Aporrea <www.aporrea.org>
23 septiembre 2013
Para la Revolución venezolana es importante caracterizar muy bien a los chinos. Con ellos tenemos, dicen nuestros voceros, alianzas estratégicas, es decir, lo que ellos sean influirá decisivamente en nuestro rumbo. Veamos.
Si aceptamos que China es capitalista, entonces podemos deducir, superada la candidez de creer en capitalismos buenos, que ese capital que dirige las acciones chinas busca lucro, explotar, y que su relación con nosotros es aprovechar, vampirizar nuestra economía. Podrá beneficiar a una oligarquía nacional, que seguramente se enriquecerá, creará una chinoligarquía, pero a la mayoría, a la sociedad toda, la expoliará a menos que los chinos, en sus laboratorios secretos, hayan descubierto el capitalismo bueno. Pero eso se parece más a un “cuento chino” que a la realidad.
Si consideramos que China es socialista debemos concluir ¡qué raro el Socialismo ese! Con miles de millonarios, miles de empresas transnacionales y mano de obra casi esclava. Eso que llamaríamos “socialismo chino” no haría los cambios que salvarían al planeta, seguiría contaminando, explotando, enriqueciendo a una minoría y llevando a la miseria a las mayorías, seguiría apuntalando al capitalismo mundial, disputándole mercados y energía, llevándonos, necesariamente, a guerras intercapitalistas. Es decir, raro ese socialismo tan parecido al capitalismo. Tendríamos que concluir que es sólo un cambio de nombre, un capitalismo con otro estilo. Que en China sólo hay un país con un solo sistema, el capitalista. Aquel cuento de un país dos sistemas, era sólo eso: un cuento chino.
Nosotros, así lo declaran los voceros, tenemos alianza con los chinos. ¿Qué significa eso? Significa que estamos, más allá de nuestra voluntad, en el centro de la disputa interimperial por el control del petróleo. Además de que se está yugulando nuestra posibilidad socialista, se está diluyendo en las aguas del capitalismo chino, estamos hipotecando nuestro futuro en aras de un supuesto crecimiento… capitalista.
Quizá es necesario tener trato con los chinos pero debemos guardar nuestra independencia, para eso tenemos que definir, afinar bien nuestro modelo,ver qué nos interesa en estos tratos y no ir atrás de lo que a ellos les convenga, como comprar sus excedentes en dinero y mercancía, transferir su tecnología obsoleta y no las ciencias, las investigaciones que le dan origen. Sólo así podremos tener independencia, soberanía, y dejaremos de ser ensambladores de lo superado, consumidores de la fruslería.
Si queremos fundar Socialismo es necesario crear nuevas necesidades naturales, romper con el consumismo que le conviene a los imperios, dejar de ser pieza suministradora de energía y consumidora de mercancías superfluas. Es necesario una nueva cultura, una nueva visión de la vida. Los chinos pueden ayudar, aceptémoslo, quizá sea cierto, pero entrando en nuestro esquema socialista, no que nos coloquen como vagón en el tren de su capitalismo.
Cuidado con deslumbrarnos con el oropel chino, confundirnos creyendo que la Revolución es cambiar el capitalismo gringo por el capitalismo chino. Capitalismo es capitalismo, no importa| que tenga los ojos redondos o alargados.
Fuente: http://aporrea.org/ideologia/a174018.html