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Lunes 24/09/2012
En las últimas semanas el nombre de Boaventura de Sousa Santos ha adquirido alguna popularidad en círculos no académicos ecuatorianos, a raíz de su llamado público a los gobiernos de Brasil, Ecuador, Venezuela y Argentina (por los que declara simpatía), para que detengan sus iniciativas de reforma a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, algo que en su opinión debilitaría al sistema de protección regional de derechos humanos, al limitar su independencia, así como su capacidad para dictar medidas cautelares.
Sousa acusa a estos gobiernos de “ceguera de corto plazo” y parece resignado a que no se den cambios en esa posición porque termina su carta con un llamado a “los activistas de derechos humanos y a todos los ciudadanos preocupados con el futuro de la democracia en el continente a detener este proceso”.
La influencia del académico portugués en el pensamiento de la izquierda es trascendente, sus propuestas han servido de sustento, entre otros, a los defensores del pluralismo jurídico, la plurinacionalidad, la “globalización contrahegemónica” y los derechos de la naturaleza. Muchas de estas ideas fueron recogidas en Montecristi, proceso al que considera parte del nuevo “constitucionalismo transformador” latinoamericano.
La Constitución del 2008 -dice Sousa- es un texto jurídico producto de una amplia movilización social que ha diseñado un Estado en el que coexisten la nación étnico-cultural, donde se ha roto el modelo “monolítico estatal” al establecer “autonomías infraestatales” que promueven –dice- procesos de “democratización abierta”.
Se puede no estar de acuerdo con estas ideas, empero es indiscutible la distancia actual entre este discurso, el diseño institucional y la acción política. Tenemos un modelo hiperpresidencialista que, además de permitir una peligrosa acumulación de poder, promueve un claro centralismo. En la práctica existe una gran presión contra quienes ejercen de manera crítica libertades básicas como la de expresión, todo en un contexto de peligrosa personalización de la política, incompatible con las ideas de democracia abierta.
Las críticas a la CIDH parecen dirigidas a debilitar una entidad que podría ser clave al enfrentar actuaciones estatales que amenazan derechos. Este sistema ha sido, sin negar sus errores, una piedra en el zapato de dictaduras, regímenes autoritarios y gobiernos que han cometido, permitido o tolerado violaciones a los derechos humanos. Hay pocas evidencias de que esta posición cambie, por ello es indispensable promover un debate sobre el alcance de reforma y buscar el verdadero fortalecimiento del sistema de derechos como parte de la defensa de una verdadera sociedad democrática.
Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección: http://elcomercio.com/farith_simon/Debilitar-sistema_0_779322112.html.
“Tenemos un modelo hiperpresidencialista que, además de permitir una peligrosa acumulación de poder, promueve un claro centralismo. En la práctica existe una gran presión contra quienes ejercen de manera crítica libertades básicas como la de expresión, todo en un contexto de peligrosa personalización de la política, incompatible con las ideas de democracia abierta.”
Este precisamente es el problema que identifó Bolívar en su heróico y fallido intento de establecer un régimen libre y democrático en lo que fue Gran Colombia. En teoría la libertad “regional” exigida por Sousa Santos parece intachable. Desafortunadamente, donde todavía prevalecen a nivel regional condiciones de extrema pobreza y desigualdad esa libertadad teórica deja de existir. La única protección auténtica para “el innumerable y castigada familia de los pobres,”(Neruda) es un poder central, visionario y progresista. Como señaló Isaiah Berlin: “…hablar de la libertad a un campesino que no tiene zapatos es burlarse de su condición”
No aspiremos a lo imposible, apuntó el Libertador en su famoso discurso de Angostura, no sea que por elevarnos sobre la región de la Libertad, descendamos a la región de la tiranía. De la Libertad absoluta se desciende siempre al Poder absoluto… .
Perdón: “La innumerable y castigada familia de los pobres”…..