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martes, noviembre 5, 2024

EN RESPUESTA A FERNANDO BUEN ABAD: LA SEGUNDA VEZ, LA TERCERA VEZ. por Carlos Prieto del Campo

Rebelión

La producción de valores de uso siempre es un asunto complicado. El cumplimiento de los contratos también. El texto publicado por Fernando Buen Abad en Rebelión (VER ABAJO) es una pobre cortina de humo para no poner ante la luz del día un hecho absolutamente obvio: el incumplimiento flagrante y lamentable por parte del autor del contrato firmado con el IAEN por mor de una permanente dilación en la entrega de sus productos y de una penosa calidad de los entregados a nuestra institución. Estos son hechos apabullantes, comprobables y fehacientes. Inmediatamente comprobables por las autoridades competentes, por cualquier comité nacional o internacional que tenga acceso a los hard data que el autor ha consignado a nuestra institución. Normalmente el incumplimiento de la prestación conlleva la rescisión del contrato y esto es lo que ha ocurrido en este caso dentro de la más exquisita legalidad. Tras la rescisión la ofuscación.

Las disparatadas afirmaciones que contiene su escrito francamente precisarían un debate en toda regla al cual emplazamos al autor en el foro, el lugar y con la modalidad que desee. Un debate claro de cada uno de los enunciados vejatorios y difamadores que vierte en su penosa e incontenible verborrea con quienes estamos participando en la construcción del formidable proyecto de reinventar el IAEN (1) como dispositivo cooperativo de transformación de la Administración pública ecuatoriana en lo que atañe a la formación de los servidores y servidoras públicas que deben materializar el pacto político de la Constitución de 2008; y (2) como laboratorio político-intelectual de alta intensidad que suministre materiales de análisis de alta calidad al Gobierno de la nación y que intervenga permanentemente en la esfera pública y política de nuestro país y nuestra región.

Pero pasemos a analizar el vínculo contractual del señor Buen Abad con el IAEN, pasemos a analizar cómo se adecuan las palabras a las cosas. Buen Abad fue contratado por nuestra Universidad como un alto profesional en el campo de la comunicación que debía entregar un conjunto de productos y realizar determinadas actividades. La retribución era la acorde a la de un alto experto y superaba los 5.000 dólares mensuales además de viajes y estancias mensuales de una semana de duración sufragados por nuestra Universidad. Una retribución justa para un trabajo especializado y de alto nivel que debía contribuir (1) a la construcción en nuestra Universidad del campo de la comunicación como un objeto de estudio en la coyuntura de la Revolución Ciudadana y (2) a la organización de un modelo de formación en ese área de conocimiento crucial para los procesos de cambio que se están desarrollando en el continente. Entre otros productos que estamos en condiciones de precisar con absoluta claridad, dado que están recogidos y rubricados en el objeto del correspondiente contrato, ese trabajo suponía la redacción de textos de diverso nivel de profundidad y abstracción sobre la Ley de Comunicación ecuatoriana desde el punto de vista legal, semiótico y sociopolítico; el análisis de los marcos reguladores en el campo de la comunicación en América Latina; la difusión internacional de la normativa ecuatoriana en materia de comunicación para contrarrestar la ofensiva de la derecha global contra los procesos latinoamericanos o la organización de un gran seminario internacional sobre los entornos legales latinoamericanos en materia de comunicación para evaluar sus logros y problemas así como las posibles estrategias comunes que podrían organizarse a escala continental. En otro ámbito, el contrato estipulaba su concurso en el diseño de la Maestría de Comunicación y Desarrollo Social y en la organización de la Escuela de Comunicación que el IAEN está organizando en cooperación con otras instituciones del Estado para ponerla al servicio de la Revolución Ciudadana. Lamentablemente, el producto del trabajo de Fernando Buen Abad a este respecto ha sido de una calidad deficiente en los que ha entregado a nuestra Universidad; buena parte del resto simplemente no se han realizado.

Estas no son aseveraciones efectuadas en el vacío, ya que se hallan perfectamente documentadas, pero tampoco conviene que sea únicamente el cliente de un trabajo quien valore unilateralmente su calidad si se produce un desacuerdo o una desavenencia en torno al mismo. Haremos gestiones, pues, para que la verificación del cumplimiento del contrato y la evaluación de la calidad de los productos del señor Buen Abad sea realizada por un grupo de expertos nacionales e internacionales. En todo caso, como la decisión sobre la calidad de un contrato es responsabilidad de quien dirige esta Universidad se tomó la decisión oportuna de rescindir el contrato con el señor Buen Abad una vez comprobada la deficiencia de la prestación y la bajísima calidad del servicio suministrado.

Hipotéticamente, si así fuera el caso, la alternativa hubiera sido prestarse a la chabacana componenda de quien bajo la pátina de una afinidad política truhanea y explota los recursos públicos de las revoluciones latinoamericanas. El cuadro de fondo sería, si así fuera el caso, el chalaneo de quien en estos circuitos políticos intenta vender humo cerca del poder para el puro medro personal: la peor especie de sinvergüenza y rufián político.

Carlos Prieto del Campo. Rectorado del Instituto de Altos Estudios Nacionales. Universidad de Posgrado del Estado del Ecuador

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Cómo se descarrila un proyecto académico (en tres lecciones)
REFORMISMO, MERCANTILISMO Y ESNOBISMO

Camaleónico como es, el Reformismo se infiltra por doquier para tomar por sorpresa a “tirios y troyanos”. El reformismo se ha convertido en una maquinaria de mentiras, distorsiones y descarrilamientos operados por agentes de la burguesía camuflados, también, como “intelectuales” que dicen estar re-inventando la “educación” y las modas teóricas de las “izquierdas” mesiánicas. La mentalidad pequeño burguesa infiltrada en las estructuras universitarias anhela, a cualquier precio, descarrilar toda Revolución. Para ellos, la voz y la lucha de los pueblos es nada sin esa “gente inteligente” que dirige Universidades, liceos o cualquier tipo de establecimiento educativo. Los reformistas, muñidos de esnobismo academicista, están moviendo “cielo y tierra” para poner frenos “científicos” a la Revolución. Alertas.

Hay que poner a salvo al proyecto educativo del Ecuador. Carlos Prieto debería renunciar de inmediato al cargo de rector en el Instituto de Altos Estudios Nacionales ecuatoriano. Debe renunciar antes de que su esnobismo eurocentrista genere estragos peores a los que ya ha ocasionado contra el proyecto educativo de la Revolución Ciudadana que confió en él para que hiciera todo lo contrario de lo que hace día a día. En la cúspide de los proyectos revolucionarios del Ecuador está la gran Revolución Educativa que tiene, en los trabajadores del Estado, un frente magnífico y es una injusticia enorme desperdiciar o descarrilar las oportunidades.

La administración de Prieto produjo ya ofensas y estragos contra trabajadores, estudiantes y académicos de respeto histórico en Ecuador. Hay documentación de todo tipo. Habitan delirios megalómanos que se esparcen, a los cuatro vientos, para borrarlos bipolarmente al día siguiente. Se trata de una conducta voluble que se expresa en antidemocracia, autoritarismo, mentiras y arrogancia… día a día. Deben reinstalarse los decanos expulsados. Basta de atropellos. En la vida, en el trabajo y en la militancia… es un error político enorme, traicionar a quienes te eligen y peor se pone todo cuando se traiciona a quienes se ha elegido.

En los delirios burgueses de su ”rectorado” verticalista, Prieto sueña con acuerdos millonarios de “alto nivel” con, por ejemplo, Le Monde Diplomatique, New Left Review… En su lista están innumerables búnkeres reformistas ultramarinos, mientras desprecia la inteligencia, la obra y la lucha de los ecuatorianos que han desarrollado aporte académico de primer nivel. Prieto abunda en indiferencia, por ejemplo, para con la obra de la Revolución Ciudadana o el Plan Nacional para el “Buen Vivir” 2013-2017… parecen no ser paradigma que rija los objetivos del IAEN; los pueblos originarios no parecen merecerle interés alguno y las luchas revolucionarias, en los ámbitos más diversos, que se libran en Latinoamérica, no parecen tener relevancia para fijar los nuevos ejes del conocimiento socializado que Ecuador exige hoy. La integración continental simplemente no se ve en lo concreto. Su idea de Instituto es el de una oficina para el glamour mediático insustancial que no incluye a los estudiantes, ni los debates científicos, ni el efecto concreto en la realidad del servicio gubernamental ecuatoriano que reclama la mejora de su calidad.

Prieto se ha encargado de ensuciar con esnobismo, el nombre y la currícula de muchos profesionales hasta el extremo de ningunear, a tiempo completo, el pensamiento y el mandato del propio presidente Rafael Correa para que consolidara al Instituto como motor acelerador de la Revolución, y no lo contrario. Prieto enloqueció mirándose al espejo de su egolatría mientras acumula problemas que harán estallar en mil pedazos al IAEN y a no poca parte del prestigio internacional del Gobierno ecuatoriano. En sólo unos meses el desorden, la inconsistencia y la pobreza académica y el reformismo pergeñado por Prieto ya ha cobrado fama en confines muy diversos.

Prieto ha ninguneado, y encajonado, magníficos proyectos impulsados, entre otros, por buena parte de los académicos a los que a echado del instituto, con lujo de grosería y petulancia. Cuando de lo que se trata es de avivar las fuentes del saber más nutricio al servicio del pueblo ecuatoriano, cuando en el propio Ecuador florecen las tesis de gobierno y de enseñanza que el mundo valora como vanguardia de la inteligencia, cuando está todo dispuesto para una gran Revolución Educativa en manos de científicos serios y comprometidos, Prieto se infiltró con todo tipo de engaños y palabrería para descarrilar el proyecto educativo que la Revolución Ciudadana ha mandatado. Hay que abrir un debate de inmediato, convocar a todos los damnificados para que hablen libremente. Hay que llegar a la médula. Nadie dirá que nos quedamos callados ante esta nueva invasión al IAEN del peor reformismo que ha sido tan costoso al pueblo ecuatoriano.

Con algunos aliados se han convertido en pontífices de políticas muy peligrosas en materia de seguridad pública, administración del Estado y gestión de Gobierno, patinadas con verborrea muy jugosa para la derecha. Reina un reformismo que se hace pasar por acto de novedosa “izquierda” académico-mesiánica. Pero el proyecto educativo de la Revolución Ciudadana así no da ni un sólo paso adelante. Ya debería haber multiplicado el número de estudiantes. Si los responsables oficiales de evaluar al IAEN van al fondo, verán que este tipo de ideas ni es nuevo ni es socialista. Estarán muy a tiempo de ver que, lo que hoy se hace, retrasa la revolución en la formación de los trabajadores, siembra la máxima confusión y descontrol y se convierte en freno de las tareas más urgentes.

Armado con retórica ininteligible, Prieto y su reformismo constituyen una posición completamente retrógrada y reaccionaria. El proyecto actual del IAEN, tal como lo ha dejado su administración, es paupérrimo y dista mucho de responder a la aspiración Revolucionaria que distingue a Ecuador en el mundo. Es un modelo que ha sido deformándose, parchado y descarrilado respecto al proyecto inicial que aprobó su propio consejo universitario y cuyos miembros han sido echados a mansalva de sus cargos. Es preciso garantizar que el Instituto sea forjador de la Revolución Científica y deontológica que requiere Ecuador, que sea plataforma latinoamericana de pensamiento transformador, que sea carácter y crisol del temple de los pueblos originarios y sus saberes, imbricados en el salto cualitativo de una Revolución que no quiere más coloniajes aunque se disfracen de “progres”.

lalineadefuego
lalineadefuego
PENSAMIENTO CRÍTICO
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2 COMENTARIOS

  1. Con las mismas infulas con las que responde a Buen Abad y lo invita a debate, sería bueno que rinda cuentas sobre los contratos a profesores honorarios extranjeros, incumplimiento de la LOES y amenazas al personal de la institución.

  2. IAEN: ¿un proyecto devastado?
    Mónica Mancero Acosta

    monicamancero@hotmail.com
    Hemos podido enterarnos por los medios de comunicación, en días anteriores, la disputa que ha surgido en relación a la gestión del IAEN. Es extraño que las refriegas institucionales escalen a la luz pública. Esto ha ocurrido porque la situación, al parecer, se ha vuelto insostenible. Conozco de cerca la situación porque en mi caso, luego de haber obtenido un título de cuarto nivel, decidí reintegrarme al ámbito académico.

    A través de la prensa me enteré de la convocatoria que hacía el IAEN para docentes universitarios y presenté mi carpeta. Pasé por un proceso de preselección, fui llamada a una entrevista y seleccionada para ingresar como docente contratada. Encontré una universidad en pleno proceso de construcción: se estaba priorizando contratar a docentes investigadores de alto nivel, había en marcha una oferta académica con algunos desniveles, pero en perfeccionamiento; un ambicioso programa de capacitación para funcionarios públicos, un espíritu crítico, pero de debate.

    Durante este período, el rectorado fue ejercido por dos ecuatorianos con méritos más que suficientes para ser rectores, el primero había tenido una larga trayectoria académica en una prestigiosa universidad de posgrado y experiencia en gestión universitaria; el segundo, un científico de trayectoria internacional, que hacía parte -nada menos- del equipo que ganó un Premio Nobel. Sin embargo, ambos rectores, en su momento, terminaron renunciando ante un ambiente poco propicio para el debate académico y la discrepancia sobre la forma como se venía implementando la política de educación superior, explicitada en la expedición del Reglamento de carrera académica que expidió el CES (Consejo de Educación Superior). El IAEN, Instituto de Altos Estudios Nacionales, se creó con la finalidad de contar con una institución que pudiera dar formación y capacitación a los funcionarios públicos, así como hacer investigación relevante sobre la administración pública y el Estado.

    El proyecto era constituir una Escuela de Gobierno de alto nivel académico. Sin embargo, en estos días, podemos ver cómo este proyecto hace aguas, y está terminando en un verdadero caos institucional y académico. El rector, de nacionalidad española -que fue designado a pesar de las protestas e impugnaciones de académicos ecuatorianos que terciamos para el rectorado- ha sido acusado, mediante una comunicación pública, de llevar adelante una gestión “arbitraria”, “neocolonialista”, “inconsulta”, “prepotente”, “ilegal” y, además, de otorgar contratos con “sueldos exorbitantes” a docentes extranjeros, sin los suficientes títulos o experiencia docente.

    La devastación, sin embargo, más allá de los advertidos desaciertos del actual rector, debería buscarse en una constante que atraviesa la institución, la injerencia de un grupo parental y de amigos, que busca obstaculizar toda propuesta académica e institucional, y que pretende ver a la universidad como su espacio privativo, en el cual ejercer su poder.

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