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martes, noviembre 5, 2024

JULIAN, ENTRE DOCUMENTOS SECRETOS Y CONDONES ROTOS (4&5). Carlos Rabascall Salazar.

JULIAN, ENTRE DOCUMENTOS SECRETOS Y CONDONES ROTOS (4&5)

Carlos Rabascall Salazar. El Telégrafo <www.telegrafo.com.ec>

4.

Ya  han pasado 45 días desde que Julian ingresó a la embajada ecuatoriana en el Reino Unido y  el mundo se encuentra en un constante deshojar de margaritas, queriendo saber rápidamente el desenlace de la historia. ¿Será que Ecuador, el pequeño país sudamericano, le otorgará el asilo político a Julian? Esa es la interrogante de los ciudadanos del mundo.

La expectativa mundial crece en torno al asilo político mientras nuevos ingredientes  contribuyen a crear más dudas en relación con las denuncias sobre supuestos delitos sexuales.

Los medios de Occidente dejaron de lado la cruel realidad descubierta por Julian en relación con las malas prácticas de gobiernos poderosos, corrupción de grandes empresas y de políticos, para dirigir su atención a los supuestos hechos de violación.

El mundo estaba frente al mejor de los ejemplos de cómo la fuerza de los medios puede revertir las prioridades de una sociedad y frente a lo evidente prefirió distraer la atención hacia un hecho no comprobado y tan dudoso como sospechoso.

Dos mujeres que consintieron en una relación sexual con Julian, la cual reconocieron en los tribunales y posteriormente sustentaron una acusación sobre la utilización de preservativos, hoy tienen en jaque a quien para algunos es representante de la libertad de la expresión y para otros un monstruo de la informática, capaz de violar los más exigentes sistemas de seguridad.

Como en toda guerra mediática y judicial, comienzan a aparecer evidencias que le agregan un “chimichurri” especial a la historia, dejando más dudas que certezas.

Las dos mujeres que trasladaron los secretos de sus sábanas a las cortes, son las periodistas Anna Ardin y Sofía Wilden, esta última parecía tener en la misma época una relación con el artista estadounidense Seth Benson. Si bien un desliz no tiene implicaciones legales, la noticia de que Anna Ardin fuera deportada de Cuba en 2004 por presuntos vínculos con la CIA sí alteró el tablero del ajedrez mediático.

Como entre cielo y tierra no hay nada oculto, tres sitios en la web registraron el incidente: el blog de la misma Anna (anna.ardin; annaardin en Twitter), la revista inglesa “para hacer amistades” Anorak News (anorak.co.uk) y el sitio de análisis www.israelshamir.net, del escritor y periodista antisionista -radicado en Suecia- Israel Shamir (también conocido como Adam Remas y/o Jöran Jermas).

Y ahora, mientras se pone en tela de juicio la acusación sobre supuestos delitos sexuales contra Julian y para incrementar el interés en la historia, aparece en escena el afamado y polémico ex juez español, defensor de derechos humanos Baltasar Garzón, quien se une a la defensa de Julian, el hombre que fuera muy hábil para filtrar documentos secretos, pero no para manejar un condón.

5.

Julian  puso en evidencia ante el mundo entero la doble moral que había cuando se trataba la libertad de expresión, la existencia de ciertas prácticas inadecuadas como inmorales que, a pretexto de seguridad mundial, ejercen algunos gobiernos, así como la corrupción de grandes corporaciones, gobernantes y políticos.

La conciencia mundial estaba siendo cuestionada por aquellos ciudadanos del mundo que veían cómo sectores de la sociedad preferían callar ante evidencias contundentes que los cables habían visibilizado.

El caso de Julian estaba coexistiendo con un gran debate mundial sobre libertad de expresión. Muchos medios y  grupos políticos cuestionaban todo intento de legislar sobre ella y para los ciudadanos era frustrante ver cómo ambos defendían sus intereses, pero eran incapaces de hacer una autocrítica pública.

Los argumentos de ciertos grupos eran que una legislación sobre comunicación podría traer consigo autocensura y censura previa de los medios, para evitar opiniones que podrían provocar demandas. Pero lo curioso es que estos mismos grupos callaban ante los crudos contenidos de los cables mostrados por Julian, tan solo por temor a perder una visa o por perder mercado.

De pronto, la comunidad latinoamericana despertó frente a otro hecho que traen los medios de comunicación, el mismo que permite observar la doble moral con que se mueven el poder y las sociedades.

Una viceministra en Costa Rica fue expuesta por los medios sin reparo alguno, al subir a sus ediciones digitales de Internet y publicar en los diarios y en la televisión fotografías y un video íntimo que, por su contenido, era privado y personal. Esto hizo reflexionar a muchos sectores de la sociedad que comenzaron a preguntarse si ellos podían ver un video que, por su naturaleza, era íntimo, privado y personal de la funcionaria, máxime cuando había sido sustraído ilegalmente de su computador personal.

Si esto es así, ¿por qué los medios exponen a un ser humano y a su familia a un juzgamiento público, a un linchamiento moral, afectando el honor, dignidad, estabilidad y paz de toda una familia? ¿Es que los medios tienen derecho a hacerlo, so pretexto de la libertad de expresión? ¿Por qué hay sectores de la sociedad, incluidos los mismos medios, capaces de arrastrar a Julian por habernos mostrado prácticas crueles, inmorales y corruptas, y no son capaces de criticar masivamente a quienes hoy lapidan a esta mujer y a su familia?

La respuesta y la conclusión es una sola: Hipocresía y doble moral que mueven los hilos del poder y los intereses económicos.

Continuará.

 

 

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