“No hay nada que hacer. Cuando un tipo, ya maduro, decide convertirse en un ser ridículo por propia voluntad, es una clara señal que, casi a la vejez, le llovieron los vacíos de la infancia. Después de analizar las acciones del Juan Esteban Guarderas, vocal del Consejo de Participación Ciudadana, ya no queda ninguna duda. Como dicen la gente de a pie: oye, ese sí que es bien shunsho. Y se quedan cortos.
Mi abuela, que es más sabia sentenció: Es un pobre chuchumeco.
Le quedó pepa el apodo. Porque chuchumeco significa mequetrefe, zascandil, figurín, chisgaravis. “Habla, chuchumeco”, “denuncia, chuchumeco”. “No quedes como gil, chuchumeco”. Y así.
No hay duda: Juan Estebitan debe tener un retrato de Villavicencio en el velador de su habitación. Lo debe mirar por minutos y jurarle devoción. Lo más seguro es que le reza de esta manera: “querido Fernando, yo seré tu legado en este país de cobardes. Me volveré una versión más sofisticada de denunciólogo, y haré que los correístas y demás enemigos del presidente y del orden establecido me respeten, me tiemblen, me miren con terror”.
Después de mirar la entrevista con Lenin Artieda -a quien hay que reconocerle que, por lo menos en ese caso, se comportó como periodista- uno se queda con la boca abierta. ¿Cómo se puede ser tan idiota en público cuando te haces pasar por súper listo? Este caballero, que llegó -como casi todos los Guarderas- por la ventana, se cree elegido por el destino o por algún fantasma, como el adalid de la justicia y de la lucha contra la corrupción. Y para conseguir que así lo reconozcan, es capaz de hacer el ridículo en cada paso que da. Tiene un afán de figurar, de estar presente en todos los medios: una obsesión enfermiza por llamar la atención, por ser popular.
Comportamiento de chuchumeco al más alto nivel.
Seguro que su propia familia lo mira con sospecha, con una vergüenza que se queda solo en susurros. Habrán visto sus declaraciones y tendrán que agachar la cabeza y guardar silencio, porque padre es padre y esposo es esposo y consejero de participación, consejero de eso.
Ya vendrán más ferias de denuncias, muchas más. Porque el tipo quiere ser el empleado del mes de la élite ecuatoriana y del presidente de cartón. Esa dupla es de antología: el uno que es tonto con plata, y el otro tonto profundo con cargo.
Es tan obvio el Juan Estebin, tan evidente en lo que quiere convertirse. Denuncia solo a discreción; una especie de fiscal, pero con papa en la boca. Porque, aquí entre nos, nadie le ha dicho a Guarderas que habla como estudiante de primer semestre de la San Pancho que no conoce ni el Centro Histórico. Y ahora tiene la misión encomendada desde Carondelet de buscar la forma de destituir a la vicepresidente electa, una señora de pocas luces y con ideas libertarias, igual de vergonzosas que las denuncias de Juancito. Pero es la vicepresidenta. Como todo súbdito que sabe que lamerle -perdón por lo prosaico- el culo al poder, trae beneficios, hará todo lo posible porque Daniel lo tome en cuenta en su posible nuevo gobierno o se tome una foto o le regale una caja de banano semanal.
Al chuchumeco le hicieron notar que el presidente de cartón puede ser denunciado por las mismas causas que Abad, y ahí se quedó de una sola pieza, con la papa hecha puré que se le salía por la comisura de los labios.
¡Todo un chuchumeco!
le quedó pepa el apodo. Porque chuchumeco significa mequetrefe, zascandil, figurín, chisgaravis. “Habla, chuchumeco”, “denuncia, chuchumeco”. “No quedes como gil, chuchumeco”. Y así.
Es un placer leerlo a Ud. porque suele mezclar verdades con mentiras en forma aparentemente coherente y muchas de sus acusaciones contra Guarderas son verdaderas pero su conclusión es falsa: Guarderas no esta acusando a Abad por su campaña presidencial sino por su campaña a alcalde, por tanto no cabe meter a Noboa en el mismo saco. NO MIENTA BUHITO.