Los juicios subjetivos que en Ecuador y en Perú se hacen sobre Atahualpa Inca llevan a pensar cuán importante es elaborar una nueva visión sobre el último soberano del Tahuantinsuyo. Más que en una insuficiencia de investigación - puesto que sobre el Inca se ha escrito extensamente- el problema se centra en las ideas y concepciones nacionalistas que no contribuyen a un estudio objetivo del personaje. Desde luego, reconocer al Inca en toda su verdad supone aceptar la existencia del pueblo quechua.
Todos los nombres de los Incas están formados por dos palabras, y se los creó con sumo esmero porque debían resaltar el honor y la gloria que se atribuía a sus monarcas. Aludían al halcón totémico, pero también denotaban cualidades estéticas y éticas como la luz y la valentía.