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PADURA NO TUVO RAZON. Por Santiago Ortiz

06 enero 2014

“Fidel es más amigo de Trostky que de Stalin”

 

Leonardo padura

A un novelista no se le puede pedir razón. No están hechos para ello. Cuando Leonardo Padura escribió El hombre que amaba a los perros, sugiere que el régimen cubano es cómplice del estalinismo. En realidad es lo contrario, la Revolución Cubana tiende hacia otra parte y Fidel es más amigo de Trostky que de Stalin.

Y es que desde el 25 de Noviembre de 1956 –cuando zaparon los revolucionarios cubanos en el Granma desde México- han practicado lo que León Trostky llamaba la “revolución permanente”. En realidad, a diferencia de otros países como China o Vietnam o las colonias que lucharon contra las potencias europeas, Cuba se ha mantenido en guerra de posiciones más de medio siglo.

No ha habido circunstancia que detenga esta estrategia político-militar: ni la contención de las tropas de Batista donde murieron más de 50 mártires, ni la guerra frontal con la que se quiso inmovilizar el avance del Movimiento 26 de Julio durante dos años, ni la invasión yanqui de Bahía de Cochinos de 1961, ni la guerra civil de los bandidos que duró cinco años.

Es que si bien desde entonces no hubo nuevas batallas en el territorio cubano, la isla se solidarizó con varias causas en una demostración de internacionalismo. Primero el Che en el Congo y luego en Bolivia, luego el apoyo revolucionario en Vietnam, Angola, Sudáfrica y otros países. Ni el bloqueo que dura ya 50 años desde que lo decretó John Kennedy, ni la adscripción al bloque socialista, ni la crisis de los misiles nucleares, ni la caída de la Unión Soviética, ni el régimen especial que vino después –y que dura 20 años-, nada de ello ha sido óbice para que el pueblo cubano deje su afán revolucionario, o claudique ante el feroz bloque la potencia más grande de la historia, los Estados Unidos.

Todo el país ha permanecido fiel al pensamiento del Che Guevara que señaló “Toda nuestra acción es un grito de guerra contra el imperialismo“, pero también a la conducción de puño inquebrantable de Fidel. Son casi varias décadas de un pueblo unido en torno al ejército rebelde, el poder popular y el partido comunista, en torno a una lucha inquebrantable y la estrategia de guerra permanente.

Y lo ha hecho en una isla, eso es lo increíble. Rodeada de largartos, cercada por la armada imperial, con acorazados, submarinos, cañoneras, aviones con pilotos y drones sin pilotos, radares, y sistemas de control de la Agencia de Seguridad Nacional, NCA, tal como ha denunciado Snowden. Todo ello con un trasfondo de armas atómicas que apuntan a La Habana, dispuestas a descargarse en cualquier momento.

A veces el mundo se acostumbra a esta guerra silenciosa entre un imperio con una isla que considera su colonia, a 90 millas de sus costas, pero el conflicto sigue en pie, imponiendo una estrategia de revolución permanente más larga que muchas otras que se han dado en la historia del mundo.

Hay que señalar que por cierto no se trata de un estado de beligerancia solo militar, el bloqueo económico, comercial, militar y político que lleva adelante Estados Unidos, pese al descongelamiento de relaciones ordenada recientemente por el Presidente Obama, inclusive las acciones de propaganda como la red social del Zun Zun armada por la CIA en estos últimos meses, son la expresión de una inédita guerra total.

Es más, en torno a la isla pasan los principales flujos de comunicación del mundo, cables ópticos, barcos mercantes, buena parte del comercio mundial que comunica Europa con América, para no hablar de los flujos financieros que circulan en los cien paraísos fiscales que rodean Cuba, mientras esa republica se mantiene impertérrita, altiva y aislada de ese enredado tejido del capitalismo.

Y es que el principal factor la estrategia de revolución prolongada del pueblo cubano es haberse mantenido fiel a la consigna del autor intelectual de la revolución, José Martí, que planteó como objetivos convertir Cuba en una isla de libertad, justicia social e independencia.

Así que Leonardo Padura no tuvo razón. En su novela sobre el asesino de León Trostky, Ramón Mercader que llegó a las playas de la isla a pasear sus perros, debió darse cuenta que más que seguidor de Stalin, Fidel era seguidor de Trostky. Solo este dirigente Bolchevique tuvo la loca idea de una revolución que no se detuviera ni un minuto. Al contrario de Lenin que planteó ceder ante los alemanes en Brest Litovstk, cuando estaba en juego la revolución rusa Trostky optó por la revolución permanente. Dijo que sería una traición a la revolución mundial firmar el armisticio con Alemania y que lo que había que hacer es mantener al pueblo soviético en armas y propiciar la continuidad de la revolución, que en su caso era reforzar a revolución europea que se esperaba triunfe en Alemania y otros países.

En realidad Fidel sigue en eso al principal Trotskista, el Che, que se propuso continuar la revolución permanente, primero en Cuba, luego África y posteriormente en América Latina (el Che siempre pensó en que la revolución de liberación nacional continuaba en América Latina con la socialista y que el epicentro del continente sería Bolivia). Por ello con las enseñanzas de Trostky y el Che, Fidel y Cuba se mantuvieron consecuentes en torno a una estrategia de guerra prolongada contra el imperio que está ubicado a 80 millas de la Habana. Para ser más específicos: una guerra defensiva ante la declaración de guerra realizada por el Sr. Kennedy, que por esas paradojas del destino terminó acribillado a balazos por una operación confabulada del exilio cubanos de Miami y la CIA.

Y los gobernantes guerreristas de Washington no han hecho otra cosa que continuar y reforzar la estrategia de Kennedy. Johnson, Nixon, Carter, Bush padre y Bush hijo (el poder familiar no está solo en La Habana), Clinton y Obama han seguido con esa estrategia.

Y es que en realidad la gran tragedia de Cuba es que esta cerca del imperio. Díaz, el presidente de México, dijo que la principal tragedia de su país era estar lejos de Dios y cerca de Estados unidos. En realidad esa frase se aplica a los dos paises. La isla cierra como un largo caimán verde el golfo de México, casi tocando la península de Yucatán por un lado y Miami por el otro y por cierto tiene desde hace 50 y mas años colocadas las ojivas nucleares sobre La Habana, sin que a la potencia le importe el tratado de Tlatelolco ni que ocho cuartos.

De ahí que el largo caimán tiene razón en preocuparse por las intenciones del Goliat del continente, veinte veces más grande en población, 75 veces más grande en extensión, con un PIB 150 veces más grande y con un presupuesto militar 1000 veces más alto que el pobre presupuesto de esa Sugar Republic del Caribe.

Todo el tiempo, sin un minuto de descuido, el pueblo cubano, su gobierno y su ejército no le queda otra que permanecer con un ojo cerrado y otro abierto mientras le vigila ese gigante Goliat. Cuba en realidad apenas ha podido mirar lo que sucede en otras partes, pues está preocupado de lo suyo: cuando el imperio se despierta y da el zarpazo.

Y lo extraño es que el gigante actúa parecido. Siendo un Goliat frente a David, los gringos no han perdido ni un minuto de los más de 55 Años para mirar lo que Cuba hace, para vigilarla, obsesionado por rodearla y bloquear criminalmente a su economía, espiar a su ejército y preocuparse por cada milímetro que se mueve su pueblo. En resumen obligarles a ser Trotskista, a que permanezcan en revolución permanente.

Talvez mas que el Estado de Israel, que tiene sometido, rodeado, bloqueado y vigilado al pueblo palestino, Estadios Unidos lo tiene bloqueado, controlado, vigilado al pueblo, al ejercito y al gobierno cubano. En eso se parecen Arafat y Fidel, que son o fueron los principales líderes de una lucha de resistencia contra el dominio armado del imperialismo o de su epígono en Oriente Medio, el sionismo. Y en eso se parecen Washington y Tel Aviv, que babean odio, sangre, con sus dentaduras de radares, misiles, ojivas nucleares, todo para dominar a sus colonias en resistencia, llámese Gaza, Cisjordania, Santiago de Cuba, las Villas, Camagüey o La Habana.

Guerra bacteriológica, espías y contraespías infiltrados, cerco económico, son varias de las facetas de su estrategia guarrera. Los unos aprender de los otros, y desde hace años, no contentos con la guerra convencional ni incluso la guerra cibernética, les tratan de someter por el hambre. Esa es su forma preferida. Si no los puedes destruir, si no los puedes subordinar, lo mejor es seguir las enseñanzas de los nazis que sometieron al pueblo judío en campos de exterminio. Es paradójico que deis décadas después de que terminó la II Guerra Mundial Israel y Estados Unidos se confabularon en crear un estado de excepción para los Talibanes que los mandaron en campos de concentración volantes vía aérea por Europa hasta Guantánamo. Y eso mismo extendieron a la isla para someter por un cerco de hambre a los cubanos, igual que lo hacen a los palestinos, Esa es la consigna de los sionistas y de los imperialistas.

Ya se termino la guerra fría, ya paso la breve década gloriosa del imperio hasta el 2001 en que Estados Unidos y Fukuyama pensaron dominar todo el mundo sin rivales, sin embargo aquel sigue atormentando a Cuba, para obligarle a que siga la consigna de Trosky y Guevara continuando con la revolución permanente, en este caso con una revolución asediada y a la defensiva, sometida al hambre y al bloqueo.

Ya pasaron varias crisis mundiales, ya Estados Unidos perdió su ficticio rol de única potencia mundial, compitiendo como esta con China y los BRIC. Ya estalló la crisis planetaria del dólar, el crash de los grandes bancos e inmobiliarias. Incluso ya se desencadenó la crisis ecológica mundial, que afecta al igual que la guerra nuclear no solo a los que atacan, sino también a los atacantes. A pesar de ello Goliat sigue soñando en someter al David antillano, pisotearle política, económica, militarmente y por el hambre al pueblo de Cuba.

Y Cuba no tiene más remedio que seguir en su guerra permanente de defensa de su territorio. En este caso la guerra independentista que inicio Maceo y Martí aún no ha terminando. En esto es absolutamente leal Fidel y Raúl y los viejos barbudos que siguen dirigiendo La Habana. Se podría decir que Cuba es más Martiniana que marxista y más trotskista que leninista. Quieren seguir empecinados en esta lucha por la consigna que les dejo Martí: por libertad, justicia social y por supuesto….por independencia. Padura se equivocó.

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