No se trata de caer en el desvarío intelectual de ciertos seres iluminados, con el argumento de que “quienes leen esos libros son idiotas, pero como yo leo buena literatura soy un ser superior”. No. A cada uno le llegan textos de acuerdo a su contexto. Es un camino que se recorre en solitario y nadie puede juzgar si está bien o mal. El tiempo y las aguas lo dirán.