Luego del anuncio del paquetazo neoliberal, el Frente Unitario de los Trabajadores, FUT; la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, Conaie; y el Colectivo Unitario Nacional de Trabajadores, Indígenas, Organizaciones Sociales y Populares convocaron a un paro exigiendo la derogatoria del Decreto 883 y el fin del acuerdo con el FMI. A este anuncio se suman los gremios transportistas quienes luego de sostener una paralización de sus actividades los días 3 y 4 de octubre, logran la subida de los pasajes y declinan la medida de hecho. Sin embargo, el resto de organizaciones, colectivos y movimientos pliegan ante el llamado al paro.
Con el pasar de los días, la masividad de las protestas y el sostenimiento de la pelea en las calles de varias ciudades del país, radicalizan a las dirigencias que no solo proponen medidas indefinidas si no que convocan a un paro, huelga y levantamiento el día 9 de octubre. Quizás es importante explicar para lxs lectorxs en otros países, el significado de cada forma adoptada por el conjunto del campo popular ecuatoriano. Se propone la huelga como la expresión de la conciencia de la clase trabajadora que apunta a la pérdida de sectores empresariales en tanto suspensión del elemento que permite el valor en las mercancías, es decir el trabajo; el paro, como posibilidad de incluir y ampliar a sectores de la población que paralizan sus actividades y toman el espacio público; y el levantamiento, que constituye la forma que adopta históricamente el movimiento indígena, y que expresa la convergencia de pueblos y nacionalidades para el cierre de carreteras, salida de sus comunidades y toma simbólica de la ciudad de Quito.
El gobierno de Moreno responde con una brutal represión y a pocas horas de haber iniciado el paro del 3 de octubre, declara el estado de excepción en todo el territorio nacional que habilita a las Fuerzas Armadas y a la Policía a ser las “garantes” del orden y la seguridad del Ecuador; restringiendo derechos de libertad y asociación civil.
Así mismo determina el toque de queda temporal entre las 8 pm y las 5 am en zonas aledañas a los edificios del Estado en Quito, y en todos los espacios que las FFAA y la Policía acuerden.
Tanto el paquetazo neoliberal como la política policial de represión y coerción del Estado ecuatoriano se vuelven la gasolina de las protestas en el país. Recordemos que en el Ecuador, la memoria de la lucha anti neoliberal es expresión de un pueblo insubordinado y rebelde que ha derrocado a tres presidentes, frenado la firma de tratados de libre comercio y que después de 12 años de Revolución Ciudadana, y de aparente consenso, sale a las calles. Ante el estado de excepción, la movilización generalizada, el cierre de carreteras, la toma de la Asamblea Legislativa, el enfrentamiento con militares y policías; frente al discurso racista, clasista y anti protesta de las élites y el Estado, el establecimiento de zonas humanitarias de albergue y centros de acopio que las universidades desplegaron y las redes de solidaridad que se fueron formando; al cerco mediático que establecieron las grandes empresas de comunicación, el compromiso de los medios alternativos para acompañar, denunciar y transmitir información; frente a la violencia y las prácticas de engaño del gobierno, la marcha de las mujeres; contra el toque de queda y la militarización de Quito, la convocatoria a un cacerolazo que llenó la ciudad entera de sonidos metálicos, barricadas y consignas contra el gobierno y por el cese de la violencia; como contrapeso al intento de romper la articulación entre las organizaciones, los pronunciamientos de las dirigencias que negaban al acuerdo con el gobierno si antes no se derogaba el paquetazo; contra las acusaciones del correísmo infiltrado y el relato de un intento de golpe de Estado, se hace presente la dignidad del pueblo ecuatoriano que no dejó un solo instante de sorprender al mundo, por su compromiso y su solidaridad
Luego de 11 días de paro, la Conaie anuncia su intención de dialogar con el gobierno siempre y cuando el Decreto 883 sea derogado y se establezcan diálogos públicos y transmitidos masivamente para que el pueblo entero pueda ser parte de ellos. Finalmente, el gobierno de Moreno deroga el decreto y se convoca a una primera mesa de diálogo el domingo 13 de octubre en Quito con la presencia de representantes de la Onu, dirigentes de la Conaie y la Feine, así como el presidente y parte de los ministros.
Enver Aguirre, dirigente de la Juventud Revolucionaria del Ecuador, decía hace unos días “esta expresión de movilización y resistencia involucró movilización, solidaridad, defensa de los intereses populares y propuestas frente a la crisis”.
En efecto, a pesar de los intentos de las élites y del uso del aparato del Estado para situar el conflicto en la dupla correísmo y anti correísmo como principal contradictor, 1) la capacidad del campo popular, que durante toda la Revolución Ciudadana insistió en salir a las calles y develar el carácter autoritario y capitalista del gobierno de Correa; y 2) así como el tipo de medidas neoliberales contra los sectores populares y medios, mostraron el paro como una expresión de la lucha de clases. Lo que vivió el país fue un momento de insurrección popular y la derogatoria del Decreto 883, un triunfo central para las organizaciones y movimientos en el país.
En este sentido, la derogatoria del Decreto 883 es una inicial victoria del campo popular ecuatoriano que muestra algunos elementos: la importancia de la organización y la movilización para alcanzar victorias; la reafirmación de que las calles son un espacio histórico y necesario para las organizaciones populares, de izquierda e indígenas; la urgencia de construcción de un espacio de articulación plural de las organizaciones y movimientos sociales; entre otros.
Ahora cuentese una de vaqueros, se olvida de las hordas de la lumpen delincuencia alíada a la lumpen oligarquía del correato, el vandalismo, los saqueos, la destrucción de la contraloría y sobre todo se olvida quienes ganaron: los contrabandistas del diesel sobre todo por mar y sus alíados en los gobierno, los que quieren comprar armas para la represión y los insurgentes violentos que inclusive se pueden ver en una de sus fotos.