Desde ese punto de vista el Acuerdo Nuclear USA – Irán es un acuerdo perder – perder. Veamos por qué.
Siguen las negociaciones para firmar un Acuerdo Base según el cual Irán reorientará su programa nuclear hacia fines exclusivamente pacíficos bajo la supervisión constante de la AIEA (Agencia Internacional de Energía Atómica), a partir de allí se establecerían una serie de especificaciones técnicas que derivarían en un acuerdo final para comienzos del 2016.
Más allá de la extrema complejidad de estos acuerdos y la desconfianza mutua para el avance y concreción de este Acuerdo, pensemos en los dos escenarios probables derivados de que se firme o no dicho Acuerdo.
Si no se firma el Acuerdo, la situación se torna sumamente delicada para Obama y también para Irán. Netanyahu ya ha invocado la autorización de USA para bombardear Irán siempre y cuando no reciba represalias de su parte. Por otro lado la Liga Árabe, mayormente de orientación islámica sunita, ya ha decidido formar una fuerza militar conjunta para detener a Irán en sus expansionismo del credo chiíta que viene logrando con mucho éxito en varios países árabes, incluso algunos de mayoría sunita, a saber Yemen, Bahréin, Líbano, la misma Siria, Irak además de su tradicional apoyo a Hezbollah y también Hamás en Palestina.
No es gratuito el temor de Israel a un Irán con potencial atómico, pues las máximas autoridades persas han declarado públicamente se deseo de borrar del mapa a Israel, es ese es principal objetivo de la conformación de los grupos armados Hezbollah y Hamás. Tampoco es gratuito el temor que despierta en los gobiernos sunitas un Irán atómico, hay que recordar que en Medio Oriente el principal conflicto existente es entre las diferentes orientaciones del Islám, tal y como ha sido desde la muerte del propio Mahoma.
Las principales víctimas del Estado Islámico son de orientación sunita no son occidentales, son musulmanes chiítas, kurdos, alawitas y yazidíes, todos los cuales profesan de una u otra forma o bien una versión del Islám o una religión sincrética con elementos islámicos. La lucha en el mundo árabe por establecer la supremacía principalmente entre sunitas y chiítas es una constante histórica en la que sin importar la región o el período histórico, el gobierno por uno de los bandos ha traído al otro miseria y desventura, cuando no la muerte. El mismo Estado Islámico es la respuesta a la represión sobre la población sunita por parte de autoridades chiíes.
El segundo escenario
Si no se firma un acuerdo, ello dejaría camino libre al desarrollo de un arma nuclear por parte de Teherán, lo cual es absolutamente inadmisible para el equilibrio de poderes en la región. Se estima que Irán requiere de entre nueve meses y un año para desarrollar un arma atómica, así de urgente es la situación. A ningún actor involucrado directa o indirectamente en el Medio Oriente le agrada esta idea, por ello Obama hace un magnífico esfuerzo procurando el Acuerdo, no es posible descartar un ataque directo de Israel a las principales instalaciones iraníes militarmente accesibles; tampoco hay que descartar una reacción beligerante de parte de la Liga Árabe, para los cuales es tanto o más preocupante que para Israel un Irán nuclear.
Si no se firma el Acuerdo, Irán se vería aislado internacionalmente, con un incremento de las sanciones económicas de Occidente y de manera casi segura con algún nivel de agresión militar externa.
De igual forma, la variopinta y endeble política exterior de Obama ha retrotraído la presencia norteamericana de grandes ámbitos de la geografía global. Su oferta de campaña de evadir al máximo el involucramiento directo de USA en conflictos armados ha sido llevado a la práctica con mucho rigor, sin embargo, el mundo no vive un momento de paz, ante lo cual su estrategia no corresponde al álgido tiempo histórico que estamos viviendo.
En caso de no lograr un Acuerdo favorable, sería un fracaso devastador para la política internacional de Obama y sufriría gran escarnio dentro de su país. Más aún, habría agotado inexcusablemente su última carta ganadora y ya no tendría más opciones “alternativas” a la confrontación militar en Medio Oriente, para aplauso israelí, saudí, egipcio y turco.
En caso de lograr firmarse un Acuerdo el escenario tampoco resulta muy prometedor. No desaparecería en lo absoluto el temor al desarrollo secreto de un arma atómica por parte de Irán a pesar del monitoreo intempestivo de la AIEA, ni tampoco lo haría en los países sunitas.
Ya Turquía, Arabia Saudita, los Emiratos Árabes, Kuwait y Egipto han filtrado una posición crítica a los Estados Unidos de firmarse el acuerdo y para algunos de ellos, aliados históricos de USA, se trata de una traición que cuestiona seriamente su capacidad de liderazgo en la región. Ante lo cual ellos exigen exactamente lo que a sus ojos Estados Unidos ha concedido a Irán: el derecho al desarrollo de su propio programa nuclear.
En ese sentido Arabia Saudita, cofinancista del programa nuclear paquistaní, ha confirmado públicamente el comprometimiento de Paquistán a entregar armas nucleares si Arabia Saudita así se lo solicita. Es decir, no se requerirán 20 años para que los países árabes accedan a la capacidad nuclear, existen proveedores que por un buen precio no tienen inconveniente en facilitárselas tales como Corea del Norte, Pakistán y probablemente India o China.
Es decir, de firmarse el Acuerdo lo más probable es que el club nuclear se ampliaría a Medio Oriente, lo cual es absolutamente impredecible y altamente volátil. Por ello ambos escenarios provocan un perder – perder, no existen ganadores fruto de ese ensayo diplomático nada ortodoxo por parte de Obama.
El tercer escenatrio
Pero existe un tercer escenario, que es el más probable y que reflejaría de mejor manera el mundo actual con un occidente débil, una exacerbada multipolaridad y un exceso de efectivo en los países petroleros por cerca de dos décadas de altísimos precios en los hidrocarburos: Un mal Acuerdo. Que Estados Unidos firme un mal acuerdo cediendo a todas las prerrogativas persas, una de ellas ya anunciada es la negativa a renunciar a buena parte de su uranio enriquecido tal y como inicialmente se había comprometido a hacerlo.
Si se cumple este tercer escenario, Obama lo venderá en Estados Unidos como un éxito, Irán hará lo propio y demandará el levantamiento inmediato de las sanciones. Este escenario no evade el desarrollo nuclear de Irán ni significa ninguna garantía para los países que se perciben como afectados por sus intereses. Dado el resquebrajamiento que provocaría este Acuerdo en las relaciones de Netanyahu y del Rey Salman con Obama, este escenario tampoco le significaría un blindaje que proteja a Irán de una acción bélica, tal y como lo describe el primer escenario. Así como tampoco dejaría ileso a Obama.
Fuente: https://ayamovil.wordpress.com/2015/03/30/usa-iran-el-acuerdo-perder-perder/