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viernes, noviembre 22, 2024

LA CADENAS DE LA ILUSION por Tomas Rodríguez león

LA CADENAS DE LA ILUSION
Tomas Rodríguez león
 “Una Prensa cen­su­rada es la depra­va­ción de la vida pública y sig­ni­fica que el gobierno sólo escu­cha su pro­pia voz. La Liber­tad no nece­sita argu­men­tos para jus­ti­fi­carla, ya que es una parte, una par­cela, de la vida espi­ri­tual del hom­bre”
 Carlos Marx
 
“Creo en la perfectibilidad del hombre, pero dudo que logre alcanzar su elevada meta a menos que despierte pronto”
Eric Fromm
Fromm, exponente neo marxista de la escuela de Frankfurt  desde el  enfoque  del psicoanálisis   es iniciador clave de la aproximación entre Freud y Marx. Dos conceptos  inquietos y sustanciales según Fromm aproximan  a los dos genios; verdad e ilusión. Para  llegar  al estado de neurosis individual y al grado de enajenación social  se establecen  condicionantes  personales o histórico-sociales- materiales  que mixtifican la realidad o simplemente la suprimen.
El paciente neurótico llega a esa condición de perdida de valor de la realidad por factores de riesgo inherentes a su biología o a efecto de su precedente historial traumático. En el caso de la enajenación social, esta es producida por la  apropiación objetiva del  resultante subjetivo del mundo de la creatividad.
Para Marx, La clase obrera produce un bien colectivamente en condiciones segmentarias  y ese bien de producción colectiva es apropiado por una clase con poder, que no participó en su creación,  el producto terminado en su estética, valor de uso y de cambio le es ajena a quienes  lo construyeron. La burguesía con el poder político imprime desde la superestructura, una ideología de dominación que suma   otras formas establecientes de las cadenas de la ilusión “la ideología de la sociedad es la ideología de la clase dominante”
El ejercicio   de  rupturas de la realidad  se vuelven consistentes desde la demagogia encaramada en la ilusión, o desde el encadenamiento neurótico con el mundo fantástico  que ideológicamente y /o psicológicamente se recrean con  enclaves verbales dominantes que al ser reiterativos  generan  una ficción  de verdad aparente. La sociedad burguesa o toda sociedad  con planos de dominación y poderes sobre individuos y  pueblos convocan persistentemente  a fantasmas risueños para   presentarlos a los subordinados o subalternos y hacer llevadero los objetivos, subjetivos y materiales dolores existenciales.
Las ilusiones, como opio clerical o político, tendrán el efecto  de supresión  deliberada de la realidad, porque propician  el no querer despertar. Sin sentido  ni reconocimiento de la realidad,  serán  precarias  las energías humanas de respuesta y en esa indefensión reactiva se consolida el eje dominador. Todo régimen  totalitario juega el ardid de la desmovilización también espiritual.
Cuando Marx  propone trasformar la realidad, convoca de urgencia a descubrir la realidad atrás de las ilusiones y de las ideologías que la ocultan y ahí emerge  lo que él considera el estado de conciencia de clase como factor liberador o el paso de la clase en si a clase para si. Para Freud desde el individuo, se trata  de romper el dinamismo que resulta de la liberación  esporádica de las  tensiones que se mueven del  dolor al placer y del placer al dolor para instalar la habilitabilidad del individuo en la realidad. Marx  y Freud se proyectan a la liberación no como evasión narcótica de la realidad sino que, desde su reconocimiento pleno (plano de lo real)  encontrar  en sus entrañas, los ejes de su trasformación.
Siendo el factor ilusión  el sustrato esencial del discurso político, lo político como expresión del  poder siempre osara oponerse a la realidad vendiendo fantasías presentes o futuras. El único espacio que tendrán los políticos revolucionarios siempre será revolucionarse permanentemente para no depravarse, la revolución permanente y anti conservadora será su obligación.
La realidad  a ser liberada no puede ser trasformada jamás desde el poder establecido o desde su perspectiva, porque libertad y poder se excluyen, cuando ello ocurre en apariencia   engendrará no un proceso liberador sino mistificador.
Todos los poderes buscan la enajenación y este ejercicio  dominante  hará  que la existencia  individual sea existencia ajena, es decir deje de ser propia y pase a pertenecer al otro. En este caso el poder que domina,  sea simbólicamente como ilusión o políticamente como represión trabajara  por la sumisión colectiva, por la disciplina uniforme y por la falsa  equidad  del orden.
*Las cadenas de la ilusión, titulo del libro de Eric Fromm y libreto de un guion de rutina semanal.
lalineadefuego
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