Miguel Ángel Cabodevilla publicó el día de ayer en el diario El Hoy un artículo de opinión titulado “Ecuador Estratégico y los hechos aislados”, en el que alerta a la opinión pública del país sobre la gravedad de los acontecimientos ocurridos recientemente en las comunidades huaorani Tigüino – Bataboro, ubicadas en la provincia de Pastaza, que cobraron la vida de dos obreros, contratistas, de la Empresa Pública Ecuador Estratégico (EEEP). Como nos hace notar Cabodevilla, las declaraciones del Ministro del Interior José Serrano intentan minimizar estos hechos, al calificarlos como aislados y al desligarlos de la problemática relacionada a los pueblos indígenas en aislamiento.
Aunque el análisis de Cabodevilladeja notar un trasfondo etnocéntrico que, lejos de ser consciente o premeditado, es la expresión de un sentido común compartido de una u otra forma por todos quienes hemos sido formados en la “victoriosa”cultura occidental moderna, no impide reconocer una posición valiente y firme que señala las responsabilidades del gobierno nacional en el recrudecimiento de las tensiones interétnicas en el corazón mismo de la Amazonía ecuatoriana.
Cabodevilla pone a la luz un aspecto fundamental de la cada vez más compleja y conflictiva situación que se vive en esta región del país. Devela el rol de punta de lanza que cumple la Empresa Pública de Desarrollo Estratégico ECUADOR ESTRATÉGICO (EP) para consolidar los planes gubernamentales de expansión de la frontera petrolera en los territorios ancestrales de los huaorani y los pueblos en aislamiento taromenane y tagaeri. Esta agencia estatal mientras se apresura en llevar la modernidad y sus ilusiones a la Amazonía del Ecuador y a los pueblos que en ella habitan, deja tras de sí conflictos sin resolución que hacen prever, sin dramatismo, un escenario sin retorno hacia el exterminio final de la nacionalidad huaorani contactada y en aislamiento.
Para Cabodevilla, este episodio muestra que el contacto de la sociedad ecuatoriana con esta nacionalidad no ha sido eficaz y que a “esas gentes huaorani nadie les ha dado conocimiento ni oportunidad para ser ciudadanos informados”. Por eso para el misionero capuchino el proceso de inclusión o ciudadanización de la nacionalidad huaorani requiere de un trabajo de largo aliento, que es incompatible con la estrategia de desarrollo asumida por el actual régimen.
Desde otra perspectiva, en cambio, a partir de los mismos elementos que Cabodevilla pone sobre la mesa, se podría sostener que este caso junto con otros relacionados a la muerte de miembros pertenecientes a la nacionalidad huaorani,son la expresión más cruda, pero al mismo tiempo que mejor ilustra la contradicción principal del proceso político y económico ecuatoriano, y que está relacionada,más allá de los dilemas nacionales, con la crisis civilizatoria moderna a escala planetaria.
El proyecto económico, político y de convivencia social impulsado por el actual régimen está irremediablemente anclado al telosdevastador del progreso, que impide romper con una visión del desarrollo, por mucho tiempo ya hegemónica a nivel mundial, que busca a toda costa, en medio de un discurso más retórico que real de soberanía, el crecimiento económico.
En la medida en que surgen cada vez más manifestaciones sociales de resistencia a este modelo, se exacerba el discurso maniqueo oficial que intenta convencernos que no existe otro camino para salir de la pobreza y alcanzar el bienestar social, y, peor aún, que intenta arrastrarnos, enceguecidos por las ilusiones del progreso, a todos los ciudadanos de este país, en calidad de cómplices, al crimen y exterminio de la nacionalidad huaorani y de sus pueblos en aislamiento taromenane y tagaerí.
El convertirnos en cómplices del etnocidio programado por el Estado ecuatoriano, clausuraría tambiénel desafío que representa la existencia de estos pueblos para la tarea ineludible, hoy más urgente que nunca, de pensar y construir otras formas alternativas y reales de convivencia social.
Aquí entra un elemento fundamental, la cuestión no es tratar de civilizar a los pueblos huoranis, sino respetarlos como tal y respetar su área intangible. Al existir una intrusión en su territorio reconocido en la Constitución se está atentando contra sus derechos, también reconocidos en el texto magno. La gran pregunta es cúal es la estrategia de desarrollo que pretende implementar el EEEP? Como piensa relacionarse con las comunidades? si se cruza la línea sin responsabilidad y cuidado se puede estar muy cerca de iniciar un etnocidio
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