Ocho años para el expresidente Rafael Correa, el ex vicepresidente Jorge Glas y sus secuaces se lee en los titulares. Sin embargo en esa sentencia no figura Lenin Moreno. El Tribunal Penal de la Corte Nacional de Justicia de Ecuador los halló culpables de cohecho.
Alianza País, movimiento encabezado por Correa, hoy por Moreno, recibía (¿lo sigue haciendo?) sobornos de empresarios a cambio de los contratos con el Estado. Un pequeño delito frente a la inconmensurabilidad de fechorías que cometió el equipo que dominó los principales hilos del Estado ecuatoriano.
Muchas/os ecuatorianas/os nos preguntamos ¿cómo salió limpio de culpas Moreno después de 13 años en el poder, si él fue vicepresidente en dos ocasiones, miembro y funcionario en toda la era correísta y hoy Presidente? La respuesta se puede buscar en el hiperpresidencialismo y la influencia irrebatible del Ejecutivo en la justicia.
Para leer la sentencia se esperó el momento justo, no sólo para que Correa no sea candidato, sino cuando los vapores de cientos de muertos llegaron a Carondelet. Cuando la CNN, la BBC, Rusia Today y otros se quedaron atónitos de las mentiras de los funcionarios del gobierno. Cuando se llegó al colmo del embajador Roldán justificando que en Guayaquil hay cuerpos en veredas y calles porque se acostumbra a velarlos así. Cuando la alcaldesa Viteri completó el círculo de las casas de cartón con los ataúdes de cartón. Cuando el éxito del gobierno se prueba por la cantidad de muertos que recoge a diario. Cuando los gallinazos se entronizan en el Estado y lucran con el sufrimiento ajeno.
El plan del tradicionalismo político va viento en popa. La oligarquía continúa ganando aunque con muertos de por medio. La sentencia le permitió ganar tiempo y desvía la atención de los medios. El gobierno y la derecha (incluido Correa) hacen campaña electoral en medio de la emergencia, con figuras como Sonnenholzner y Salazar. Casi a mitad de año y con la desmovilización pandémica, Moreno opera su última táctica para llegar al fin del período y consagrar la impunidad.
Correa y Moreno son los grandes culpables del destartalado Estado y el mínimo sistema de salud ecuatoriano ¿Serán alguna vez juzgados por la época de la pandemia, los días de dolor, pena y muerte que nos tocó vivir?
“Para leer la sentencia se esperó el momento justo, no sólo para que Correa no sea candidato, sino cuando los vapores de cientos de muertos llegaron a Carondelet. Cuando se llegó al colmo del embajador Roldán justificando que en Guayaquil hay cuerpos en veredas y calles porque se acostumbra a velarlos así. Cuando la alcaldesa Viteri completó el círculo de las casas de cartón con los ataúdes de cartón. Cuando los gallinazos se entronizan en el Estado y lucran con el sufrimiento ajeno”.
*Abogado, licenciado en Filosofía y magíster en Sociología. Actualmente, docente de la Universidad de Cuenca.
Muy cierto. El análisis es el correcto, es un mismo movimiento político. Pero faltan muchos nombres en esa cúpula de corrupción.