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jueves, noviembre 21, 2024

¡Liberen a los NO vacunados!

Por Hugo Noboa Cruz*

A un verdadero apartheid se ha sometido a las personas NO vacunadas, y no solo en el Ecuador. Se les impide entrar a supermercados, tiendas, transporte; en general a sitios de concurrencia de público, incluyendo a aquellos abiertos (lo cual no define la resolución ecuatoriana).

Y no hay razones técnicas, peor aún éticas para ello. Si de evitar su presencia como posibles transmisores del virus de la covid-19 se tratara, recuerden que todos podemos ser transmisores, tanto vacunados como no vacunados, lo hemos constatado en los círculos cercanos de nuestras familias y amigos en estos días.

Y si se trata de protegerlos a ellos, para que no vayan a parar a un hospital, pues consideremos que es su decisión personal, que como muchas, pueden tener efectos familiares y sociales, sin duda menos graves que un feriado bancario.

La única garantía para evitar que ingrese un potencial transmisor a un supermercado u otro sitio cerrado, sería una prueba con resultado negativo de PCR, realizada las últimas 24 horas como exigen los vuelos internacionales, o una prueba de antígenos (con menor confiabilidad), también con resultado negativo, realizada el mismo día.

Pero ello sería absurdo, paralizaría la economía nacional y no habría suficientes laboratorios para ello. Ahora mismo hay un desabastecimiento de insumos y limitadas capacidades para pruebas de PCR y antígenos, tanto en servicios públicos como privados.

Argumentarán que el principal objetivo de prohibir el ingreso de los no vacunados a sitios públicos cerrados es el de aumentar la adherencia a la vacuna en el sector que se ha negado a ello. Pero ningún objetivo sostenible se logra con violencia o coerción. He conversado con varias personas, algunas muy cercanas, que se niegan a la vacuna contra Covid, y sus argumentos no van a ser rebatidos con una presión de las autoridades, ni por los guardias de las tiendas.

En general se les ha llamado “antivacunas” a quienes se niegan a vacunarse. Me molesta los calificativos definitivos a las personas. Como me molesta que se llame “gusanos” a los cubanos disidentes que huyen a Miami o a cualquier otro lugar, ello a pesar de mi simpatía con la revolución cubana.

Dentro de las personas que se niegan a vacunarse contra Covid, hay una gama de lo más variada. Desde los grupos organizados a nivel internacional, con la clara intencionalidad de desestabilizar procesos de salud pública, que seguramente tienen recursos importantes y auspicios para sus campañas; a estos probablemente se les puede identificar como “antivacunas”, por definición.

Pero la gran mayoría posiblemente solo son víctimas de la desinformación que circula a granel por Internet, sus actitudes son también un signo de rebelión frente a políticas coercitivas de los gobiernos o de círculos de poder, incluso de las personas más cercanas que creemos esgrimir verdades absolutas.

El origen de la desconfianza está en los episodios de graves reacciones adversas a las vacunas, que han ocurrido a lo largo de la historia. Que, aunque son raros en relación con el gran beneficio social e individual de las vacunas, sin embargo, no dejan de inquietar. También hay argumentos sobre la ineficacia de las vacunas. Y hay muchos más argumentos como el gran negociado de las corporaciones internacionales que producen vacunas y medicamentos, que monopolizan patentes por tiempos prolongados con fines de mayor acumulación (crítica con la que concuerdo). Hasta otros argumentos que podemos considerar absurdos, al menos desde nuestra ortodoxa visión.

La resistencia a las vacunas no es nueva, prácticamente inició con las mismas vacunas. Las primeras manifestaciones colectivas de oposición a la vacuna de la viruela, habrían ocurrido en Inglaterra a fines del siglo XIX. Hace pocos años, la Unión Europea, la OMS y varios ministros de salud de países europeos, consideraron una grave amenaza la influencia de grupos que se oponían a la vacuna del sarampión, lo que, según estos organismos, repercutía en bajas coberturas y brotes epidémicos y defunciones en todo el continente[1].

Sin embargo, la oposición a las vacunas parece haber crecido de manera importante durante la actual pandemia de covid-19, favorecida por el amplio acceso a Internet y plataformas como WhatsApp, que permiten la difusión de todo tipo de mensajes, incluidos los que tienen la apariencia de científicos o contrastados y que crean incertidumbre no solo frente a las vacunas sino a los supuestos beneficios de algunos medicamentos y sustancias para el covid (dióxido de cloro, ivermectina, hidroxicloroquina…).

La oposición a las vacunas salió de sus bastiones originales en Europa y se ha extendido por todo el mundo, especialmente entre grupos de clase media con mayor acceso a información; poniendo en verdadera crisis a los planes de vacunación en muchos países.

Según el portal  Nuestro mundo en datos  al 18 de enero de 2022, en todo el mundo, apenas un 50% de la población tenía una vacunación completa (2 dosis, sin considerar un refuerzo con tercera dosis según la decisión de cada país); con los vacunados parcialmente no se llega sino al 60% de la población mundial. Pero hay grandes diferencias, inequidades en acceso a vacunas.

En uno de los países con mayor concentración de pobreza, Afganistán, apenas han llegado al 9,6% de vacunados totalmente y a 11% con los que tienen vacunación incompleta. En Israel, considerado uno de los países modelos en el enfrentamiento de esta pandemia, se ha llegado al 65% de vacunación completa y 72% si se considera a aquellos con esquema aún incompleto, pero ya están vacunando cuarta dosis. Estados Unidos de Norteamérica tiene cifras parecidas a las de Israel, 63% esquema completo y 75% incluyendo aquellos con vacunación parcial. Cuba, sin depender de vacunas de laboratorios transnacionales, tiene a la fecha una de las más altas vacunaciones contra covid, con 86% de vacunados totalmente y 93% incluyendo aquellos que aún tienen esquema parcial.

En el Ecuador, se habría llegado a la fecha a estándares de vacunación más altos que los de USA e Israel, con 73% de vacunados totalmente y 81% si se incluye a aquellos con vacunación parcial.

Ranking vacunación/La Línea de Fuego

Difícil saber si las brechas en vacunación se deben a la falta de acceso a vacunas o a oposición de un sector de la población hacia las vacunas. Probablemente el comportamiento sea diferente en cada país. En aquellos con mayor pobreza, el principal problema seguramente es el acceso (como lo ha denunciado el director de la OMS, que pide primero extender la vacunación en el mundo antes de promover terceras y cuartas dosis). Pero en los países más “desarrollados”, probablemente tenga cada vez más impacto la oposición a las vacunas.

En marzo del 2021, en medio de una polémica por el hecho de que grupos privilegiados (autoridades de gobierno y sus familiares, un grupo de Rotarios…)  estaban accediendo a los primeros lotes de vacunas, incluso antes que trabajadores sanitarios y no sanitarios de primera línea; escribí una nota, que únicamente la circulé entre algunos amigos y chats relacionados con salud, la titulaba “el beneficio de que ricos y privilegiados se vacunen” haciendo referencia a que es bueno (aun dentro de lo más malo hay algo de bueno) que, ante ciertas dudas de la población, se vea que las personas con mayor poder económico y político no temen a la vacunación, ello mejoraría la adherencia (un efecto de propaganda, que sin embargo no justifica privilegios ni exclusiones). Hubo variadas reacciones frente a ese enunciado.

Hoy planteo otro tema que puede ser también polémico: No echen la culpa a los no vacunados, ya no los estigmaticen más, libérenles del apartheid, déjenles cumplir normalmente con sus actividades sociales, como cualquier otro ciudadano del mundo que vive en el territorio ecuatoriano. Respetando sus derechos tal vez se logre más adherencia, antes que con violencia. Más presión genera más resistencia.

No hay justificaciones técnicas para que no se los permita entrar (con las debidas precauciones que son válidas para todos: mascarilla, distanciamiento social, lavado y desinfección de manos) a las personas no vacunadas a espacios públicos cerrados, peor aún a espacios públicos abiertos. El inóculo de virus que le podría contagiar a usted tiene mucha más probabilidad de estar en aquella persona cercana con tres dosis de vacuna que está junto a usted. Recuerden que, en el 2020, al inicio de la pandemia, todos fuimos no vacunados y no tuvimos antipáticas discriminaciones en el acceso a espacios.

Si el argumento del gobierno y de ciertos círculos sociales es el del escarmiento, la sanción, por considerarlos grupos antisociales a quienes no quieren vacunarse. Entonces encierren y den ese escarmiento a los políticos corruptos. A los explotadores y a los banqueros que especulan con nuestro dinero, que generan pobreza. ¿Acaso a alguien se le ocurriría no dejar entrar a un supermercado a un banquero, a un ex presidente de la república o a un asambleísta corrupto, por antisocial? Lamentablemente, esto se parece cada vez más a la aporofobia.

¡Respeten los derechos humanos de los NO vacunados!

El origen de la desconfianza está en los episodios de graves reacciones adversas a las vacunas, que han ocurrido a lo largo de la historia. Que, aunque son raros en relación con el gran beneficio social e individual de las vacunas, sin embargo, no dejan de inquietar.


*Hugo Noboa Cruz, médico salubrista y activista de derechos humanos.


Referencias bibliográficas: 

[1] Ante los brotes cada vez más frecuentes de sarampión en los países de la Unión Europea, que han provocado fallecimientos (en 2018, casi 9 millones de personas en el mundo contrajeron sarampión y 142.000 murieron por esa causa), el año 2019 se reunieron en Bruselas, la Comisión Europea (con varios ministros de salud) y la OMS a fin de buscar soluciones al problema, que no se limita al sarampión. Los principales hechos identificados fueron: 1) la caída de coberturas de vacunación por debajo de porcentajes útiles (95% para segunda dosis de sarampión) en la mayoría de los países de la región; 2) la desinformación de la población respecto de la utilidad y la seguridad de las vacunas; y 3) la acción de grupos anti vacunas, cada vez más fuertes, que promueven el no vacunarse ni vacunar a los niños. Güell, Oriol. 2019. “La Comisión Europea se alía con la OMS para frenar a los anti vacunas”. En El País, Madrid, 12 de septiembre. https://elpais.com/sociedad/2019/09/11/actualidad/1568229581_841132.html


 

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1 COMENTARIO

  1. Su argumento final:
    “Si el argumento del gobierno y de ciertos círculos sociales es el del escarmiento, la sanción, por considerarlos grupos antisociales a quienes no quieren vacunarse. Entonces encierren y den ese escarmiento a los políticos corruptos. A los explotadores y a los banqueros que especulan con nuestro dinero, que generan pobreza. ¿Acaso a alguien se le ocurriría no dejar entrar a un supermercado a un banquero, a un ex presidente de la república o a un asambleísta corrupto, por antisocial? Lamentablemente, esto se parece cada vez más a la aporofobia.” es una falacia del hombre de paja:
    “La falacia del hombre de paja, ?? del espantapájaros o del monigote es una forma de argumento y una falacia informal por la que se da la impresión de refutar un argumento, pero se hace a través de una idea que no va en la línea de argumentación de la discusión, por lo que no se refuta debidamente el tema de fondo.”? Wikipedia
    Es una falacia del hombre de paja porque no nos estamos refiriendo a los “politicos corruptos, a los explotadores, a los banqueros, etc.” Por otro lado, nadie esta hablando de encerrar en la carcel a los no vacunados. Simplemente se los impide el ingreso a ciertos lugares y servicios, de la misma manera como a los que fuman se los puede excluir de ciertos espacios. Si bien es cierto que eso no impedira los contagios, la evidencia disponible nos dice que se reduciran y mas aun a quienes mas proteje es precisamente a los excluidos, es decir los no vacunados porque la probabilidad de que les de un covid grave o mortal es mucho mas alta y esto a su vez implica un mayor para el estado y un perjuicio a la sociedad en general.

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