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jueves, noviembre 14, 2024

EVO Y CORREA . por Pablo Ospina Peralta

EVO Y CORREA

Pablo Ospina Peralta

Dos maniobras políticas fallidas erosionaron el inmenso apoyo social y electoral del que Evo Morales gozaba hasta diciembre del año pasado. El intento de eliminar de golpe y sin anestesia los subsidios a los combustibles; y el lamentable espectáculo de un viejo luchador social que no solo reprimía por medios innobles sino que buscaba desautorizar con argumentos insólitos el legítimo derecho a hacer una marcha de indígenas amazónicos que se oponían a una carretera. En ambos casos, el presidente boliviano retrocedió en un gesto doble de flexibilidad y rectificación. Pero la herida simbólica y política es grave y honda. Revela la torpeza a la que arrastra la arrogancia del ejercicio del poder, pero también el peso y la autonomía política que conservan las organizaciones sociales y su capacidad de movilización.

Ambos tropiezos expresan también la existencia de contradicciones sociales, culturales y programáticas profundas: la que distancia a los colonizadores de los pueblos amazónicos, la que separa las políticas desarrollistas clásicas de una auténtica transformación en el modelo económico. No hay respuestas sencillas para esas contradicciones pero cualquier salida requiere el diálogo, el respeto a diferentes opciones y la apertura a negociaciones sensatas. Al final, Evo Morales terminó aceptando la negociación. Pero lo hizo de la peor manera, contra su voluntad, como segunda opción; y ahora debe pagar el precio político de haber creído que esas “tensiones creativas”, como García Linera llama a estas contradicciones, se podían manejar por medio de la imposición.

Durante las últimas semanas, cuatro acontecimientos en Ecuador recuerdan estos problemas del proceso de cambio en Bolivia. Marco Guatemal, presidente de la Federación Indígena de Imbabura, es arrestado por haber conducido una manifestación anti-gubernamental en Otavalo hace dos años. Más de treinta estudiantes secundarios son investigados y procesados por participar en manifestaciones contra la improvisación en la aplicación de la reforma curricular del bachillerato. El presidente Correa se enfrenta a manifestantes en Quimsacocha, provincia del Azuay, que se oponen a la firma de un contrato minero que amenaza sus tierras y su forma de vida, a quienes llama “agitadores” y “tirapiedras”; y que, a pesar de los riesgos que implica recientemente atacar la majestad de la autoridad, terminaron lanzando piedras contra el automóvil presidencial. Un grupo de afectados por una represa en Chone, Manabí, es desalojado del terreno que ocupaban y se los acusa, nada más y nada menos, de ser manipulados por la CONAIE, una organización que nunca ha tenido bases organizadas en esa zona de la costa.

Tomados en conjunto, los cuatro acontecimientos son parte de una política coherente y sistemática. Equivale a convertir la línea de conducta que Evo Morales trató de aplicar con los marchistas del TIPNIS en una política de Estado. La diferencia no es solo la repetición sistemática de la actitud, sino que el gobierno ecuatoriano y su partido no provienen ni son herederos políticos de una tradición de movilización social ni de bases sociales organizadas que lo consideren “su” gobierno. Nadie que salga a protestar en Ecuador podrá gritar en la calle, mientras marcha en medio de la represión policial, como lo hicieron las mujeres indígenas de Bolivia: “¿qué le pasa al presidente?, nosotros le pusimos allí, éste es nuestro gobierno, ¿por qué nos hace esto?”.

Pero sin duda, de los cuatro, el más grave y pesado de consecuencias, es el empecinamiento en la política de expansión de la minería a gran escala. El gobierno ecuatoriano no percibe que la protesta que se enciende en las comunidades afectadas por la minería a gran escala está genuina y profundamente arraigada en la base. Siguiendo la tradición de la mayoría de gobiernos reaccionarios de América Latina, asume que las movilizaciones son obra de perversos agitadores externos. Y lo peor, pese a todo, no es que utilice ese discurso que lo infama, sino que el presidente realmente lo cree. Las consecuencias de semejante miopía pueden ser fatales. La minería afectará zonas densamente pobladas, donde la audacia y la ira contenidas en el episodio de Quimsacocha, es probablemente una señal que amenaza extenderse como incendio en la paja reseca. El empecinamiento en la vía colonial del extractivismo minero no solo es incompatible con el cambio que se proclama, sino que encenderá conflictos impredecibles y seguramente mucho más sangrientos de lo que el Ecuador está acostumbrado a vivir. Ojalá tuviésemos un gobierno capaz de rectificar; pero quien desprecia la movilización social independiente tiene pocas herramientas para hacerlo.

lalineadefuego
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PENSAMIENTO CRÍTICO
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4 COMENTARIOS

  1. Me da mucha verguenza agena leer esta clase de articulos sin sustento ni bases de lo que se habla es una estupidez pensar que la mineria va a servir para lo que dice este supuesto autor .
    Por eso es que el pais que todos queremos esta como esta por no pensar en dessarrollo y apoyar a la clase que habla sin saber y todos sabemos de que se trata
    Asi que verguenza agena y mucha pena de esta clase de articulos que solo desinforman a la gente y hacen dee este pais tan hermoso un caos

  2. Creo, para profunizar algo el análisis, que esta actitud de ambos presidentes, tiene que ver con nuestra cultura: la general, fuertemente infisionada por el derecho romano (el Estado por encima de todo); y la cultura “izquierdista”, de fuerte implicancia estatócrata marxista también, que resultó en el “gatopardismo mas cruel y costoso de la historia” en Rusia y adláteres. Sumado a esto, la cuestión DEL PODER, en manos de políticos de extracción pequeñoburguesa, la clase mas peligrosa, por arribista y trepadora. Mas grave aún en Evo, pues hubo de traicionar el mandato de su origen, tal vez influenciado por los pequebús marxoides asociados. La corriente ideológica de los pueblos originarios, de fuerte raíz vital no-dogmática, resulta, a ojos vistas, mucho mas coherente que las ideologías y religiones eurocéntricas que, históricamente ha respondido a intereses exógenos.

  3. Excelente árticulo. Vale la pena agregar que en distintas partes del mundo tales como el medio oriente, varios paises europeos (Grecia, España, Gran Bretaña) y hasta los EUA, los pueblos han empezado a expresar su rechazo al neoliberalismo y a todo lo que implica la alianza de los gobiernos supuestamente democráticos con el gran capital. Como este último es por definición internacional, la respuesta de los pueblos también tendrá que ser internacional (o por lo menos transnacional). Como bien señalaba Marx, si no queremos que el ser humano sea definido como mera función del mercado, tendremos que unirnos en lo que va a ser sin lugar a duda una larga lucha por la libertad y la justicia económicas.

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