Las controversias tras la muerte de Diego Armando Maradona salen fuera de lo normal o es otra anormalidad de las tantas que vivimos en esta sociedad caótica. Cómo se explica que el deceso de un jugador de fútbol haya provocado en una buena parte del mundo grandes reacciones de un tipo y del otro. Especialmente en Argentina, con el argumento de que Maradona fue el único o el que más alegría le ha dado al pueblo argentino.
Inmediatamente surge la pregunta: por qué y quiénes son los que han hecho del fútbol la única o la más grande alegría de un determinado pueblo. En EE.UU. el fútbol no genera pasión, por un conocimiento tardío de este deporte, pero sí el baloncesto o el béisbol o el football americano. Lo que quiere decir que se puede implosionar a deportes diferentes según los intereses y necesidades. Los ingleses que lideraban el mundo hace 100 años encontraron en el fútbol a una de las mejores expresiones de este sistema capitalista de la competencia y lo mundializaron. Si lo hubieran hecho los norteamericanos con el football americano o el béisbol, ahora sería otro el deporte más famoso y mundial.
Ya se ha dicho que para contentar a un pueblo hambriento hay que darle “pan y circo”, como decían los romanos, quienes les ofrecían los espectáculos de los gladiadores y la muerte de los cristianos, para alegrar su situación. Desde ahí se han sucedido distintos espectáculos hasta llegar en nuestro tiempo al fútbol y otros deportes, como lo son también las telenovelas, los reality show, los centros comerciales, y hasta la misma política.
Es evidente que los poderosos exacerbaron a este deporte con intenciones comerciales para lucrar lo más posible con esta actividad y que como sabemos produce millones de dólares que terminan en manos de ciertos personajes y grupos. Pero también como un medio de adormecimiento de los pueblos, jugando con las pasiones humanas en esos propósitos, llegando al límite del sufrimiento y hasta del suicidio cuando ha perdido su equipo, o el dolor profundo por la muerte de un deportista, como el caso de Maradona. Un sufrimiento desesperado por un ser humano al que lo han divinizado por jugar bien con una pelota.
Cuál es la pobreza emocional y espiritual que hay en un pueblo para que llegue a esos niveles, y que no hayan otras situaciones más profundas que le conmuevan, como dice la feminista Carol Herrera. Esta manifestación habla de la miseria de un sistema de vida, que produce un tipo de pueblo que se siente fortificado o desfallecido por el fútbol y por un jugador, cuando hay otras situaciones trascendentales pero que no tienen la misma expresión. Fenómeno social que no llama a una exaltación de la condición humana ni de este sistema, sino a una reflexión muy profunda, particularmente de aquellos hombres que se contentan o que su única o mejor alegría es una pelota, o que para otros es el de ver como matan a un toro, o admirar las peleas de gallos y perros. ¿Qué clase de seres humanos son aquellos y fruto de qué sistema?
Es evidente que los poderosos exacerbaron a este deporte con intenciones comerciales para lucrar lo más posible con esta actividad y que como sabemos produce millones de dólares que terminan en manos de ciertos personajes y grupos.
Esto también nos conduce a la pregunta, del por qué la necesidad de deificar a alguien. Antiguamente los reyes se auto proclamaban descendientes de Dios, pero luego de su pequeña caída se sigue en lo mismo y se busca reificar o deificar a otros personajes, los que generalmente son hombres: “el rey Pelé” o “el dios Maradona”, y así con otros personajes deportivos o artísticos o multimillonarios (celebrities). Es así que se reproduce -de una u otra forma- a un sistema que funciona en esas condiciones, que sigue siendo monárquico-monoteísta, en el que solo han cambiado las formas, y se van creando de tanto en tanto nuevos reyes, dioses, famosos, ricos, para que se mantenga y se perpetúe el mismo sistema.
El principio básico de la civilización y del capitalismo es la competencia, en el cual el fútbol es otra de sus expresiones y cuyo propósito es el de exacerbar más a la competencia como modelo y estilo de vida, llegando a los extremos de que hasta se maten entre hinchas de equipos de una misma ciudad o país. Y lo mismo sucede o se expresa en diferentes situaciones políticas, culturales, nacionales, raciales, sexuales, religiosas, etc. Vivimos el mundo de la competencia, esto es, el mundo salvaje del diente por diente o de la lucha entre hermanos, como entre Caín y Abel. Este mundo bárbaro y al cual sus creadores le llamaron la civilización y cuya cúspide es el capitalismo, está marcado y transversalizado por el patriarcado y el machismo, y cuyo propósito es dividir a la población para dominarlos. Los romanos se dieron cuenta que la mejor manera de someter a un pueblo es haciendo que se pelen entre ellos, mientras las élites sacan ventaja de esas disputas.
Políticamente en Argentina, sus élites juegan con las pasiones para que el pueblo se pelee entre ellos, entre los populistas de Perón y los populistas de derecha. El populismo ha hecho de Argentina un país polarizado, donde juegan con las pasiones a los extremos y los que siempre ganan con todo ello son los dueños del país. Y eso hemos visto en EE.UU. con Trump, y así en otras regiones del mundo. Entonces, no es nada casual ni fortuito lo que ha pasado en Argentina con Maradona.
¿Quiénes son los que han generado este populismo mundial? Evidentemente los que han dirigido y gobernado el mundo privado y público desde hace 500 años, especialmente los últimos 100 años, y que políticamente hablando se llaman derecha, y en cuya cúspide la derecha neoliberal ha exacerbado el capital para unos pocos. Hasta hace 40 años los deportistas ganaban un poco más que la mayoría de trabajadores, pero con el neoliberalismo las “estrellas del espectáculo” pasaron a ganar sumas exorbitantes. En donde, gente como Maradona pasaron a convertirse en millonarios, no así otros, como Di Stefano, Cruyff, Beckenbauer y otros jugadores famosos de antes del neoliberalismo, que no llegaron a ser millonarios.
“Este mundo bárbaro y al cual sus creadores le llamaron la civilización y cuya cúspide es el capitalismo, está marcado y transversalizado por el patriarcado y el machismo, y cuyo propósito es dividir a la población para dominarlos”.
¿Qué hubiera dicho hoy la derecha neoliberal, si Maradona hubiera ensalzado a gobiernos tiránicos u otros de la derecha? Igual lo tildarían de rey o de dios, pero como fue de ideología progresista le dicen de todo. La izquierda hubiera hecho lo propio. Lo que refleja que el mundo ha caído en el juego de la derecha, peleándose y matándose por diferentes situaciones, principalmente entre varones. No es casual que la mayoría de delincuentes sean hombres, y que son los que más mueren y más rápido por homicidios, guerras y enfermedades.
Esta competencia se manifiesta a diferentes niveles y grados en todo el planeta y en distintos ámbitos y miembros de la sociedad, y en el que las mujeres también son partes de aquello, pues no están fuera ni han dejado de ser parte del capitalismo depredador. Todos los seres humanos son afectados por este sistema competitivo y hay quienes buscan salir de ello, entre ellas las feministas, pero todavía hay intromisiones o expresiones del sistema patriarcal y machista dentro de ellas y de sus organizaciones, en unas menos que otras o en unas más que otras.
Algunos de estos grupos o personas auto denominadas feministas, también han entrado en este escenario de la muerte de Maradona, pero sacando más de lo mismo o reproduciendo el mismo sistema de competencia machista, con similares argumentos y actitudes. Reacciones desclasadas, racistas, moralistas, santurronas, puritanas, que no ayudan a generar un nuevo mundo con otra actitud, por el contrario, siguen reproduciendo el patriarcado, exprimiendo odio y no una crítica a ciertas actitudes de Maradona, que él mismo las ha reconocido, y por otro lado, no viendo el lado humano que él tuvo con personas, grupos y pueblos. El odio no es crítica, pues destruye y no aporta. Y lo único que genera es que los fundamentalistas se afirmen y se unan, como el caso de los grupos fascistas de derecha (VOX, Amanecer Dorado) que buscan terminar con derechos conseguidos por los pueblos, y ahora quieren echar al traste todo ello tomando como ejemplo a este tipo de grupos extremistas.
Lo que han hecho este grupo de feministas es un ataque, no comprenden que el patriarcado no solo destruye a las mujeres sino principalmente a los hombres. Para que haya patriarcado tienen que haber hombres patriarcales, lo que quiere decir que los primeros domesticados son los varones para que puedan funcionar y actuar así. No olvidemos que quienes forman a los machos son los padres y las madres machistas. Lo que hemos leído de estas feministas son respuestas y actitudes misándricas (contrario de misoginia) contra Maradona, llenas de repudio o de revancha o de prejuicios o de egocentrismos. A este feminismo yo le llamo femimachismo, y otras mujeres críticas, como la feminista Casilda Rodrigáñez las llama Mujeres Patriarcales, o la feminista Rita Segato que declara abiertamente que hay un feminismo patriarcal, o la activista indígena canadiense que no se reclama feminista, pues critica que la mayoría de las feministas solo “quieren ocupar los puestos de los hombres”.
Maradona es otro producto de este sistema patriarcal, machista, competitivo, materialista, consumista, capitalista, y no puede ser juzgado solo como hombre o como un hombre por sí mismo, que es lo que suele hacer este feminismo sexista al criticar a los hombres por el simple hecho de ser hombres, como que fuera algo genético. Este feminismo que ataca y que no hace crítica, solo es el otro lado del machismo, de ahí mi denominación de femimachismo, pues se quedan en una cuestión de lucha de sexos y de género: los buenos y los malos. De hecho, se han peleado entre mujeres y entre feministas, por las reacciones que han tenido ellas ante la muerte de Maradona.
Lamentablemente por este femimachismo sale mal parado todo el feminismo, pues los hombres-machos aprovechan para deslegitimar a todo el movimiento. Como igual pasa con otros movimientos y en la izquierda, que a la final guardan todavía penetraciones o regazos provenientes de la derecha monárquica y de toda la competencia civilizatoria. El mismo concepto de lucha de clases es patriarcal, lo que no significa desconocer que existen clases sociales, sino que la salida no es la dictadura del proletariado ni ninguna dictadura, sino la ruptura con toda forma de verticalismo que genera piramidalismo y luego de lo cual no pueden salir, tal como se ha visto con las experiencias de la izquierda autoritaria y dictatorial en el poder.
Entonces, cualquier tipo de patriarcado y de machismo presente en la izquierda o en los movimientos sociales, son los diferentes lados en los que ha penetrado en las organizaciones para desnaturalizarlos, deformarlos e inmovilizarlos. El feminismo ya ha sido cooptado por el sistema, con el surgimiento de los feminismos liberales y otras variantes. Como igual sucedió con el ecologismo verde, que es básicamente pro-capitalista. Y eso están haciendo con el movimiento indígena y el movimiento LGBTI, en los cuales, ya hay indígenas y homosexuales liberales o anti izquierdistas.
Por ello, la importancia de la crítica y autocrítica, sino seguimos con los mismos resultados que hemos visto con los grupos y personas que han ocupado sitios de poder dentro de las instituciones patriarcales, sean hombres o mujeres de izquierda o “feministas”. Entonces, necesitamos otras masculinidades, pero también otras feminidades. No solo deben cambiar los hombres sino las mujeres. No es que los hombres están mal y las mujeres están bien. Todos debemos cambiar. Necesitamos una nueva humanidad.
“Maradona es otro producto de este sistema patriarcal, machista, competitivo, materialista, consumista, capitalista, y no puede ser juzgado solo como hombre o como un hombre por sí mismo, que es lo que suele hacer este feminismo sexista al criticar a los hombres por el simple hecho de ser hombres, como que fuera algo genético”.
*Atawallpa Oviedo Freire es escritor, periodista y filósofo nacido en Ecuador.