Revista Mediaciones www.ciespal.net/mediaciones
UNO
En América Latina, los medios de comunicación han jugado un papel importante en la imposición del modelo neoliberal, las privatizaciones, los Tratados de Libre Comercio (TLC), y en contra de la integración. Han sido difusores de una visión económica que responde a la ideología de los sectores dominantes.
Si hacemos un recorrido por los medios latinoamericanos a fines de la década del 80 y parte del 90, veremos el énfasis en el Consenso de Washington, la “modernización” como sinónimo de privatización, la liberalización económica y las bondades del mercado. A fines de los 90 y comienzo de los años 2000 se posicionó la necesidad de construir el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) impulsada por Estados Unidos. Fracasado ese intento, por las movilizaciones sociales y la postura de presidentes como Luiz Inácio Lula Da Silva, Hugo Chávez y Néstor Kirchner, los medios se alinearon con la necesidad de firmar TLCs. Pero esa propuesta, en primera instancia, también fracasó, por la movilización social y política, y la postura de algunos gobiernos denominados progresistas.
Sin embargo, los medios, y los sectores que representan, no dejaron de lado la campaña para posicionar en el imaginario de los latinoamericanos la necesidad de esos tratados, logrando incluso, años después, colocar cuñas en los gobiernos denominados de izquierda.
Es interesante volver a analizar con distancia el trabajo metódico de los medios en Ecuador, y apreciar la cantidad de papel, audiciones de radio e informativos de TV, utilizados para imponer la cultura del libre comercio, el mercado y los TLC.
DOS
Tal vez una anécdota ejemplifique mejor el papel de los medios en su trabajo diario por imponer esa cultura. En 1999, en medio del feriado bancario surgió la posibilidad de ser editor político al diario El Comercio de Quito. Cuando conversé con su editor general me dijo que sabía muy bien que yo era de izquierda y que eso era bueno porque el diario estaba buscando abrirse y ser más plural, dar más voz a los sectores sociales y particularmente al movimiento indígena que en ese tiempo a pesar de tener una gran capacidad de movilización era obviado por los medios.
Cuando todavía no había terminado de decir qué bueno, me dijo: en lo económico es diferente, este diario tiene una visión económica que apunta a la “modernización”, que en realidad era entendida como privatización, defensa del libre mercado y promoción de lo que luego sería el ALCA.
Agregó que si bien se abría a otras posiciones, la predominante, era la visión del medio. Con eso me estaba diciendo que el medio tenía una mirada económica hegemónica defensora del pensamiento único que, casualmente era la misma de ciertos grupos de poder político y económico que manejaban el país en ese momento, y que no podía ser puesta en duda. Me sonreí y le dije irónicamente: como la política y la economía no tienen ninguna vinculación no hay problema. Enseguida argumentó que el medio no era defensor a ultranza del modelo neoliberal sino que defendía la modernización económica. Volví a sonreír y finalmente no fui a trabajar a ese medio.
Once años después, como Vicecanciller de Ecuador, ese diario junto a la mayoría de grandes medios hicieron una campaña en contra mi por estar claramente opuesto a firmar un Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea. Se podría decir que fue un linchamiento mediáticos, para utilizar términos actuales.
TRES
Más allá, y más acá, de la anécdota, al analizar los artículos, editoriales, programas de radio y TV de estos últimos cuatro años, encontré una campaña muy bien armada para posicionar la necesidad “casi ineludible” de ir hacia un TLC con la Unión Europea.
Para eso utilizaron una estrategia con acciones que se fueron complementando en el tiempo. Por un lado posicionar a “buenos” y “malos” camino al tratado. Buenos aquellos que trabajaban y trabajan por el tratado, malos aquellos que se oponían y oponen.
En lo personal, intentaron presentarme como el malo del gobierno, tratando de desprestigiarme y desprestigiar a quienes se oponían al TLC dentro del Ejecutivo. Para eso, dieron un espacio mediático treinta veces mayor a quienes me atacaban, y la mayoría de las veces sin la posibilidad de réplica. O sea que cuando yo decía algo contra el TLC recibía más de treinta ataques en los medios “independientes”, sin contar los insultos en la sección de comentarios de “lectores” de esos mismos medios en internet, la repetición de comentarios insultantes en las radios y los ataques en twitter.
Paralelamente, realizaban, y lo siguen haciendo, artículos, reportajes y entrevistas, casi publirreportajes, que promocionaban las bondades del TLC por un lado. Por otro, presentaban-presentan la supuesta catástrofe, que significaría no firmar el convenio.
Dentro de las estrategias supieron complementar un lenguaje de presión al gobierno y al Presidente Rafael Correa, con ciertas lisonjas hacia su apertura política en el tema. El garrote y la zanahoria a nivel mediático. También desistieron de nombrar al TLC como tal, asumiendo el sofisma de un Acuerdo de Comercio para el Desarrollo y utilizando diversos mecanismos para espantar la idea de que la Unión Europea impondrá lo mismo que a Colombia y Perú como sus voceros lo informaron en diversas ocasiones. Por eso ocultaron las reiterados testimonios y cartas de representantes de la Unión Europea en las que dejan claro que se trata de un convenio similar al de los dos países andinos, aunque estaban dispuestos a que Ecuador los llame de otra manera si es que prefería para no causar reacciones negativas.
Otra acción fue atacar todo lo que pudiese distraer la firma del TLC, incluso siendo beneficioso para el país. Así en su momento atacaron las gestiones realizadas para la renovación del SGP (Sistema General de Preferencias Arancelarias), pues creían que era mejor que no lo renovasen para presionar por el tratado. También bombardearon cualquier intento de acuerdo con el Mercosur (Mercado Común del Sur), muchas veces mintiendo, aunque ese bloque tenía y tiene toda la apertura para aceptar las propuestas de Ecuador.
CUATRO
Hasta principios del 2012 los medios públicos trataban de equilibrar la cobertura entre defensores y opositores del TLC. Desde mayo de 2012 asumieron una postura claramente a favor del tratado. Durante la segunda mitad de 2012 y el 2013 este tema parecía ser el único en que medios públicos y privados estaban totalmente de acuerdo. Ahora, en lo previo a las “negociaciones”, El Telégrafo, sobre todo, ha dado una mayor apertura al debate, escuchando los argumentos de quienes se opone al TLC.
Los representantes del poder económico, sus voceros y ciertos grandes medios, siguen aplicando hacia el gobierno la zanahoria y el garrote, complementando el llamado “fraterno” de Guillermo Lasso, el “reconocimiento” de algunos a la “voluntad política” del Presidente y el ataque a quienes se oponen dentro o fuera del gobierno. A eso suman una campaña de marketing mediático-empresarial por el TLC.
Durante los gobiernos de Lucio Gutiérrez y Alfredo Palacio, los sectores de poder económico y los medios, no pudieron imponer ni el ALCA ni el TLC, por la gran movilización social que logró colocar en buena parte del imaginario colectivo ecuatoriano el significado negativo de asumir esas opciones. Con el gobierno de la Revolución Ciudadana, la mayoría de los sectores que denunciaron esos proyectos años antes, descartaron que en algún momento se pudiese ir a un tratado de ese tipo, y ante la pasividad se impuso el discurso que reivindica la necesidad de ir por ese camino. En principio, con la campaña desplegada, parece que los sectores de poder económico, sus voceros y los grandes medios de comunicación ganaron una batalla: se sacaron de encima a quienes mantenían una postura más firme contra el tratado y a favor de la integración, lograron abrir un Ministerio Pro TLC y el diálogo camino a firmar lo mismo que Colombia y Perú.
Pero la campaña de los sectores de poder económico y los grandes medios en Ecuador, no está separada de la que se da en otros países. Estrategias similares, con distintos resultados se han implementado en toda América Latina desde hace muchos años. Sin embargo acercándonos un poco en el tiempo y analizamos los medios en estos últimos años podemos ver que desde 2012 se viene realizando una campaña sistemática por lograr que aquellos países que no firmaron Tratados de Libre Comercio finalmente lo hagan, por desprestigiar al Mercosur para que no se consolide como una expresión de toda América del Sur y por imponer la denominada Alianza del Pacífico como opción “eficiente” que en realidad es heredera del ALCA.
Estas campañas en medios ecuatorianos y latinoamericanos, son parte de una propuesta que responde a la ideología de los sectores de poder económico y por lo tanto a determinados intereses que han intentado disfrazarla de meramente “técnica”. El futuro dirá si fueron efectivas.
* Director de MEDIACIONES -El Observatorio de Medios del CIESPAL-.
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