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jueves, noviembre 21, 2024

Cuba: ¿una revolución que necesita una revolución?

Por Jaime Chuchuca Serrano*

Quedará para la historia política la capacidad para rehacerse y reinventarse de la Revolución Cubana en estos 63 años. La capacidad de la guerrilla y el Movimiento 26 de Julio de derrotar a Fulgencio Batista y tomar el poder.

 

La astucia e inteligencia de Fidel Castro, sus admirables habilidades políticas. Los logros indiscutibles de la revolución en varias décadas en educación, salud, cultura, deporte, a pesar del bloqueo y con la asfixia constante. La capacidad del pueblo cubano de conquistar las alturas de la ciencia dentro y fuera de Cuba, a pesar de la estigmatización, de las restricciones que no solo les impone EE. UU., sino otros países. La gran valentía del pueblo cubano para soportar varias. Cuba, la isla pequeña, que EE. UU. pensó derrotar en un santiamén, sobrevivió al gigante soviético. Mientras la Unión de Repúblicas Socialistas URSS se disolvió en 1991, Cuba continúa hasta hoy. Pero el camino de Cuba está empedrado de sufrimiento.

Cuba a más de tener un conjunto de problemas con EE. UU., los tiene también con su propio pueblo. Se evidencian dos cercos mediáticos frente a las protestas: el del gobierno cubano y el del imperialismo yanqui, que es reproducido por los burgueses y la derecha. Sin embargo ¿dónde están los mensajes del pueblo común movilizado? En estos meses el ciberactivismo ha sido constante, las redes sociales se inundaron de la ira de la población por el desabastecimiento. Cuba, al igual que los otros países de Latinoamérica, padece pobreza, desempleo, falta de productos, narcotráfico, delincuencia, prostitución, migración. La crisis pandémica tuvo diferentes niveles en Cuba. El Estado controló la expansión del virus, incluso ayudó a otros países con las brigadas médicas, cosa que no hicieron ni las potencias. El mundo quedó impresionado con la valentía y organización de los médicos cubanos en Europa. La Revolución Cubana registró la primera vacuna latinoamericana contra covid-19, Abdala, con el 92% de efectividad. Pero del otro lado, se hundió la producción, el turismo y continuó el desabastecimiento de alimentos, medicamentos, gas y combustibles en la Isla. Y una revolución no puede sobrevivir sin comer.

Cuba sufrió y sufre mucho, porque si el mundo entero dejó de producir al mismo ritmo, las redes del bloqueo desde Trump a Biden, en medio de la pandemia, se multiplicaron por diez para la isla. “Empezamos a envidiar a quien tenía aceite en la cocina”, cuenta Yulendri. Las movilizaciones que empezaron el 11 de julio en San Antonio de Baños, en Matanzas, después en Camagüey y La Habana son movilizaciones por hambre y por derechos individuales y colectivos, muy parecidas a otras que vivimos en Latinoamérica desde 2019, en Ecuador, Chile, Colombia, Bolivia, Perú, Argentina, Venezuela, Brasil.

Aunque el Estado cubano tiene como política garantizar lo necesario para la sobrevivencia de la economía familiar, aparte de los otros derechos y servicios públicos, no lo ha podido hacer. En estos meses, la contracción económica de Cuba la ha atado de manos. En 2020 el PIB cubano se contrajo el 11%. A toda esta problemática se suman los apagones y la falta de gas. La población llegó al límite de la sobrevivencia. A mediados de 2020 el gobierno quitó el gravamen del 10% al dólar para su circulación, con el objetivo de oxigenar la economía. Aunque en un inicio esto funcionó, también se generaron mayores desigualdades en el acceso a los productos, frente a la población carente de dólares. En menos de un año, el 10 de junio de 2021 se suspendió la libre circulación del dólar. En un sistema desabastecido el acaparamiento es doblemente preocupante. La población sin dólares miraba como otros se abastecían en las tiendas de Moneda Libremente Convertible (MLC). El Banco Central Cubano dice que en sus arcas tiene millones de dólares que por las restricciones no los puede depositar en los bancos internacionales. La acumulación de los dólares en los bolsillos de una parte de la población y el desabastecimiento supuso mayor desigualdad e inflación, la subida de los precios de los productos, en medio del desabastecimiento, fue imparable. La desigualdad llega al extremo, la población critica que las cadenas hoteleras acumulan materiales de construcción, mientras las políticas de las viviendas populares se encuentran congeladas.

Buena parte del pueblo cubano se cansó del desabastecimiento, de la pobreza, de los límites de la expresión, de las multas, de la omnipotencia gubernamental, y reclama con justa razón contra el autoritarismo, por comida y libertades individuales. El comunismo en teoría no se opone a la libertad, pero el gobierno/partido cubano lo ha hecho hasta la saturación. Por su parte, el Estado cubano le echa la culpa al imperialismo estadounidense como único responsable. Sin embargo, la élite cubana, el Partido Comunista Cubano, el presidente Díaz-Canel, tienen que ser autocríticos, han cometido graves errores económicos y políticos, han caído en una improvisación terrible, en la persecución y el castigo, en la represión y los cortes de internet. En las protestas falleció el joven Diubis Laurencio Tejeda, de 36 años. La policía ha apresado a decenas y ha desaparecido a otros tantos. ¿Qué enseña el gobierno cubano si cuándo su pueblo protesta toman los mismos procedimientos de los gobiernos de la extrema derecha latinoamericana? Hace falta repensar la ética revolucionaria sobre la vida.

Apoyo régimen cubano/ La Línea de Fuego

La mayoría de los cubanos protesta para llegar a soluciones de consenso, no para caer en los tentáculos de EE. UU. En estas circunstancias la mayoría de manifestantes ni son “mercenarios” ni “sicarios” de EE. UU., es un pueblo hambriento y lleno de esperanzas a pesar de la mayor incertidumbre pandémica de la historia. Pero es un hecho que EE. UU. y la burguesía aprovecha la situación para acabar con el régimen cubano, de eso no hay duda. Sin embargo, el Partido y Díaz-Canel en su propaganda ocultan la extrema situación de hambre. La élite del Partido (criticada por tener más recursos que el común de la población) se ha metido en una burbuja que le impide mirar los problemas de la gente, los cuales no se resuelven enfrentando pueblo contra pueblo. El pueblo movilizado exige una ¡Cuba libre, sin injerencias extranjeras!, quiere ser tomado en cuenta en la política pública, quiere salir del atolladero sin represión.

Las movilizaciones de Cuba son aprovechadas por los medios masivos de comunicación de EE. UU., Latinoamérica y el resto del mundo, por la derecha y la burguesía internacional, para decir que en Cuba solo se ha logrado pobreza y violación de los derechos humanos, como si en el resto de países estuvieran solucionados estos problemas. Mientras las corporaciones comunicativas de la derecha internacional llaman a derribar a la dictadura; el Estado cubano y el PCC llaman a defender la revolución como una sola fuerza. Sin embargo, en este juego maniqueo se pierden las reales aspiraciones de quienes protestan, a las cuales debe responder el Estado cubano.

Desde hace varios años en Cuba existen diversidad de grupos populares y de izquierdas que no se incluyen en el PCC, que no quieren terminar con la revolución, pero que quieren transformaciones novedosas, presionan para acabar con la corrupción y la vulneración de los derechos. Algunos grupos de artistas se movilizaron al Ministerio de Cultura el 27 de Noviembre de 2020 para reclamar libertad de expresión, por decir NO a la exclusión por disenso al discurso único. Aquí se mostraron muchos artistas e intelectuales también de izquierdas que difieren del Partido. Estos segmentos de la población van unificando una agenda que llaman a una Revolución dentro de la Revolución o más allá de ella, pero no dentro de los límites de los imperialismos que producen la colonización y la pobreza planetaria.

Los jóvenes son los grandes actores de estas movilizaciones, las redes sociales una herramienta de crítica y debate, que también las usan las corporaciones, pero que reflejan otro quehacer político inédito en la Isla. Los actores sociales de las protestas, la mayoría jóvenes, han esbozado también una nueva lucha con diversas fuerzas de izquierdas que reconstituyen la hegemonía de la Isla. En este contexto tan complejo, los latinoamericanos nos preguntamos: ¿Cuba sucumbirá al bloqueo, a las aporías económicas, al autoritarismo Estatal, o una vez más el pueblo cubano terminará demostrando al mundo otra salida posible, con su gran capacidad creadora y revolucionaria en la era postfidel?

“En Cuba, se evidencian dos cercos mediáticos frente a las protestas: el del gobierno cubano y el del imperialismo yanqui, que es reproducido por los burgueses y la derecha”.

*Jaime Chuchuca Serrano es abogado, licenciado en Ciencias Políticas y Sociales, licenciado en Ciencias de la Educación, en Filosofía, Sociología y Economía. Magíster en Sociología. Doctorando en Ciencias de la Educación.

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1 COMENTARIO

  1. Llamar “revolucion” al gobierno cubano es un total error, una verdadera revolucion no dura sino tres o cuatro años o a lo mas cinco. Por otro lado la elite cubana es totalmente autoritaria e impermeable a las criticas y no cambiara y se diferencia de las otras elites en Latinoamerica es que son oligarquias formadas por multiples grupos que se alternan en el poder y permiten cierto grado de democracia. Toda revolucion con la misma oligarquia que gobierna Cuba sera un total fracaso, es como poner maquillaje a una momia; deben ceder el gobierno y permitir elecciones libres con la participacion de los 2 millones de exiliados en Estados Unidos y otros paises y cambiar de vocabulario, dejar de denigrarlos llamandoles “gusanos”.

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