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domingo, diciembre 22, 2024

LA REAPARICIÓN DEL CÁNCER EN HUGO CHÁVEZ por Heinz Dieterich

LA REAPARICIÓN DEL CÁNCER EN HUGO CHÁVEZ
Heinz Dieterich (*)  La Jornada <www.jornada.unam.mx>

MEXICO – La reaparición del cáncer en Hugo Chávez (recidiva tumoral)   —más allá de la tragedia humana que significa toda enfermedad de este tipo—  plantea dos interrogantes fundamentales para América Latina. 1. Quién se queda con el poder del Proyecto chavista en Venezuela? 2. Quién llenará el vacío estratégico en el pensamiento y praxis política de América Latina que dejará la probable incapacitación de Chávez?

La recidiva tumoral del Presidente, sea por invasión o metástasis, reveló de nuevo la grosera disfuncionalidad del aparato mediático creado por Chávez. Al igual que en el caso del tumor primario (2011), la información procedente de Miami y del periodista opositor    venezolano Nelson Bocaranda mostró ser más actual y verídica que la de los funcionarios de Miraflores.

Después de la publicación de la nota por Bocaranda y un twuitero anónimo, el viernes pasado (17.5.), los burócratas “rojo rojitos” desaparecen de la escena. El Ministro de Información (sic), Andrés Izarra, que diariamente manda unos 20 tweets, no informa nada y entra en una fase autista. El lunes (20.5.), la presión de los rumores se vuelve insostenible. Reaparece Izarra y culpa de los rumores a “la canalla” mediática, negando que Chávez tenga alguna enfermedad. El presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello afirma, que Chávez está bien de salud: “Cuando el Comandante aparezca trabajando, Bocaranda y su combo tendrán una depresión intensa, Chávez y el Pueblo felices, y ellos amargados”.

El martes (18.5.), el Presidente aparece al mediodía en TV (Barinas).  Mario Silva, Teresa Maniglia, CubaDebate, Diosdado Cabello et al. estallan en júbilo. Cabello   —pieza   imprescindible e intocable del sistema chavista, que piensa que la cooptación de líderes es el mejor método para conducir una revolución—  hace gala de su habitual mezcla de torpeza y triunfalismo: “Ya comenzaron los amargados a deprimirse, sigan creyendo los chismes de Bocaranda y Ravell. Chávez los tiene malitos de la mente”.

Al final de su discurso, el Presidente anuncia que en Cuba le descubrieron “una lesión de dos centímetros que puede requerir operación”. Se trata, en buen romance, de una recidiva tumoral, que indica que la intervención quirúrgica y las quimioterapias anteriores no fueron  exitosas. Ante la tristeza del pueblo y de la gente decente del mundo entero, Chávez asume una postura valiente y encarga su destino a Dios, la Virgen y Todos los Santos. Mientras la oposición oligárquica y sus amos en Washington festejan la noticia, el horizonte político de Venezuela y América Latina se oscurece de manera amenazante. Cuba, que depende del generoso oro negro de Venezuela, mira hacia el abismo.

Una de las características fundamentales del sistema de gobernanza de Chávez, al igual que él de Fidel, consiste en que no se ha preparado la sucesión después del líder máximo. Chávez mismo desmontó a su delfín Nicolás Maduro, lanzándolo a la gobernación de Carabobo, cuando éste se aceleró para reemplazar al Presidente, que pensaba que iba a morir pronto. Maduro cometió el mismo sacrilegio, por el cual Fidel mandó al desierto a su canciller Felipe Pérez Roque. No se puede excluir, por supuesto, que en las circunstancias extremas generadas por la recidiva tumoral, Chávez rehabilite a su ex delfín.

De todas formas, la caballada está flaca. Diosdado Cabello, mago de la política  inframundo, no es popular y nunca ganaría una elección nacional. El amigo Elías Jaua es, en términos comunicativos, un plomo. Por lo mismo, no es un prospecto aceptable. Tarek William Saab, a quién Fidel alguna vez le calentó la oreja con la idea de que él podía ser el futuro Presidente, ya no juega en la Primera Liga. José Vicente Rangel tiene el perfil idóneo, pero la biología se opone a su candidatura. Entonces, la selección de Chávez bien podría caer en el Almirante (r) Orlando Maniglia. No es la persona idónea, pero es un hombre de confianza de Chávez, pertenece a la parte centrista de la jerarquía militar y políticamente sería aceptable para la burguesía. Sea quien fuere el sucesor de Chávez, es evidente, que la Fuerza Armada es el fiel de la balanza. Sin su consentimiento, no habrá candidato post-Chávez. Sus líderes ya están deliberando sobre la emergencia generada por la recaída de Chávez.

Deseamos de todo corazón, que el Presidente Chávez se recupere pronto y que pueda seguir trabajando muchos años más para Venezuela y los pueblos latinoamericanos. Pero, si no fuera así, el único Presidente latinoamericano que tiene un perfil semejante al suyo y quién podría llenar el vacío, es Rafael Correa. Correa está llamado por Dios, la Virgen y los Santos, a asumir el papel de vanguardia política latinoamericanista, después de Fidel y Chávez. O, pasando del lenguaje de los fantasmas al lenguaje secular: Correa está convocado por las condiciones objetivas del momento histórico, a ser el Gerente General de los intereses de la burguesía desarrollista latinoamericana y, de manera derivativa, de los intereses de sus pueblos.

(*) Analista mexicano de la realidad latinoamericana

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