09 junio 2014
Imagine un mundo, un país, una ciudad en donde no haya violencia de ningún tipo, y menos aquellas actitudes autoritarias de funcionarios públicos que simbólicamente amedrentan, inmovilizan y hacen sentir menos a las personas “comunes”, imagine por eso una institución civil en la que sus burócratas no acumulen poder político y que de tiempo en tiempo todos sean reemplazados por nuevos miembros de la sociedad civil, que por obligación, al menos una vez en la vida, debieran ejercer una función pública obligatoria. Imagine una organización social nutrida, que va creando territorios limpios y bellos, y proyectos de educación, cultura y convivencia entre tod@s, niños, jóvenes y adultos, y que esto sucede porque las personas tienen un profundo interés en las personas, que la sociedad goza de una buena salud económica, que no existe la pobreza “económica” ni la riqueza “económica” extrema, que el progreso es fundamentalmente un progreso holístico.
Imagine que las diferencias sociales no provienen de las desigualdades económicas, e imagine que por esto último no existe la usura, sino el sentido de la justicia, y que la ética es el credo absoluto de esa sociedad, una ética que se extienda al cuidado reverente la naturaleza, como espacio que permite la vida. Imagine la ciencia ya no al servicio del capital y de la guerra, sino al servicio de la vida, de la salud, del bienestar de todos, especialmente de los niños y de los abuelos. Imagine a estos aconsejando en los gobiernos y participando activamente en la vida colectiva, imagine que por eso todos quieren tener vidas largas y fructíferas, llenas de aventuras y conocimiento, porque cualquiera podría viajar y conocer el mundo, y quedarse a vivir y colaborar donde mejor le plazca, o volver y enriquecer con su visión intercultural, los territorios. Imagine que nadie vive para sí, sino que vive para todos, y que la preocupación por los demás nos asegura extensos círculos de amigos con quienes compartir y divertirnos. Imagine que el trabajo no está diseñado para explotar y extraer plusvalía, sino para generar productos colectivos que satisfagan las necesidades físicas y simbólicas de tod@s.
Imagine una sociedad de creadores, gente inteligente, amistosa y creativa por doquier, imagine el significado de “calidad de vida”, imagine que el diálogo, la reflexión, la meditación son quehaceres rutinarios, imagine la armonía, imagine el equilibrio, y después de imaginar, vuelva nuevamente a la realidad, construya con voluntad, aceptando los costos y esfuerzos que a Usted le implicará esta nueva sociedad, acepte la responsabilidad de que Usted debe ser parte activa del cambio, y siéntase feliz de ser esta persona que creyó, y que imaginó con firmeza, que estas y otras cosas más, son plenamente posibles y necesarias para un auténtico buen vivir.