Por Hugo el búho
¡Hay que armar a la población, pero ya! ¡Qué esperan! La delincuencia y el sicariato campean libremente. Esto parece tierra de nadie o tierra de Sinaloa. Necesitamos leyes más severas para los delincuentes y premios más audaces para los policías. Se quejan algunitos por siete tiros en la espalda a un delincuente. Ladrón es ladrón, delincuente es delincuente, matón es matón y evasor es evasor. ¡Qué derechos humanos ni que nada! Bala contigo si quiebras la ley. Algunos han de decir que es la pobreza, la falta de empleo, la inequidad social. No. El que es choro es choro, por naturaleza divina. Y el que mata debe ser matado antes de que mate.
Por eso es bien interesante la propuesta de súper héroe del gobernador del Guayas. El único que entendió que este desastre en el que vivimos no es para soldaditos cualesquiera. No. Aquí se necesita mano dura, pistola firme y harto uniformado avengers. Y que, claro, aparte de conocimientos de tiro, sepa cómo alinearse tipo selección de fútbol en momentos de balacera apremiante. ¡Qué lujo de gobernador! Unito así que tuviéramos en Quito, problema resuelto. Les disfrazamos de avangers a los policías municipales para que se vuelen los canastos de los informales en par segundos. Un tridente ofensivo por cada cuadra… y listo.
La solución siempre será cualitativa como dicen los que saben de números. Mientras más muertos, más polis. Si ellos disparan cincuenta balas, los uniformados deben disparar cinco mil. Tiene que ser bastante, sonoro, expresivo, incluso, desproporcionado. Solo así se vence a la delincuencia y al sicariato organizado. Por eso, ante la falta de uniformados, mil cien más a las calles. Por cada veinte muertos, quinientos polis más.
Y luego, claro, salvar de culpas a los policías que disparen a mansalva contra el que asome. ¿Qué es eso de uso progresivo de la fuerza? Están mal, ¿qué son, taraditos? La fuerza es fuerza y debe ser usada a lo Rambo. Si no ¿para qué diablos les entrenan a los policías? Que queden advertidos todos los delincuentes. ¿Se robó un celular? Plomo. ¿Vació una vitrina? Plomo. ¿Se dio a la fuga? ¡Pum! ¡pum! ¡pum! por siete.
No saldrán con esa frase arcaica de: preparen, apunten, fuego. Eso es para los pacifistas. Los hombres de acción solo disparan y después preguntan. Las leyes tienen que amparar a los policías para que hagan uso de las balas que les dieron de dotación. ¿Cómo van a tener balas de adorno? ¿Qué son? ¡Maniquíes?
Ya, esa Asamblea que apruebe de una vez por todas el libre porte de armas. Sospechoso que aparece: ¡pum! Venezolano que se me cruza: ¡pum! Ciudadano mal vestido y oscurito: ¡pum! Vecino que me cae mal: ¡pum! Tipo que observa más de dos segundos a la esposa: ¡pum! Manifestante que lanza piedra: ¡pum! ¡pum! Todo con ¡pum! se soluciona en esta vida. Por eso los gringos son tan adelantados. Ahí no se están con vainas. El curso de compañeros me hizo bullyng, metralla contigo.
Como remate. No se olviden en Guayaquil de seguir los consejos del enanito vividor del Estado, un tal Carlos Vera. Siempre armados, con veintiséis mil proyectiles en el hombro. Hoteles, apoyen con posada gratis. Restaurantes, comida gratis. Mecánicos, reparación gratis. Todos a colaborar para socavar esta jugada de los correístas que intentan desprestigiar al presidente.
Así que ya saben: bala al que es, y bala al que parece que también es. Y ya.
No saldrán con esa frase arcaica de: preparen, apunten, fuego. Eso es para los pacifistas. Los hombres de acción solo disparan y después preguntan. Las leyes tienen que amparar a los policías para que hagan uso de las balas que les dieron de dotación. ¿Cómo van a tener balas de adorno? ¿Qué son? ¡Maniquíes?
*Fotografía tomada de Diario La Hora
The Wild Wild West.