09 de julio 2015
La construcción de EJENODAL S.A. cuyos accionistas son parientes del vicepresidente de la República, va porque va.
En la mitad de mi ciudad, Guayaquil, hay un bosque, al que nunca me detuve a observar, como la mayoría de los guayaquileños. Muchos de nosotros vivimos, trabajamos o estudiamos cerca del Cerro Paraíso, pero ni siquiera lo determinamos. Aún así, éste constituye un pulmón importante para nuestra ciudad ya que es el único área verde ubicada en medio de ella.
El Cerro Paraíso pertenece al ecosistema del bosque seco, tiene una superficie 299.10 hectáreas y muchas de las especies que viven en estos bosques son endémicas. Habitan más de 400 especies de aves (109 de ellas han sido registradas en el Cerro Paraíso), 150 especies de mamíferos y 1 de cada 5 plantas solo pueden ser encontradas en este tipo de ecosistema.
Fui al Bosque Protector Paraíso, por primera vez, por un proyecto de la universidad. En mi primer día de observación, además de ver los lugares que quedaban alrededor de él, quise escalarlo un poco. Si es que tratas de subirlo del lado de la ciudadela El Paraíso, como hicimos mi grupo de la universidad y yo, te encuentras con un proyecto urbanístico: la construcción de un edificio con entrada privada llamado Terrazas del Paraíso, conlindante al cerro, en una superficie bastante inclinada. El proyecto nos llamó la atención, a pesar de que no conocíamos que había una historia atrás de él.
Para poder realizar nuestro trabajo universitario, tuvimos que investigar sobre las características del Cerro Paraíso y los diferentes problemas relacionados a él. Realizamos entrevistas a moradores de la ciudadela El Paraíso y a expertos en temas ambientales. Nos dimos cuenta que, aunque existía un plan de manejo del Bosque Protector Paraíso, no había sido implementado y que prácticamente ningún morador conocía de él. En consecuencia, el cerro está descuidado, tiene basura y las personas que viven en la ciudadela no están conscientes de la importancia del área natural en el que habitan. Sin embargo, a falta de un manejo responsable, surgió un grupo de activistas que se autodenomina Cerros Vivos, quienes incentivan la conservación del cerro. En conjunto a ellos, trabaja la ONG, Árboles Sin Fronteras en Ecuador. Ellos se encargan de reforestar árboles nativos en distintos lugares de Guayaquil, entre ellos el Cerro Paraíso.
A medida que fuimos obteniendo más información, descubrimos la extensa lucha que ha tenido Cerros Vivos con la compañía EJENODAL S.A. para evitar que se construya el conjunto residencial Terrazas del Paraíso. Su labor comprendió desde repartir volantes informando a las personas sobre las consecuencias que podría traer la construcción a sus hogares, hasta exponer el caso en la Defensoría del Pueblo.
El Municipio de Guayaquil es el encargado de manejar este área verde, es la institución que vela por su conservación y cuidado y por ende, tiene la potestad de suspender la construcción de proyectos como Terrazas del Paraíso. Aún así, su labor está bajo la supervición del Ministerio de Ambiente. Para que el Municipio de Guayaquil pudiera determinar lo grave y peligroso que es la realización de un conjunto residencial en las laderas del Bosque Protector Cerro Paraíso, Cerros Vivos pidió a la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos que ejecute una inspección en el área. La Secretaría de Gestión de Riesgos declaró que el sector de construcción del complejo habitacional se encuentra en “una amenaza media a alta por movimientos de masa y la posible desestabilización de la base del talud del cerro pone en riesgo al entorno de la Cdla. El Paraíso”.
No importó que muchos de los moradores se hayan reunido a protestar por la construcción del edificio, ni que la Secretaría de Gestión de Riesgos haya determinado a Terrazas del Paraíso como una amenaza media a alta para el entorno, porque contra todo pronóstico, EJENODAL S.A. consiguió que el proyecto sea aprobado. Hay que darles “mérito” en eso, no todos podemos conseguir que un proyecto que la Secretaría de Gestión de Riesgos determina como amenaza para la comunidad se lleve acabo. Lo que hizo EJENODAL S.A. para conseguir la aprobación del Municipio fue un contra-estudio ambiental, que determinaba que el área no representaba ninguna amenaza para el entorno y el ecosistema. El nombre de la persona que hizo el estudio ambiental es Clara Glas Cevallos, lo que explica por qué su palabra es más pesada que la de la SecretarÍa de Gestión de Riesgos.
Para ver más detalles sobre el estudio ambiental, buscar al final del artículo.
Cerros Vivos pidió a la Superintendencia de Compañías un listado de los accionistas de la empresa EJENODAL S.A. y descubrieron que Clara Glas Cevallos era parte de ellos. Además, se encontraban también en la lista Heriberto Antonio Glas Espinel y Marcos Heriberto Landívar Velez. ¿Es realmente ético que uno de los accionistas haga el estudio ambiental para determinar el visto bueno de su proyecto? Lo grave del asunto es que se aprobó un proyecto que es peligroso para el ecosistema, según la Secretaría de Gestión de Riesgos, que quizás no hubiera sido aceptado si es que los accionistas no fueran parientes de Jorge Glas Espinel, vicepresidente del Ecuador.
Parte del terreno de Terrazas del Paraíso comprendía el área de recreación de la ciudadela. Debido a protestas de los moradores, EJENODAL S.A., decidió decirle al Municipio que cedía este espacio a la cdla. El Paraíso. Terrazas del Paraíso, en estos momentos, sigue en marcha, a pesar de todas las personas que se opusieron a él con fundamentos relevantes y coherentes.
Mientras mi grupo y yo hacíamos preguntas a los moradores, tuvimos la oportunidad de entrevistar al hermano de Marco Landívar Velez, parte de los accionistas de la compañía. En ésta, él declaró que realmente no le gustaban los árboles y la naturaleza, que consideraba a los árboles útiles para dar sombra, pero que si le caía una hoja, le molestaban. Expresó que Cerros Vivos le parecía un grupo de marihuaneros, que no hacían realmente gran cosa por el cerro y que habían dejado morir unos árboles. Nos recomendó que hablemos con la empresa EJENODAL S.A., que a su parecer, estaban realizando buenas obras para el cerro.
El gobierno, desde la constitución, nos ha vendido en constantes ocasiones que es pro-ambiental. Ser el primer país del mundo que en su constitución reconoce los derechos a la naturaleza, no sirve de mucho, si ni siquiera el gobierno respeta las leyes que propone. La depredación del Cerro Paraíso no solo afecta a las futuras personas que vivan en el edificio Terrazas del Paraíso y a los moradores de la ciudadela El Paraíso, sino que afecta a todos los individuos de nuestra sociedad. Son infinitos los beneficios que nos da tener un bosque seco en medio de la ciudad, entre ellas la regulación del clima, los paisajes que ofrece, y la cantidad de flora y fauna que alberga, tan cercana a nuestros hogares. Me encantaría vivir en una sociedad en que las autoridades sean los ejemplos de los ideales que proclaman y no todo lo contrario, donde se respete el medio por el que respiramos y no se lucren unos pocos, de los beneficios de muchos.
Fuente: www.platomundo.org/2015/07/09/en-que-se-relaciona-el-vicepresidente-con-el-cerro-paraiso/