Por Hugo Noboa Cruz
Tomado de https://hugonoboacruz.blogspot.com
Bueno, la verdad es que siempre ha estado en jaque la salud de la población que reside en Estados Unidos de Norteamérica, más aún la de los migrantes recientes y la de amplios sectores poblacionales que apenas pueden acceder a un seguro de segunda categoría, con pocas garantías de cobertura y deficientes enfoques preventivos. El sistema de salud de USA no garantiza el derecho a la salud, como si lo hace el de otros países “desarrollados”.
Recordarán ustedes la famosa película documental “Sicko” del cineasta Michael Moore estrenada en el año 2007, que es una crítica mordaz al sistema de salud de Estados Unidos de Norteamérica (https://www.facebook.com/watch/live/?ref=watch_permalink&v=162494575878386).
Sin embargo, al finalizar el año 2024, con un Donald Trump presto a asumir un nuevo período presidencial, dos hechos conmocionan aún más al sistema de salud en ese país: El uno es la anunciada designación como secretario del Departamento de Salud, a Robert F. Kennedy Jr. El otro hecho, es el asesinato de Brian Thompson, ejecutivo líder de UnitedHealthcare, la más grande empresa norteamericana de seguros privados de salud.
Ambos eventos pueden provocar un futuro incierto en el sistema de salud en USA.
La designación de Kennedy como secretario de Salud, porque es conocida su posición conspirativa en torno a la misma: enemigo a ultranza de las vacunas, promotor de tratamientos fantasiosos y detractor de la institucionalidad de salud pública norteamericana, incluidos los centros de detección de enfermedades (CDC) y los organismos que regulan medicamentos y controlan alimentos y drogas. Kennedy es un abogado en derecho ambiental, muy hablador, pero carece en absoluto de experiencia en el campo de la salud pública.
En una carta dirigida al Senado -un hecho sin precedentes- setenta y siete premios Nobel (de Medicina, Física, Química o Economía) hacen un llamado para que se vete la designación de Kennedy como secretario de Salud, por el peligro que representa para la salud pública. Es posible que Trump y el Senado con mayoría de su tienda política, hagan caso omiso a la desesperada alerta de los científicos galardonados; en ese caso el pueblo norteamericano se enfrentaría a una situación fortuita en los próximos años, que agravaría aún más la deteriorada salud pública; las repercusiones podrían llegar incluso a la Organización Mundial de la Salud, a otros organismos internacionales y a varios países que tienen una relación muy cercana con Estados Unidos en materia de salud.
El segundo hecho grave, pero que sin embargo ha sido visto con simpatía, como un símbolo de resistencia a los abusos del complejo médico industrial, es el asesinato de Brian Thompson. Es un golpe directo al corazón del sistema corporativo en salud, sistema que afecta tanto a médicos como a pacientes.
Las grandes muestras de simpatía con el supuesto asesino, Luigi Mangione, un joven de 26 años de edad que él mismo ha sido víctima de los seguros privados de salud y de otras corporaciones, han puesto en alerta a los sistemas de seguridad, pues piensan que este asesinato podría desatar una ola de atentados contra empresarios de grandes corporaciones, no sólo del sector salud. Ya han aparecido en Nueva York algunos carteles que ponen precio a algunas cabezas, a la usanza del lejano Oeste del siglo XIX, seguramente se trata sólo de bromas de mal gusto, pero…
Mangione, según algunos primeros indicios recolectados, se habría inspirado, entre otros referentes, en la campaña que libró entre 1978 y 1995 aquel personaje conocido como “Unabomber” (Theodore J. Kaczynski), un genio de las matemáticas, antisistema, que se alejó de la sociedad y aterrorizó con sus cartas y artefactos bombas a varios personajes y empresas a los que consideraba símbolos de la depredadora sociedad de consumo.
Las grandes empresas de salud y los grandes empresarios que se ha enriquecido a costa de la explotación en servicios médicos y seguros privados, no podrán ya vivir en paz, reforzarán sus sistemas de seguridad. Sin embargo, no creo ello los haga recapacitar sobre su perverso negocio que juega con la salud y la vida de sus clientes-víctimas, así es el capitalismo.
Mientras tanto, el pueblo norteamericano estará a la expectativa del destino de la salud pública, del curso que tomarán los cuidados y prestaciones a los que se supone tienen derecho. No tienen idea de lo que les espera con la sui géneris visión de Robert F. Kennedy Jr., parte del barroco del segundo período de Trump, para nada inofensivo.
hnc / 11 dic 2024