28 de abril 2016
Para algunos en Bolivia, lo principal es saber si hubo tráfico de influencias en la compañía china CAMC, por lo que debería pasarse por alto el “culebrón”, ya sea, porque es una cortina de humo o porque fomenta el morbo, etc. Pero hay otros que creemos que es igual o más importante el caso alrededor de Gabriela Zapata, pues desnuda a la sociedad boliviana en sus múltiples complejidades, entre las cuales, una de las más alarmantes es el acentuado patriarcalismo. No es casual que Bolivia ocupe en América Latina el primer lugar en feminicidios o el segundo lugar en linchamientos.
Desde una visión patriarcalista se argumenta que la vida privada solo pertenece al ámbito particular de las personas; pero desde el feminismo, se considera que lo privado también pertenece a lo público, y viceversa, por ende, es también un hecho político que requiere respuestas en el mismo sentido. No es un problema de los padres de familia, de los profesores, es un asunto sistémico, de un tipo de sistema social y cultural de pensamientos, creencias, valores, poderes. En una sociedad patriarcalista, pecaminosa, juzgadora, moralista, a la persona que ha cometido un error, se la culpabiliza, castiga, deshonra; pero en sociedades anti-patriarcales o matriciales, se apoya, comprende, educa, rehabilita, pues se entiende que es un problema comunitario, que hay algo que no está funcionando en todo el grupo social para que se estén produciendo ciertas deformaciones.
En este sentido, qué más importante puede haber que reflexionar sobre los matices de la bolivianidad, como el blanqueamiento y el rechazo a su fenotipo, la irresponsabilidad de muchos hombres que van dejando hijos por todo lado, el arribismo para subir a como dé lugar, el maniqueísmo de los gobernantes, etc. De otra parte, este caso es un claro ejemplo de los múltiples intrincados del poder: de las peleas para subir de status, para tener más poder de mando, para sacar más tajadas de la torta, para hundir más a sus enemigos.
Todavía no se sabe quién dice la verdad, pero todos los masistas ponen las manos en el fuego para exculpar a su gente, pero a Gabriela Zapata ya le han quemado como bruja, en primera instancia por el solo hecho de ser mujer y después por ser coqueta, es decir, puta, por lo cual se merece todo lo que le está pasando. Evidentemente, la oposición quiere pescar a rio revuelto y no le interesa Gabriela Zapata como persona, sino lo que ella pueda ofrecer para acabar con el MAS. No quieren justicia y peor crear conciencia de honestidad, sino utilizar el caso para recuperar el poder que les fuera arrebatado. Sin tomar en cuenta o valorar lo que entraña todo ello en la psiquis social después critican banalmente a las pandillas juveniles. ¿Cuál es el ejemplo o referente que tienen los jóvenes?
Es impresionante como han salido los funcionarios públicos a calificar o descalificar a Zapata. No les importa si es verdad o no, lo que les interesa es quedar bien con el poder. Entre ellos, sorprende la actuación de Marianela Paco, quien asume la representación personal de Morales, cuando ella es funcionaria estatal, y encima mujer. La diputada Susana Rivero decía, que no se va a meter en “chismes de cocina”, una clara expresión machista y patriarcalista, que resulta increíble ser escuchada en boca de una mujer. Cómo es que gente de izquierda –y más que todo mujeres- se manejen con este tipo de actitudes y conceptos. Por ello, no han cuestionado frontalmente el ataque y el pretendido retorno al Congreso de Marín Sandoval. Si fueran coherentes, ya le hubieran expulsado hace mucho tiempo.
Todo lo cual, deja observar la falta de crítica y de autocrítica dentro del MAS, siendo eso lo que les está conduciendo a cometer error tras error, y por ende, a que se den los resultados que obtuvieron con el NO. La ceguera del poder, les hace ver que el problema está básicamente afuera: en el imperialismo, en la nueva correlación de clases, las redes sociales, etc., y son incapaces de ver sus propios errores, pues sus pequeñas autocríticas son solo para justificarse, es decir, autoengañarse. ¿Cuánta gente valiosa ha perdido el MAS en todo este proceso? todo ello por su incapacidad de aceptar la crítica: en esto, García Linera es un campeón. Por cierto, me he preguntado varias veces si este proyecto hubiera sido diferente sin García Linera o al final habría sido lo mismo.
Este caso -y otros- nos permiten ver el asunto de fondo. El MAS (y el progresismo en toda Latinoamérica) creyeron que el problema de “la toma del poder” era simplemente ganar elecciones y montarse sobre el Estado liberal, para desde ahí hacer la revolución. No entendieron que lo estructural era recrear OTRO ESTADO y no simplemente integrar algunos nombres y conceptos indígenas al mismo Estado republicano. Al haberse tan solo incrustado en el mismo sistema burgués que antes criticaban, han terminado atrapados en las fauces del poder político y económico inmanentes al sistema capitalista. Pretendieron -burocráticamente y verticalmente- imponer su proyecto político, pero lo único que han conseguido es generar nuevas formas de dominación, como todo proyecto patriarcalista que viene desde arriba.
Y esto es lo que más llama la atención en gente que se dice de izquierda, quienes antes de llegar al poder eran tan críticos con el absolutismo del poder, pero una vez que están ahí, también se han envanecido con el poder, y por mantenerse en el mismo están dispuestos a irse en contra de sus luchas y principios, como el de la alternabilidad. Ese fue el error del estalinismo, del fidelismo y de todas las formas de culto a la personalidad (“que va a ser de nosotros sin Evo”). Pero siguen sin entender y ahora quieren intentar una segunda repostulación.
Si algo debe aprender la izquierda de toda esta etapa del progresismo, es que siempre se debe mantener un contra-poder a través de los movimientos sociales y no cooptarlos para que se deformen juntos. Para ello, es importante estar siempre rotando para no encasillarse en una misma posición y tener las mismas interpretaciones. Esto enseña el paradigma indígena, pero estos “plurinacionales” de boca para afuera, creen que el cambio viene desde un mismo personaje y lo peor, desde arriba. Por eso alaban a los Castro, a los Kim, a los chinos, por lo que posteriormente querrán posesionar a Eva Liz.
Mujica decía que el poder no cambia a las personas, sino que simplemente deja ver lo que son. Pero lo más grave, es que en toda Latinoamérica no están solamente cayendo personas (Lula, Dilma, Maduro, Kirchner, Correa) sino, toda una propuesta al que estos personajes la calificaron de izquierda, cuando solo han sido el lado izquierdo de la derecha nacional y transnacional. Ahora la vieja derecha se apresta a regresar (Macri), si es que el progresismo no permite el paso a otras visiones más integrales, que profundicen el suma qamaña/sumak kawsay y le saquen del folclorismo y domesticación en que se encuentra actualmente.
* Atawallpa Oviedo Freire, es ensayista, poeta. Estudios en antropología, derecho, sustentabilidad. Ha escrito varios libros, 3 traducidos al francés. Activista armonista.
COMUNIDAD ALTERNATIVA SUMAK
Excelente artículo. Concuerdo totalmente.