24 de mayo 2016
Debo confesar que luego del terremoto me ha invadido un profundo desconcierto y no he atinado a escribir un solo artículo, estoy perpleja con cada nuevo tema que surge y se esfuma, porque uno nuevo esta posicionado en la opinión pública. Cuando iba a escribir por ese sentimiento de solidaridad y unidad que se percibía en el ambiente, esto se desmoronó rápidamente con el anuncio de nuevos impuestos, y mi titular que se llamaba Tsunami social en relación a la fuerza avasalladora de la solidaridad ya resultó irrelevante.
Luego, cuando el gobierno no atinaba a gestionar la situación caótica en el área afectada y se revelaba su concepción verticalista y de desprecio hacia la sociedad civil, alisté unas líneas acerca de cómo el correísmo ha erigido un modelo centralizado que ahora, en situación de crisis, no ha permitido gestionarla eficientemente. Pero, paralelamente, fueron emergiendo los intereses detrás de algunos grupos de la sociedad civil, supuestamente solidarios.
Una sensación de perplejidad aún peor me invadió cuando me enteré de un viaje que estos días va a hacer el Fiscal general de la nación nada menos que a Panamá a hacer sus investigaciones, donde ya sabemos que tiene una empresa constituida por la firma internacional denunciada gracias al trabajo de un equipo de periodistas. Pero como ustedes, estimados lectores recordarán, ya “gasté” un artículo en ese tema sin que toda la abrumadora opinión pública que espera la renuncia de este señor -que ha demostrado ser más cara dura de la que jamás imaginamos- haya conseguido nada.
Ahora me encuentro con que ha retornado el ex vicepresidente Lenin Moreno al país, y recorre las áreas afectadas por el terremoto y circulan fotos de los tres “líderes históricos” -según dice la leyenda que acompaña la foto- Correa, Glas y Moreno juntos. Y cuando me animaba a escribir sobre esto, ocurren nuevos terremotos. En fin, tengo el compromiso de escribir para la Línea de Fuego y quizás no va a ser fácil explicar la perplejidad que me invade en este período. Un período marcado por una sensación de vértigo y a la vez de un desvanecimiento permanente, que extrañamente cohabita en el ambiente post terremoto y pre campaña electoral.
De cualquier forma entonces quisiera focalizarme en lo determinante que en mi lectura va a ser la experiencia del terremoto para las próximas elecciones. Esto lo entendieron inmediatamente algunos actores políticos, quizás el más avezado ha sido el alcalde de Quito Mauricio Rodas, quien con el apoyo del equipo que dirige su esposa ha sabido capturar el profundo sentimiento de solidaridad de los quiteños y hay que reconocer que ha hecho un trabajo con impacto no solo social, sino que algún impacto político pretende cosechar, aunque no sabemos en qué elecciones esto va a ocurrir. Vimos también a Lasso hacer esfuerzos por desplazarse a las zonas afectadas y por mostrarse solidario, pero sospecho que el terremoto lo va a acabar sepultando entre sus escombros, si el carisma no aflora ahora parece que no va a hacerlo nunca.
La foto de los “líderes históricos” que mencioné anteriormente me da la impresión de que no va a calar bien en la ciudadanía. La presencia de Moreno junto a Glas en las zonas afectadas, en lugar de incrementar una aceptación más o menos importante -según dicen las encuestas- que tiene el ex vicepresidente, me parece que lo están haciendo aparecer como oportunista. Y es que hay que saber entender la sensibilidad y el momento especial y diferente que vive el país, empezar una campaña velada este momento, justo en esos lugares es poco menos que jugar con el miedo, las frustraciones y la desesperanza de tanta gente que se ha quedado en la calle. Proyectar esta imagen es algo que difícilmente podría remontarse en el transcurso de la campaña.
Como lo dije en uno de mis tuits recientes, no sé si #LeninTraeEsperanza, lo que sí está claro es que trajo el destape de la campaña electoral en el momento y en el lugar menos indicado, no sé si esto contribuya a que él también resulte “sepultado bajo los escombros”.