuador vive una convocatoria a elecciones que cercenó de raíz el derecho constitucional de los ciudadanos y de los sujetos políticos a presentar acciones de corrección e impugnaciones. Un presupuesto de USD 114,3 millones que insulta a la realidad de un país económicamente desahuciado. Un calendario electoral que inobserva los requerimientos de sus principales actores, los partidos políticos, exceptuando a las organizaciones correístas ahora coligadas en UNES (Centro Democrático y Fuerza Compromiso Social). Procesos de democracia interna, en algunos casos ingeniosos y, en otros, atropellados y hasta dudosos en los nombramientos de directivas y precandidatos. Alianzas electorales sin programa que refiera algo más que la unidad de acción por no dividir la captación de votos. Un sistema informático que no garantiza la ansiada transparencia en el proceso y un deseo algo pervertido de buscar a toda costa contratos con empresas extranjeras para que auditen al máximo al órgano del control del Estado, como si una empresa, por más “eficiente” y “laureada” que sea, pudiera avalar a la Contraloría y sus informes. Terrible, pero cierto. La institución electoral se brutalizó a tal punto que hasta la soberanía se entrega como un cheque en blanco.
Se acerca la nueva campaña electoral y, al mismo tiempo, es el momento de evaluar lo ejecutado por el inquilino de Carondelet, Lenín Moreno. En un cruce de información entre el plan de campaña presentado por el banquero Guillermo Lasso y lo ejecutado por régimen actual, queda en evidencia que Lenín cumplió el plan de campaña de Lasso.
Al gobierno le salió una. Chiripazo, se diría en el juego de canicas en el recreo escolar. Con la obvia intervención del ministerio del ramo, vetó entero el Código Orgánico de la Salud. La Asamblea Nacional aprobó este instrumento y esperaba, cuando más un veto parcial. Pensaron que era lo mejor que habían hecho. Seguro, fue su mejor esfuerzo.
La imagen de JuanFer como candidato a la Presidencia del Ecuador logró sorprender en la ridícula sábana electoral de 16 binomios, gran mérito en una realidad que colisiona con lo burdo, pero resonó como una onda expansiva de repudio entre los trabajadores de las artes.
Por Daniele Benzi
Para quienes a finales de la década de 1990 y comienzos de este siglo estaban en Seattle, Davos, Porto Alegre, Quebec, Gotemburgo,...
No nos conocemos personalmente, pero te confieso que me embarga una profunda tristeza y desazón tras la condena al expresidente Rafael Correa por el caso “Arroz Verde”, pese a que hace mucho tiempo dejé de apoyarlo políticamente porque me decepcionaron sus rasgos autoritarios y las limitaciones de su gestión para emprender en otros caminos que no sean los del desarrollismo de Estado. Estoy convencido de que esta decisión, al igual que la condena por el llamado "Caso Balda", son parte de una estrategia perversa de judicialización de la política y de politización de la justicia, aupada por las élites políticas y económicas del Ecuador, los medios de comunicación hegemónicos y el poder imperial de los Estados Unidos.