13.5 C
Quito
viernes, mayo 17, 2024

LA ÉTICA DE LA VIDA Y LA VIDA DE LA ÉTICA. por Tomas Rodríguez león

“La meta de la evolución. Hasta que no cesemos de dañar a otros seres vivos, somos aún salvajes”.

Thomas Alva Edison

 

Como ocurrencia próxima e inmediata ¿inminente? Pero también lejana; una cultura planetaria nos acompaña. La misma se construye y se destruye a lo largo de milenios y en el ultimo centenar de años se ha propuesto reducirnos a una aldea local mientras nos amplia la dimensión de lo universal. Nunca fuimos tan íntimos los unos a los otros ni tan ajenos como ausentes. Y en esta aldea glocal la construcción de una nueva ética parece que se pospone porque no apuntamos a edificar una moral para el futuro. Una ética a construirse, que no por pospuesta deja de ser urgente. Necesitamos como país, como planeta, como seres vivos o vivientes, una ética que rehaga la sobre determinación de condicionantes materiales, rescatando lo humano en su esencia, eso significa descubrir la dignidad en su fondo existencial.

El continente es claro y reclama el acto regenerador de la movilidad como respuesta, protesta, acción y nunca como espera agradecida. Reclama, digo, al sujeto libre. (Actor critico) creando una ética-estética frente a la globalización técnica, política o económica y respondiendo a todos los etnocidios; a los del mercado, a los del estado, a los de la guerra y a los que nos hacen dependientes de los sistemas, los sistemas médicos inclusive.

La vida necesita creer que es posible una cívica planetaria, la que se reconoce urgente al observar masacres a niños con locos de turno, haciendo noticia de sangre. Siempre en EEUU, o incluso por la basura global y no solo de desperdicios. También en las noches de silencio o silenciadas cuando el recurso de la cárcel es el miedo terrorista del poder contra jóvenes en acción, la nueva ética nos convoca con vieja agenda…el poder contra el ciudadano.

La muerte nos llega por sorpresa de forma masiva o en la simpleza de los actos permitidos o prohibidos, algo se muere cuando algo deja de moverse o transita hacia la rutina de las ausencias. La muerte nos llega súbita y particularmente en forma individual, accidental o clínica, cuando el sistema nos trata como pacientes. El Estado reproduce en sus instituciones fundamentales: la cárcel, el nosocomio, el manicomio, las imágenes de la sumisión elocuente, del dolor anestesiado pero bajo control. La calma forzada también es antítesis de la libertad, ética indeseable.

Las ciudades son catástrofes enteras y no enteradas de su destrucción y muchos reparan en las ruinas de las construcciones, los rostros humanos se entristecen en angustias solitarias sin detenerse en la imagen de sorpresa, de niños asustados o de niños con sus ojos cerrados por la guerra sin perder la sonrisa, Palestina es un grito de dolor que no cesa.

De un día para otro sucederá un bombardeo; bélico, informático, propagandístico ya sea del poder, los poderes o los poderosos. Un daño colateral, otra maleficencia, y profusas hemorragias serán reconocidos como una muerte ajena, la propia muerte será un punto establecido con trágica definición existencial de noticia privada que el sistema aguardara como estadística. La moral aceptable, aceptada, ya no es ni singular ni plural, la estupidez es su dimensión.

Justa la necesidad de reflexión, hasta necesaria pero prescindible porque la danza macabra de la vanidad se deleita con encuestas de aceptación. Ya no importa ser represor, asesino o idiota, lo que cuenta es que crean: “soy el mejor”, la ética peregrina y delirante, al respecto se nutre de nuestra intimidad. El otro ser ya no es el otro sino un enemigo y la ética de la confrontación ya no admite guerras limpias, es menester ensuciar al adversario.

Se documenta el sufrimiento en códigos eternos y los chacales que deciden la suerte de la dignidad humana, son peores cuando maltratan a la juventud. En una especie de reality show macabro, se justifican las infamias televisivamente con espacios interruptores que a falta de respuestas, reiteran el mismo discurso de Videla, Pinochet y otros cretinos; el de la seguridad del estado, el del combate al terrorismo…el de la obediencia y la sumisión

Pero nos queda la contingencia de un calendario nuevo en donde será importante que le sumemos creyentes a la fe,  porque la inteligencia no es suficiente. No podemos presentarnos a traición ni a escondidas, ni en la política ni el arte ni en la ciencia ¡por eso hay que sumar¡ porque además  existe una ética de la vida pero la vida de la ética esta convaleciente. En compensación es una buena noticia, que gente con trayectoria ética pretenda desafiar la arrogancia del poder dominante, Yo creo en Alberto Acosta en esta construcción

 

lalineadefuego
lalineadefuego
PENSAMIENTO CRÍTICO
- Advertisement -spot_img

Más artículos

1 COMENTARIO

Deja un comentario

- Advertisement -spot_img

Lo más reciente