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08 abril 2013
Las normas actuales del funcionamiento de partidos llevan a su concentración; favorecen a los más fuertes no a los partidos minoritarios. Además, el peso adquirido por AP o por Correa más precisamente, por ahora, refuerza la necesidad que los demás unan fuerzas. Si a las derechas les conviene integrarse, a las izquierdas aún más.
Las izquierdas de fuera del correísmo vivieron la mayor derrota electoral, no recogieron lo que en el pasado tuvieron en votos y escaños.
Verdad es que la campaña de Correa y su uso de todo tipo de medios, públicos o no, fueron decisivos y desde meses antes de la campaña electoral buscaron carcomer el reconocimiento a los partidos que formaron la Unidad Plurinacional con Pachakutik, el MPD y otros grupos. Pero la derrota en las proporciones que fue no se explica por ello. Cuanto más que hubo un amplio sector de indecisos hasta bien avanzada la campaña y que un gran sector de clase media y de antiguos adherentes o militantes de izquierda no quería votar por Correa, pero ante unas izquierdas no renovadas, que volvían a reiterar sus posiciones como si siguiéramos en el pasado, terminó votando por Correa o por Lasso para hacerle contrapeso.
Algo indica este hec ho que esas izquierdas no sintonizan con la población, eso a pesar de significativos cambios de su programa. Desde luego que hay un sector de las izquierdas latinoamericanas que van a lo fácil de moldear posiciones y discursos para volverse aceptables para la población, este populismo de izquierda lleva a someterse a algún líder popular o “progresista”, olvidando su rol de ser portadoras de renovación o de cambio de sistema.
Las izquierdas de fuera del correísmo, deben construir una alternativa entre otros porque en el proceso de desinstitucionalización que implica Correa, dejará como herencia un sistema sin partidos y entre otros sin izquierdas a la vista.
Estas deben definir su rol en el Ecuador contemporáneo. Requieren cambiar sus propuestas y construir su nuevo espacio. En todo caso, deben resolver dos condiciones. La una es su cambio a una nueva izquierda y la otra es su organización para ser plenamente democráticas en sus prácticas y unificarse para lograr mayor acción e incidencia, sea creando una nueva organización que encarne algo nuevo o en una concertación más integrada como fue el FUT o “frente” político.
Para ser alternativa no basta un cambio de vestido sino la construcción de lo nuevo previo análisis de lo hecho y de prácticas e ideas a desechar. Conviene dar la vuelta a la página en conocimiento de causa; asumir el pasado y la transparencia.
Esto es también necesario si se considera que la adhesión étnica, local y popular de los adherentes de Pachakutik no lleva necesariamente a la izquierda.
Pensar al Ecuador en concreto cuando se debe a la par renovar las ideologías y las utopías es un desafío muy complejo pero indispensable.
Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la siguiente dirección: http://www.elcomercio.com/jorge_g-_leon_trujillo/Union-innovacion-izquierdas_0_897510328.html.
De acuerdo. Pero encuentro muy difusa la propuesta. Lo esencial: la renovación debe partir desde el análisis marxista serio, no dogmático. También hay que tomar en cuenta la presencia de personas indeseables en lo que ha sido la Coordinadora. Si los partidos de izquierda, desde la base, no revisan las conductas contrarrevolucionarias de algunos líderes, el proceso se ancla.