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jueves, noviembre 14, 2024

EL RETORNO DEL ESTADO O EL OTOÑO DEL ESTADO PATRIARCAL Neoliberales y bien capitalistas. por Tomas Rodríguez León

EL RETORNO DEL ESTADO O EL OTOÑO DEL ESTADO PATRIARCAL
Neoliberales y bien capitalistas
Tomas Rodríguez León

 
“volverán los políticos a repartirse esta vaina como en los tiempos de los godos, ya lo verán…, se volverán a repartir todo entre los curas, los gringos y los ricos, y nada para los pobres, por supuesto, porque ésos estarán siempre tan jodidos que el día en que la mierda tenga algún valor los pobres nacerán sin c…”
 
Gabriel García Márquez El Otoño del patriarca

Todavía no logra Alberto Acosta desprenderse de su pecado original o del pecado de  culpa por coautoría del proceso “ciudadano”. Como intelectual fino, cuando se trata de exponer argumentos críticos le apuesta siempre a la objetividad, aunque arriesgue en dicho trance su objetividad sentida, lo  que a la postre da pie a una original descripción-interpretación muy subjetiva de la realidad. Así  mientras se desentiende del mundo concreto al  analizar la política e incluso la política económica caracterizando sus componentes, al revisar la economía acierta con la mejor exposición de variables. El  problema de si al pensamiento humano le es atribuible una verdad objetiva no es un problema teórico sino un problema practico. (Marx)

 
A estas orillas pensar que  la RC tuvo un origen revolucionario es la peor subjetividad, desde los mandatos constitucionales estos  proyectaban una ruptura con el estado democrático liberal y un alejamiento vertiginoso de los preceptos esenciales del socialismo proletario. El régimen de sangre forajida en el poder, se exponía como disciplinador, anti obrero y desmovilizador. Acaso no recordamos la llamada eliminación de privilegios y la ruptura del principio universal de la contratación colectiva,  mandatos como  escalas de remuneraciones e indemnizaciones, estabilidad laboral y … Dayuma … una opositora; izquierdista, mujer y líder social encarcelada por un año con la complicidad de la Gironda… Los despidos voluntarios obligatorios invención semántica del gobierno para la expulsión de trabajadores y profesionales tiene un cordón umbilical monte cristiano
 
Cierto, Acosta ha sido un demócrata afrancesado y jacobino, Larrea también un poco lo es, los jacobinos de nuestra asamblea y de PAIS fueron arrasados por “excesos de democracia” se decretó  el arresto de Marat   y Acosta  se salvo de la muerte política por moderación consecuente.
 
Hablemos claro, desde  2006 se instaló un proceso contrarrevolucionario en el país, el antecedente un pueblo majadero votando gobiernos  a tropel, la  preocupación derechista muy convocante a la obediencia civil y a la recomposición institucional del estado burgués… ¡algo diseñó¡ Un proceso  reaccionario en el contexto descrito sería aquel que elimine el factor de riesgo “desestabilizador”, la impostura era una necesidad política y el discurso un recurso de control. Una pléyade de caminantes sin camino, de claudicantes sin disciplina y de contusos traumatizados por la caída del muro de Berlín, se adhirieron a una supuesta Revolución que de plano portaba consignas  antimarxistas:   “partidocracia”,  “participativo” “diálogo social”. Los partidos y no las clases, causa y no  efecto de la  crisis  para nuestros ciudadanos. La agraciada descomposición institucional  encontró sus reparadores que llamando a la inclusión  socializaban los procesos y privatizaban las decisiones. Los trabajadores   siempre participes en la sobreexplotación capitalista y también  en la lucha clasista… no  cuentan en la llamada convocatoria, el estado los omite. El estado burgués  al consolidarse consolida el problema. Toda recuperación  totalitaria le es  agradable a la burguesía si se garantizan sus intereses.  El estado fuerte afirma el terror económico y político
 
En efecto, el reposicionamiento burgués no es exclusivo  de Ecuador, pero en nuestro país  se gesta una estrategia  institucional  anti insurreccional y contrarrevolucionaria de estado “recuperado” para un nuevo consenso capitalista. Ecuador con un movimiento obrero campesino y popular  de tradición callejera, con historia de  paros cantonales, con luchas sobresalientes  del movimiento indígena, con barricadas juveniles y sobre todo con expresiones  contra institucionales  derrotando gobiernos; Febres Cordero, Mahuad, Dahik, Bucaram y Lucio, hoy es el Ecuador del silencio y el miedo intencionado desde el estado. En Ecuador el antifaz  arrugado no admite más sorpresas.
 
El neoliberalismo si bien fue consiga de aglutinación política también fue un pretexto que asimiló un contexto neo capitalista, casi como consignando la tesis de capitalistas buenos y capitalistas malos (los neoliberales)  una senda “postneoliberal” es una autentica exageración verbal que puede repetir el mismo diseño económico con discurso mal pintado de rojo (como hoy pintado con escoba en verde pared) ningún transito, ninguna innovación, hoy la vieja burguesía conservadora  cumple sus sueños de un país pobre pero sin luchas, santificado en el crecimiento morboso de cuerpos legales, institucionalizado hasta la barbarie y desmovilizado por un terror digno de las pestes pardas del militarismo gorila y fascista. La modernización del estado es modernización de la explotación y represión a toda forma de insumisión, la lubricada penetración imperialista ingresa rapaz a las entrañas a la de la tierra ¿post neoliberalismo Alberto?
 
Lo que cuenta para Alberto Acosta  es que el Estado ha recuperado espacios de gestión perdidos en los años neoliberales y se proyecta como un actor importante de la economía ecuatoriana.  Eso que para Acosta es merito para la concepción  marxista  plena y  para la concepción libertaria  ácrata es  una perdida de espacio revolucionario porque  un estado fuerte y des movilizador que respeta el capital y golpea al pueblo no es  socialista ni progresista, es nacional socialista.  Tampoco es merito la política fiscal ni tributaria destinada no solo a ser  herramienta de política económica sino de represión  franca a los sectores medios.

En lo que respecta a la segunda parte del ensayo de Acosta; inobjetable, técnicamente demostrativo y académicamente didáctico. Alberto Acosta, una figura considerable para un nuevo consenso sin sectarismos en la izquierda verdadera, debería de una vez desprenderse de toda clemencia  emocional y empatarse con el discurso de la izquierda popular y proletaria porque no es justo que mientras las izquierdas ya han caracterizado al régimen como neo liberal y represivo, él justamente en esta caracterización encuentre post neoliberalismos

lalineadefuego
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