Los últimos sucesos, como el referendo y la consulta popular del presidente Noboa, o el asalto a la embajada mexicana; permitieron ver que no sólo la derecha neoliberal, sino esos supuestos izquierdistas o ex izquierdistas, haciendo gala de su odio ciego y recalcitrante al correísmo, no tuvieron empacho alguno en alinearse con la derecha, promoviendo el SI irreflexivo y absoluto en la consulta o avalando el asalto a la embajada, bajo un supuesto de soberanía nacional.
Se ha dicho que los gobiernos progresistas de América Latina no lograron crear una cultura (conciencia, ideología, valores, expectativas de vida, imaginarios, modalidades de consumo, utopías, etc.) que correspondiera a los logros económicos, políticos, sociales, que promovieron. La tesis no es tan cierta en el caso del ex presidente, Rafael Correa, quien a través de la pedagogía social de las sabatinas estuvo a punto de lograr que ciertos valores fraguaran en el alma de los sectores sociales medios y bajos.
Los "lúcidos" análisis de la real politik, tras la elecciones de las autoridades del Consejo de Administración Legislativa (CAL), los "nosotres pactamos con CREO porque ustedes pactaron con los socialcristianos", no hacen más que reactualizar los síntomas y las condiciones de la segunda victoria del Presidente Lenín Moreno en 2021 y de todos los sectores a quienes este defendió y ha representado poco después de ser electo.
Tras los inesperados resultados electorales del 11 de abril, lo que se puede esperar del nuevo gobierno, es la continuidad. Se mantendrá la continuidad de las políticas económicas neoliberales de ajuste estructural, privatizaciones, desregulación de los mercados y aperturismo comercial indiscriminado, medidas que fueron iniciadas por el régimen de Lenín Moreno. Guillermo Lasso profundizará el proceso destituyente: desmantelará la institucionalidad pública definida por la Constitución vigente, –que impulsó Moreno con la Consulta Popular de 2018 y que se concretaron con las acciones inconstitucionales de Julio César Trujillo–; mantendrá su alineamiento incondicional de respaldo a la política estadounidense para la región latinoamericana y el planeta de “guerra híbrida” contra las naciones y procesos que sean contrarios a sus intereses y de recuperación de los territorios que conforman su patio trasero, para acceder a los recursos naturales, energéticos, mercados y trabajo barato. La “heredad imperial”.
Sin duda, una de las novedades del último fin de semana, que causó mucho revuelo, fue la declaración del 3 de abril de 2021 de Jaime Vargas, presidente prorrogado de la Confedereción de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), en la que expresó su apoyo para el balotaje, al candidato del correísmo, Andrés Arauz.
"El próximo 11 de abril el Ecuador se encuentra en un callejón sin salida, pues deberá decidir entre confirmar el caudillismo como forma de gobierno del siglo XXI o retornar a la plutocracia anterior a la Revolución Juliana"
En algún momento me preguntaron ¿Cuáles eran las posibilidades reales de Yaku Pérez? Yo respondí que, a pesar de su desafortunada declaración por Lasso, era un gran candidato, pero dadas las condiciones políticas, sus posibilidades se jugaban entre los errores de Arauz y Lasso.
Creo que lo más fuerte del año 2020 son las imágenes de la pandemia presentadas crudamente por los medios de comunicación: los mercados chinos con animales enjaulados para ser servidos en los comederos y una mujer sosteniendo de un ala al murciélago que devora; los ancianos de los asilos aterrorizados por un virus invisible y olvidados de sus familiares; los muertos en las calles de Guayaquil, cubiertos con sábanas como sudarios; los indígenas huyendo por los chaquiñanes de las montañas. Pero, como esperanza, la gente vacunándose, por miles, que pronto serán por millones.
En octubre del 2019, el movimiento indígena, junto a sectores populares y barriales, estudiantes, mujeres y población subempleada, logró detener la eliminación del subsidio a los combustibles, el Decreto 883 fue la punta de lanza del acuerdo firmado por el gobierno de Moreno con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Yo, que tengo la misma edad que Don Diego Oquendo, les tengo dicho a los verdugos de mis hijos: si ven que desvarío constantemente, si quedo en ridículo tres veces por semana y antes que cante el gallo; por dios, ya no me dejen hablar cualquier cosa, quítenme la computadora, bloquéenme el facebook y el twitter. Hay que envejecer con dignidad.
El ex ministro de Energía y Minas y ex presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, Alberto Acosta, señala que la inversión real en salud cayó de 241 millones en 2017, a 175 millones en 2018 y a 110 millones en 2019. La caída del empleo se registra de forma sostenida desde el 2015, agudizándose cada vez más desde el 2018. El 62% de la PEA no tiene un empleo adecuado.
La década perdida dejó un andamiaje –hasta la fecha– difícil de desmontar: el tráfico de influencias, el manejo clientelar de la institucionalidad del Estado y el derroche faraónico de recursos para disfrazar la crisis con bonanza a pretexto de cualquier mejora o compra técnica, tecnológica y de infraestructura; pero también, el deseo perverso de convertir a los funcionarios públicos en trabajadores particulares y mercenarios al servicio irrestricto de las autoridades de turno cuyos intereses no siempre son los mismos que los del país.
Las coincidencias entre socialcristianos y correístas son cada día menos disimulables. La última perla apareció en la concha del Consejo Nacional Electoral: la resucitación del partido de bolsillo de Iván Espinel será recompensada –muy probablemente– con la absolución de Diana Atamaint en la Asamblea Nacional gracias a los votos correístas.
Informe de Coyuntura del CEP (Comité Ecuménico de Proyectos)*
Febrero de 2018
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En opinión de casi todos los analistas políticos ecuatorianos, la...