Hemos sido testigos de algunos hechos importantes en estos últimos días a causa de la crisis sanitaria por el covid-19, declarada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una pandemia global. Hechos que han desestabilizado al sector económico, político y sanitario a nivel internacional y local.
Este artículo presenta algunas características que dan la posibilidad de identificar el porqué la fragilidad de estos sistemas frente a una pandemia, a su vez se intenta dar algunas alternativas contingentes para la construcción de una América Latina más justa y equitativa. Para ello explora de forma breve el contexto económico actual, analizando el sistema mundial de producción y como las cadenas de valor juegan un papel importante tanto en mercados internos como externos, análisis que permite evaluar la actividad económica y social como las finanzas, relaciones laborales, impactos sociales y ambientales.
Desde 1848, el conocido Marx y Engels ya definían la naturaleza del capitalismo y su dinámica, que exige a todos los países adoptar un mismo modo de producción a través del imperialismo europeo que luego lo dominaría Estados Unidos.
En su primera etapa a fines del siglo XIX el capitalismo promulgaba la integración de los países a la economía global, algo que de por sí trajo como consecuencia la Primera Guerra Mundial, tuvo que pasar esta penosa etapa de la historia, que no será la única de este tipo, para que los mercados evolucionen y surjan nuevas condiciones donde los países y sus mercados financieros y productivos no se excluyan de la integración al sistema capitalista.
A mediados del siglo XX, las empresas dominantes estadounidenses seguidas de las europeas se internacionalizaron a través de inversiones directas en países que hasta el día de hoy son ricos en materias primas. Estás inversiones permitieron varios cambios en las estrategias de las grandes empresas que se fueron configurando como multinacionales o transnacionales, dejaron sus operaciones concentradas en un solo lugar y se abrieron campo a contratar más servicios de otras empresas.
Los cambios fueron muy notorios, sus operaciones ocuparon distintas regiones, aumentó la asociación entre comercio e inversión que permitía localizar en un sector actividades productivas, así como también deslocalizarlas, y en este mismo momento de cambios se formaron las cadenas globales de valor. Políticamente, este estrecho vínculo entre comercio e inversión extranjera para localizar actividades productivas dio paso a lo que hoy conocemos como economía política de cooperación internacional, con esto la economía mundial se transformó en un sistema de producción y comercio crecientemente integrado, en el cual la creación y distribución de la riqueza en los espacios económicos de una región pasó a depender, en profundidad, de las expectativas, procedimientos y decisiones de agentes económicos y políticos localizados en otras regiones del planeta[1].
Hay que tomar en cuenta que no solo las empresas que producen manufacturas son dominantes en la globalización productiva, los bancos también y sobre todo en las últimas tres décadas los bancos han sido actores importantes en la definición del ritmo de las actividades productivas, ingresos y generación de empleo.
En este contexto podemos darnos cuenta el por qué los centros financieros de los países de primer mundo cómo el FMI intentan definir el comportamiento de los gobiernos en países dependientes mediante préstamos, el liberalismo promulga la libertad de capacidades empresariales bajo un marco institucional con mucho énfasis en la propiedad privada, libre mercado y libre comercio. El rol del Estado es crear y garantizar este marco institucional para tales prácticas, lo que ayuda a qué los mercados sobre todo los financieros están incrustados en la vida social, política y económica. El resultado de esto es, gobiernos con debilidad política, la misma historia nos da el ejemplo, el gobierno chileno con Pinochet dónde se privatizó viene públicos y servicios básicos, se desreglamentó la industria y las finanzas, lo mismo sucedió en Estados Unidos en la misma época, tanto republicanos como demócratas a través de la desreglamentación del sector financiero dio paso a mercados de bienes y servicios extremadamente concentrados que tienen el propósito de privatizar el Estado.
La privatización del Estado hace que se debilite el sector público, así la concentración del mercado y la acumulación de la riqueza de un número pequeño de empresas transnacionales y multinacionales que tienen el poder económico de determinar quién gobierna, ya que la riqueza no solo confiere seguridad económica también te da poder político y social. Es decir, esta lógica crea dos tipos de desigualdades: la primera y que afecta a la mayoría de personas se trata de una desigualdad política, por qué son las empresas las que influyen en la creación de políticas de Estado a fin de proteger su capital, a través de políticas fiscales y regulatorias que atentan y afectan al mayor grueso de la población que no posee los medios de producción, por lo tanto no puede concentrar riqueza y no le queda más que ser mano de obra y vivir del salario.
La otra desigualdad es la económica, muy vinculada igualmente a la pobreza de la población; por ejemplo, el 0.1% más rico de la población aumentó su fracción en la riqueza total desde un 7% en 1978, hasta un 22% en 2012, en ese año ese 0.1% correspondía a un grupo de cerca de 160.000 familias con un patrimonio líquido promedio igual o superior a los 20 millones de dólares [2] es por ello que en países con economías fuertes y políticas neoliberales, los derechos económicos y sociales dependen de la parte privada.
Empezando a relacionar el covid-19 y su impacto en la economía. El covid-19 tendrá un gran impacto en la producción de manufacturas en los países centrales, algo que también afecta a los países periféricos por la baja demanda de materias primas, ya que nuestra economía depende mucho de la dinámica de los países centrales. El pensador Agustín Cueva desarrolla muy bien está dependencia con su teoría haciendo la distinción entre subdesarrollo, periferia, y dependencia.
Las cadenas globales de valor se verán interrumpidas, las empresas manufactureras de los países centrales y de algunas potencias latinoamericanas dependen de insumos que se fabrican en otros países: Brasil y México son un claro ejemplo, ya que importan bienes intermedios para su manufactura. En las repercusiones financieras habrá una baja significativa en los mercados de valores y el sector turístico de todos los países se verán seriamente afectados. Sin duda el escenario es complejo y no es homogéneo, por el tipo de producción de cada país, pero, que al ser globalizado las interrupciones y desaceleración de la producción puede ser continua y en diferentes países.
En lo político, el covid-19 aparece en América Latina en un momento en que varios gobiernos atravesaban una desestabilidad, que se profundiza al no encontrar las fórmulas adecuadas para satisfacer las demandas sociales, poniendo a prueba la capacidad y eficiencia de los servicios públicos, sobre todo en el área de la salud. Aunque el covid-19 también ha dado la oportunidad de poner a prueba otros servicios como el transporte, la educación y la seguridad ciudadana.
Cómo vimos anteriormente al referirnos a la desigualdad política generada por la intervención de la empresa en la creación de políticas de Estado, motivando su privatización, el covid-19 encontró Estados con serios problemas en su funcionamiento, con administraciones públicas débiles. El resultado es un servicio de salud colapsado pero más allá de eso centrándonos en lo económico, el covid-19 sobre todo en Ecuador ha servido de pretexto para sostener medidas fiscales que afectan a la mayoría de la población en especial a los empleados públicos a través de la eliminación de algunas entidades públicas, nuevos préstamos con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que en sus acuerdos promueven la privatización del Estado y su énfasis ha sido la eliminación de los subsidios al diésel y otros derivados de petróleo. En el anuncio el gobierno hizo un recorte de 1400 millones de dólares en el gasto fiscal, una mala decisión a vísperas de tener una crisis sanitaria por el covid-19 que desmantela otra crisis en el sector salud, un sector olvidado y sin recursos. Finalmente, dentro de estas medidas no se ha afectado a exportadores, importadores y banqueros, está demás el preguntarse el por qué.
En tal sentido, es evidente que la concentración de riqueza en un pequeño sector genera exclusión social y repercute en diversos sectores institucionales generando crisis políticas y el covid-19 ha sido el actor principal para que sea visible la fragilidad de los gobiernos respecto al cumplimiento de demandas sociales. Al tener Estados garantes a interés particulares para el funcionamiento de un capitalismo como algunos lo llaman “salvaje” crea una desconfianza social en la institución la sociedad, ya que no ve representados sus intereses y no entienden como la globalización a través del mercado afecta sus empleos, ingresos y su vida en su totalidad. Es por eso que este artículo intenta explicar como el Estado entra en este círculo de poder en el que se le da supremacía al mercado.
Como propuesta se hace un llamado a mejorar los incentivos para que las empresas locales adquieran más desarrollo en la producción de bienes y servicios. Darle prioridad a la inversión pública, sobre todo hacia los sectores de la protección social y, lo fundamental, darle continuidad a las políticas de Estado con políticas laborales que respondan a cumplir con las expectativas de los trabajadores públicos y privados, es deber de los Estados cuestionarse el orden capitalista y a su vez responder de forma eficaz como paliar a través de normativas y políticas ese orden excluyente, que delata la naturaleza discriminatoria del capitalismo.
“[…] es evidente que la concentración de riqueza en un pequeño sector genera exclusión social y repercute en diversos sectores institucionales generando crisis políticas y el covid-19 ha sido el actor principal para que sea visible la fragilidad de los gobiernos respecto al cumplimiento de demandas sociales”.
*Estudiante de Ciencias Políticas en la Universidad Central del Ecuador.
Fotografía: Referencial de Gerd Altmann / Pixabay.
[1] Días Vivanne, Las aguas en que navega América Latina, capítulo 1. “Los desafíos del capitalismo global para la transformación social-ecológica de América Latina. Noviembre 2018. México.
[2] Sáez,E y Zucman,G.(2014). Wealth Inequality un the United States Since 1913: Evidencie from Capitalized Income Tax Data.
Como casi todos los “analistas de izquierda” se olvida de un tema fundamental: el sobreendeudamiento del correato de más de 70000 millones junto con la rapiña generalizada (que todavía continúa en este gobierno) ha llevado al convenio con el FMI como única alternativa viable lo que conduce a que el gobierno esté atado a tomar medidas como subir el precio de los combustibles, los despidos en el sector público y el pago parcial de la deuda externa privada.