“Seguimos, sistemáticamente, ocultando la existencia de los tagaeri-taromenani.”
El Comercio <www.elcomercio.com>
14 marzo 2013
Mientras sigue la perorata de la bendita campaña Yasuní-ITT, el Yasuní está de luto. La sangre tiñe nuevamente la selva. Esta vez, con la sangre de Ompure y Buganey, muertos con lanzas taromenani, el 5 de marzo, el mismísimo día del “Yasuní”. A los dos días de que firman convenios hasta en los centros comerciales quiteños, para apoyar la iniciativa, los waorani de la comunidad de Yarentaro han perdido a dos de sus personajes más queridos.
Ha muerto un guerrero de los de antes y una tierna y sencilla mujer, y nadie ha hecho ningún homenaje ni gran funeral. Se recogen platitas a cuenta de los waorani y ahora, a duras penas, se han recogido alimentos y vituallas para solventar por unos días a la comunidad, hasta que puedan salir nuevamente de cacería, cuando pase el miedo de la lluvia de lanzas.
Mientras se recaudan fondos y más fondos, viajes y foros, y por si fuera poco, se invierten esos fondos venidos de la famosa campaña, en hidroeléctricas en Loja, se vieron mermados los presupuestos del Plan de Medidas Cautelares… al menos, hasta este nuevo y triste suceso.
De luto. Sí. Otra vez, de luto. No han pasado ni cuatro años de las tres muertes anteriores (2009) y vuelven la tristeza y el llanto, la indefensión de quienes son los pobladores de ese Yasuní ignorado, ocultado, del cual ahora ya no sabemos ni el mapa.
Seguimos, sistemáticamente, ocultando la existencia de los tagaeri-taromenani. Y despertamos con un sobresalto, cada vez que hay un muerto: solo en esta última década, una veintena en el 2003, cinco trabajadores de la madera entre el 2005 y el 2008, tres miembros de una familia campesina en el 2009 y ahora, Ompure y Buganey. Por supuesto, no tenemos idea de los muertos taromenani, de los ocultos, de los ocultados, de aquellos que defienden su territorio con lanzas, de aquellos que están rodeados por todo lado no solo de petroleras… de ruidos que les exasperan, de carreteras, de vías, de fincas, de motosierras, de músicas a todo volumen, de helicópteros que les sobrevuelan, de tiros de escopeta, de ríos que bajan con aguas contaminadas, no solo de aceites petroleros sino de excrementos y basura.
Mientras sigamos, impávidos, creyendo en mariposas, en una selva del idilio y el romance, donde reinan la paz y armonía y la libertad, nada podrá frenar la violencia. Ompure quería la amistad entre waorani y taromenani. Nadie vio ese gesto. Y ahora murió, justamente, el que conocía sobre ellos, el que era como ellos, el que podía tender un puente, el que podía frenar la historia de la venganza y el exterminio. Ese, el Yasuní, que decimos defender y por el que hacemos colectas.
Un minuto de silencio por esos muertos. Y otro, por quienes quedan indefensos, en el monte, expuestos a alguna otra vendetta absurda.
Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección: http://www.elcomercio.com/milagros_aguirre/luto_0_882511782.html.
Tristísimo Milagros, que podemos hacer desde Quito?
Siento impotencia al conocer la incapacidad del estado de mediar y de la academia además. ¿Dónde están los antropólogos, ecologistas, ambientalistas, las instituciones como los ministerios de cultura, turismo, medio ambiente, curas, monjas, etc, etc? Somos testigos de un deterioro de valores claros en el mundo mestizo. No alcanzamos a comprender las reglas entre clanes, entre etnias que mantienen un sistema tradicional de territorio y parentesco. Un funesto fin en donde las lanzas fueron reemplazadas por escopetas en busca de reparación del daño, del luto. Un minuto de silencio o muchos más por estas dos personas asesinadas, y por lo que se viene, pues este territorio sin los pueblos no contactados, será más fácil de tomarlo y explotarlo.
Los curas y monjas están trabajando en los Vicariatos y en las comunidades sensibilizado a la iglesia católica porque se viene una consulta popular para salvar el yasuní no solo el ITT.. Los ecologistas y ambientalistas también siguen llamando a los ecuatorianos a conocer estas realidades, porque la mayoría de urbanos de las ciudades más pobladas del país no saben que existen los Tagaeri-Taromenane, y además creen que porque la mayoría votó por AP nadie debe decir nada sobre los planes extractivistas y la nueva ronda petrolera. Los que defendemos la vida estamos en la misma minga por la vida en diferentes lugares, con los criminalizados de cada lugar donde hay proyectos extractivos, fortaleciendo formas de vida solidaria, de soberanía alimentaria, etc. El plan A del Yasuní está cada vez más lejos y talvés solo quede una consulta popular pero posiblemente la mayoría imponga su modelo de consumo como dice el ministro de Pastor “el desarrollo del país no se va a parar por unos cuantos opositores”.