¿Qué justifica la desvalorización de los adultos mayores vista en los meses de pandemia, tanto a nivel mundial como en nuestras inmediaciones? ¿Bajo qué argumentos los gobiernos, las empresas y el mercado han discriminado a las personas de la tercera edad?
¿Puede la filosofía decir su palabra coetáneamente a los hechos de la pandemia o debe callar y esperar a que ésta sea superada o solucionada por las ciencias para reflexionar sobre lo ya acaecido? Esta es la cuestión a debatir.