EE.UU. no tiene un protocolo de bioseguridad nacional y el mayor peso de las soluciones económicas van al sector privado. Muy pocos Estados han exigido el uso obligatorio de las mascarillas. El mismo Donald Trump, la mayor parte de la pandemia, ha sido reticente a la mascarilla y convocó a sus partidarios a mítines con nula protección.
Por Jaime Chuchuca Serrano*
En estos momentos es fundamental recordar la participación de las izquierdas en sus competencias en la primera vuelta presidencial, para...
El ex vicepresidente, Otto Sonnenholzner, de partir con el porcentaje electoral de Alianza País de 2019, (5,2%), aunque salga por otro partido, tiene una carrera cuesta arriba, además de que carga con las responsabilidades de la negligencia de la administración de Moreno.
Impunidad, corrupción, conservadurismo y defensa de los intereses de los millonarios son características similares de Trump y los desgobiernos de Añez y Moreno. En el caso latinoamericano surgen organizaciones críticas contra las redes oligárquicas, en el que puede aparecer un nuevo ciclo populista o popular.
Desde la generosidad la sabiduría ancestral surgió el conocimiento del uso de la planta de la quina, la usaron los jesuitas y empezó el extractivismo de la planta en Loja (Ecuador).
La acumulación del capital históricamente se ha basado en la violencia. Las guerras (de invasión, esclavización, comerciales, de despojo) son un constituyente originario del capitalismo que reordenan las fuerzas sociales. El reordenamiento geopolítico del mundo recompone la acumulación del capital hacia los centros.
La centralidad de Europa y EE.UU. suman casi dos siglos. Desde el año 2018, EE.UU y China entraron en Guerra Comercial y en el año pandémico, 2020, China corona la hegemonía económica mundial.
La guerra económica de EE.UU. y China va tomando el cariz de permanente. En el escenario de crisis, primero el gobierno chino acusó a EE.UU. de diseminar el virus en Wuhan usando soldados estadounidenses, ahora Trump le imputa a China.
La única forma conocida hasta el momento para salir de la pandemia (China, Corea del Sur, Nueva Zelanda) es el confinamiento planificado, lo que al mismo tiempo significa que la población confinada deje de producir riqueza económica inmediata, pero que sus necesidades sean satisfechas por el Estado. Otros países como Italia, España y EEUU se saltaron las restricciones y ya conocemos el desastre humanitario desatado.
En países como Ecuador, donde el sistema sanitario está colapsado y la economía completamente estancada, la diferencia entre la vida y la muerte podría estar en que el Estado por lo menos distribuya mascarillas efectivas, pero eso sí, sin sobreprecios.
Ocho años para el expresidente Rafael Correa, el ex vicepresidente Jorge Glas y sus secuaces se lee en los titulares. Sin embargo en esa sentencia no figura Lenin Moreno. El Tribunal Penal de la Corte Nacional de Justicia de Ecuador los halló culpables de cohecho.
En la época del capitalismo covid-19, el coronavirus no es el enemigo en sí, que ni consciencia tiene. El enemigo es muy visible: el capitalismo y su modelo estrella el neoliberalismo, una estructura social que ya ha hecho demasiado daño.
El poder está experimentando los efectos del Estado policíaco mundial ad hoc, físico y virtual, de dominio coactivo, pero también de consenso autocoactivo, porque se precisa la limitación de la libertad por la sobrevivencia. El panóptico pandémico es el síntoma de la crisis y se destruirá también por ella.
El coronavirus, como enfermedad de control político y terror mundial, puede ser cotejado con padecimientos de mortalidad mayor y que pasan desapercibidas por la normalización y el silencio gubernamental.