A su debido tiempo y cada cual a su estilo, Rafael Correa y Lenín Moreno sirvieron y sirven muy bien a la burguesía ecuatoriana y al gran capital transnacional. Nadie lo hubiera podido hacer mejor en este momento de la historia nacional.
A Correa le correspondió el papel más sucio: dividir y perseguir a las organizaciones populares, amedrentar y disciplinar las conciencias, crear un marco legal represivo a la medida de la acumulación capitalista y del conservadurismo ideológico, firmar un Tratado de Libre Comercio (TLC) con la Unión Europea y dejar abierta la puerta para otros tratados comerciales nefastos con Estados Unidos, Alianza del Pacífico, entre otras.
Moreno debe dar la apariencia de desmontar el “correísmo”, que la misma burguesía montó aunque lo endilgue al comunismo internacional, desmontarlo sólo hasta donde sea necesario, nada más, y en base a la infraestructura montada mal o bien, dar carta libre al sector privado para lo que ellos llaman desarrollo productivo, incluyendo la apropiación de los servicios y las empresas públicas que resulten más jugosas para el negocio.
Por su papel, a Correa y los suyos se les dejó saquear a gusto las arcas públicas, hacerse nuevos ricos, aunque se les fuera la mano. Y no es que otras fracciones burguesas no lo hayan hecho cuando a su turno llegaron al poder, sino que durante el correísmo las arcas fueron más gordas y los procesos de saqueo más burdos.
En este marco, es que muchos ecuatorianos nos preguntamos ¿Por qué se le dejó llegar a Moreno a la presidencia de la República? Cuando parecía que a comienzos del 2017 y sobre todo, después de la primera vuelta de las presidenciales, estaban dadas todas las condiciones para que Guillermo Lasso, un banquero y representante directo de la burguesía más rancia, llegar al poder. Más aún, cuando se sabe que las decisiones no se toman en la institucionalidad del Estado ni en los procesos electorales en sí, sino en espacios ocultos del poder donde se dan la mano los grandes capitalistas, los gobernantes de turno, otros grupos de poder nacional e incluso delegados de algunas grandes potencias mundiales en el país, no importan los aparentemente irreconciliables intereses.
Lo que parecía ser una segunda vuelta avasalladora del binomio Guillermo Lasso – Andrés Páez, de pronto se convirtió en una sorpresa, el triunfo apretado de Lenín Moreno, con apagón informático incluido. No es posible que no hayan conocido ni autorizado el apagón y el viraje de la tendencia en votos los principales representantes de la buguesía, Lasso y Nebot incluidos. Al parecer todo fue planeado ya con anticipación. Moreno debía ganar, no podían quemar en el próximo e inmediato período en tareas de saneamiento a uno de sus hijos predilectos.
Sin duda, el mismo Correa y su cúpula más cercana participaron de ese tinglado. A cambio se les garantizaría, en la medida de lo posible y manteniendo las apariencias, impunidad frente a sus atracos y crímenes o juicios y sentencias truchos que les permitirán disfrutar del producto del saqueo, después de pocos meses o años de cárcel 5 estrellas. Todos los involucrados deben guardar silencio, no importan las víctimas reales del pueblo llano en los últimos 12 años.
Pero, Moreno está destinado también a un feo papel: la transición. Y para ello, debe quemarse como un fusible, no debe aspirar continuidad en su vida política una vez terminado su período. Debe dejar “saneando” la economía y la institucionalidad o mejor dicho debe permitir que lo hagan sus ministros burgueses. El amorfo legislativo estorba y sólo debe ser neutralizado. Él dejará tendida la alfombra para que los grupos más aristocráticos de la clase dominante retomen a buen ritmo sus negocios y hagan a un lado a la lumpen buguesía que nació y creció -o engordó- durante el correato.
Para ello debe seguir endeudando al Estado, permitir otras formas o matices de saqueo y, sobre todo, abrir las puertas de par en par a los mejores aliados, los Estados Unidos: sus reglas, sus empresas, sus aviones estratégicos y sus fuerzas armadas.
Lenín Moreno está cumpliendo muy bien su papel y por ello es felicitado. Nosotros, que dudábamos si se trata o no de un tongo el entendimiento y desentendimiento entre Moreno y Correa ¡Qué ilusos! El conflicto entre los dos líderes de Alianza País y Revolución Ciudadana es lo de menos, una cortina de humo llena de shows. Atrás se cuecen procesos sustanciales para expropiar más a los trabajadores y al pueblo, para garantizar aún más la impúdica acumulación y degradación de la madre tierra, acá en el hermoso ombligo del mundo llamado Ecuador. ¡Que tristeza! Esperemos que de la indignación nazca la fuerza que necesitamos.
Ud. está generalmente acertado, pero la frase, es totalmente equivocada:
“Lo que parecía ser una segunda vuelta avasalladora del binomio Guillermo Lasso – Andrés Páez, de pronto se convirtió en una sorpresa, el triunfo apretado de Lenín Moreno, con apagón informático incluido. No es posible que no hayan conocido ni autorizado el apagón y el viraje de la tendencia en votos los principales representantes de la buguesía, Lasso y Nebot incluidos. Al parecer todo fue planeado ya con anticipación.”
A semanas de las elecciones las encuestadoras serias ya anunciaron el triunfo de Moreno, algunas con poquísimo margen de error (vease: https://ecuador.calculoelectoral.com/2017/inicio.html), además las elecciones tienen un alto grado de incertidumbre; creer que responden a un proceso conspirativo no abona nada a su reputación como analista social.