En la coyuntura política actual al tiempo que crece la tendencia del voto por el mal menor, se deslegitima al voto nulo calificándolo como voto irresponsable.
Legitimar la opción de ANULAR, como derecho ético y político urge en estos días.
El voto nulo es un voto de rechazo a la derecha frontal pero también es un voto de rechazo a los disfraces de izquierda…. Es un voto contra el reformismo, el extractivismo y la modernización capitalista… Es un voto de verdad, un voto que no disfraza una mayoría inexistente que luego se utilizará por el oficialismo para demostrar su superioridad partidaria, su popularidad, y con ello la imposición por decreto de políticas retrógradas.
Es un voto franco que devela las contradicciones crecientes en un gobierno que distancia cada vez más su praxis de la discursiva revolucionaria… es un voto de tomar distancia responsable frente a las crecientes violaciones constitucionales, de los derechos humanos y de la naturaleza…
Votar por el mal menor, aun sabiendo que es un gran mal, no es una opción ética, es una huida cómoda frente a la real posibilidad del rechazo. Es tiempo de romper con la falacia de “hacerle el juego a la derecha”, el voto nulo no le hace el juego a la pseudoizquierda.
Las elecciones de gobiernos locales, ponen en disputa no sólo la gestión de la política pública en territorio, sino la posibilidad única de enfrentar desde la organización y la resistencia la embestida de las crecientes políticas extractivas.
Son pocos los territorios en los que se perfilan candidatos del pueblo y para el pueblo, y en éstos es fundamental apoyar las candidaturas, especialmente en el caso de Amazonía centro y sur en tanto se pone en disputa la inminente ejecución de la décimo ronda petrolera, y la explotación de megaminería a cielo abierto… Sin embargo en territorios en los que no existen opciones del pueblo y para el pueblo, el voto nulo es y siempre será legítimo….