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jueves, abril 24, 2025

Las elecciones: Una guillotina de cartón nos acecha

Y ojalá que el Ecuador indeciso medite bien su voto, porque se nos viene la noche.

La Línea de FuegoPor Hugo el búho

“Unas elecciones donde no hay cómo quitarse el ropaje de correísmo vs. anticorreísmo”

– Hugo el búho

¿Cuatro años más con Noboa? Ese es el sueño dorado de la élite y cierta clase media que vota por ellos porque aspira a ser o, por lo menos, parecerse un poquito -un auto de alta gama, una cuenta de cinco dígitos, una casa de tres pisos- a ellos. Y claro, miles de pobres totalmente despolitizados, ilusionados con un cartón, manipulados desde hace años por un poder y sus medios de comunicación, que hicieron bien su tarea.

¿Cuatro años más con Noboa? Esa es la pesadilla de otro sector y millones de personas que han visto cómo Noboa ha hecho lo que le ha dado su regalada gana en solo un año. Personas que se comen las uñas porque saben, se dan cuenta que ese aspirante a dictadorcillo nos terminará de hundir.

¿Cuatro años más con Noboa? Lo piensan y lo sufren un gran número de ciudadanos, quienes no están ni con Correa ni con Noboa. ¿Qué hacer? ¿Votar por Iza? Pero saben, se dan cuenta que no alcanza, a pesar de que él hizo la mejor campaña electoral. ¿O será que nos da una grata y salvadora sorpresa? ¿Será que esos votos calladitos, pícaros, rebeldes, misteriosos, saldrán -risueños y con ira- de surcos, páramos, revestidos como hormigas con poncho, nubes multicolor?

Esta ha sido una campaña asquerosa, obscenamente desigual. El presidente que, además es candidato, usando todos los recursos del Estado de manera descarada, riéndose de todos, con la venia del TCE, que, sin ningún pudor, se arrodilló ante Noboa y sus millones; y le permitió hacer y deshacer a su antojo. Con una Corte Constitucional que también pidió rodilleras a su medida para hacerse de la vista gorda; a duras penas una sentencia que dice sin decir nada, y que más bien, le da más herramientas jurídicas a ese muchacho sentado en Carondelet.

Unas elecciones donde no hay cómo quitarse el ropaje de correísmo vs. anticorreísmo. No se puede. Los medios de comunicación y las redes sociales nos saturan con ese “clivaje” (horrible palabra para decir que estamos divididos política e ideológicamente). No hay cómo criticar al presidente porque, inmediatamente uno es correísta; y tampoco viceversa, porque uno le hace el juego al que sabemos. Estamos atrapados en esa polarización, aunque la mayoría de la población está en otra. Borregos, florindos, la culpa siempre es de Correa, narcopolíticos, etc.

¿Se puede aguantar cuatro años más de asesinatos todos los días (730 en enero), vacunas, extorsiones, cortes de luz (seguro que ya se nos vienen), desapariciones forzadas por parte de las FFAA, desempleo galopante, migrantes expulsados por miles, negociados del jefe con su familia y amigos, falta de medicinas, gente impaga, falta de servicios? Y uno podría seguir con la lista todo el día. Cuatro años siendo gobernados por una cloaca de niños ricos que cumplieron su sueño húmedo.

¿Habrá segunda vuelta? Dios así lo quiera. Uno hasta creyente se vuelve con esta angustia. ¿Cuántos asambleístas meterá Noboa? ¿60? Y de seguro su mamá será la presidenta de la Asamblea, y su hermana la mayor contratista del Estado. Familia de… de eso que uno no puede decir en público, porque son capaces de acusarnos de violencia política de género y degenerados.

Sólo nos falta la última jugada antes de las elecciones. La fiscal y sus amigos de la impericia ya estarán tramando algo, un golpe de efecto a lo Villavicencio, una captura al apuro de Fito, alguna bomba mediática en donde Luisa González caiga mal parada, otro montaje de asalto a algún canal, cualquier cosa.

Noboa y todo su combo neoliberal no pueden perder las elecciones. Lo han hecho todo para ganar, a las buenas o a las malas. El acuerdo de proteger a las FFAA por sus abusos y excesos es evidente, y como tiene el apoyo de Trump, así asalte otra Embajada, no importa. Son tiempos complejos, tristes y espeluznantes.

De todas formas, alguna lucecita de esperanza siempre se abre. Y ojalá que el Ecuador indeciso medite bien su voto, porque se nos viene la noche.

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