Mi abuela ha prohibido nombrar en su casa al Presidente y a sus funcionarios. “No me importa cómo se llamen, para mí son todos esos unos miserables. Y así se los llamará de hoy en adelante en mi casa. Miserables. Punto”.
Lo que un principio fue motivo de tensión –por la forma en cómo enunció la oración-, luego, con el pasar de las horas, fue un divertimento, paradójicamente, lleno de bronca. Y es que llamarles por el nombre que se merecen a todos los funcionarios y acólitos de este gobiernucho no hace más que purificar el alma. ¡Miserables! O ruines o canallas o rupturas o grandas. Da lo mismo. Claro que la abuela, en su sabiduría, no escatima adjetivos para referirse a otros que ahora quieren hacerse los salvadores de la Patria. “Si quiebra el IESS será por culpa de éste y del otro, que no me vengan con cuentos de inocentes en pleno mes de las aguas”.
Escuchar las ternuras políticas que salen de boca de la Paulita Romo, del canciller José Valencia y del presidente Lenín Moreno (perdón, de los miserables) a propósito de Julian Assange es como para sentir náuseas en colectivo. Que hay hackers rusos medio hermanos de Assange intentando desestabilizar al gobierno con peligrosas acciones hackeras dignas de rusos que odian a los ecuatorianos… ¿En qué momento los rupturas abandonaron sus declaraciones de progres para convertirse en lo que ahora son? ¿Se habrán drogado con alguna hierba importada que los dejó turulatos for ever? ¿Les hipnotizaron en combo mientras dormían? O como se mencionó en un artículo anterior, ¿necesitan un carguito a como dé lugar en donde se sientan importantes porque en el fondo sabe que no son nadies?
No podía faltar ese caballero de mirada truculenta y voz aguda que preside el IESS, ¿Granda es? Que quiere el aumento de la edad de la jubilación, el incremento del aporte de los afiliados y que hay que hay que eliminar la atención médica a los hijos de los afiliados. La abuela diría: ¡Éste es el rey de los miserables! Claro, no faltaba más, que paguen los afiliados las jugarretas de los salvadores de la patria. Ya en redes sociales se han encargado de decirle lo que se merece este lamealfombras de avanzada. Este pobre ser va a necesitar protección policial lo que le resta de vida. Hay que ser bien… ¡Ay, qué ser!
A este gobierno de misioneros… no… de misericordio… no… ¿de cómo era? Ah, de miserables era. Este remedo de gobierno que haría lo que sea para agradar a Donald Trump y para que el Fondo Monetario Internacional le rasque la cabeza y para que los INAPapers pasen de largo, como si solo hubiera sido un mal sueño o un mal chiste de Moreno. El señor de la silla rodante y sus rodantes con hambre atrasada serán recordados con asco, con infinito asco. Lucio y Abdalá son ameba al lado de éstos. Ese acuerdo con el FMI es la estocada final. Sonrían los empresarios, los mimados de hoy en día.
Y claro, Teleamazonas y los carcamales de periodistas más reconocidos tienen la misión de repetir el mismo cuento, las mismas preguntas, los mismos entrevistados. A ver abogado Nebot, ¿usted qué opina del caso Assange? Todos los reaccionarios de siempre madrugaron donde los Oquendos, los Roseros y demás. ¡Por fin!, decían. Ya era hora que le expulsen. Nos ha hecho tanto daño. Bien Lenín, ya pareces Presidente. Estamos contigo. Miserablitos unos, miserablazos otros.
¡Cuánto más nos toca soportar a éstos! ¿Cuánto más?
Es cierto que las “soluciones” que propone Granda para el IESS son absurdas e incompletas pero “Hugo” se olvida de los principales causantes de los problemas del IESS, los que lo saquearon por 10 años: Correa y su mafia.