Gerard Coffey
27 de febrero 2025
En la primera vuelta de la reciente campaña presidencial, el candidato de Pachakutik, Leonidas Iza, volvió a pedir una salida del extractivismo: es decir de la mineria y la explotación de petróleo. Es recomendable. El cambio climático, los daños ambientales en la Amazonía, y los impactos en los pueblos indígenas, nos dicen que ese es el camino. Pero hay interrogantes:
En cuanto al petróleo, ¿será posible en el corto plazo, o es simplemente inevitable en el mediano plazo? En el corto plazo, la situación económica de un país altamente endeudado -más que nunca en la historia – dice que es muy difícil, sino imposible, dejar de recibir los ingresos del petróleo.
Y si es inevitable a mediano plazo, – y por la disminución de las reservas parece que sí lo es – la segunda inquietud es, ¿con qué se pueden reemplazar los ingresos petroleros que forman la columna vertebral de la economía ecuatoriana durante tanto tiempo?
Una economía de bienes primarios
A pesar de mucha retórica y al menos un par de intentos serios, el primero en la etapa inicial de la dictadura militar de Rodríguez Lara (1972 – 1976), Ecuador nunca logró desarrollar una economía diversificada y sostenible, y de ahí salir de su dependencia de los bienes primarios. El último intento se hizo durante la presidencia de Rafael Correa, cuando irónicamente, los altos precios del petróleo[1] parecieron ofrecer una oportunidad para implementar una estrategia industrial y de ahí avanzar hacia una economía más basada en los servicios. Pero no fue así. La oposición de los intereses creados y el eventual fin del auge del precio del petróleo intervinieron. Y cuando el gobierno de Lenin Moreno desmanteló las políticas del gobierno anterior debido a una combinación de motivos ideológicos y venganzas personales de mente pequeña, se perdió cualquier posibilidad restante. Al final, tanto los intereses del sector privado de recursos naturales resultaron demasiado fuertes, tanto como, e irónicamente, la dependencia del petróleo que el plan pretendía reducir.
Los obstáculos eran múltiples. El valor del petróleo y la tentación que éste generaba de vivir en el corto plazo sin mucho esfuerzo; la falta de inversión externa o apoyo estatal; la falta de competitividad debido a un mercado interno muy pequeño, comparado por ejemplo con Brasil o incluso Colombia; y finalmente, reglas de acuerdos comerciales internacionales que dejan poco espacio para el crecimiento.
Estas últimas, como por ejemplo el que se firmó – bajo presión, hay que añadir – con la Unión Europea[2], están diseñados para favorecer la exportación de bienes primarios y algunos rubros semi-industriales, en detrimento de la industria nacional que se ve obligada a competir directamente con las industrias europeas que tienen costos de producción mucho más bajos. Vale añadir que los tiempos han cambiado y, en la actualidad, aunque Ecuador hubiera podido competir con los europeos, seguro que hoy en día no podría competir con China, país que produce de todo y más barato y con el que también se firmó un acuerdo comercial.[3]
En consecuencia, Ecuador sigue dependiendo de la extracción y/o uso de recursos naturales. No precisamente a una república bananera, pero algo similar. Y es una dependencia – en la que la extracción y exportación de petróleo ha jugado un papel preponderante desde los años setenta- que trae consigo importantes impactos ambientales y culturales negativos a nivel nacional, en particular en la región amazónica del país. A nivel mundial, las emisiones de Dióxido de Carbono producidas por la quema de petróleo son uno de los principales contribuyentes al Cambio Climático, y aunque las emisiones de Ecuador pueden ser pequeñas, los impactos que sufre no lo son. El fenómeno tiene efectos cada vez más graves en toda la región amazónica: el 18% ha sido deforestada y según los científicos, y “si la cifra llega al 25%, comienza inevitablemente el colapso o, si quiere, la transición de la selva a la sabana”[4]. Las sequías en Ecuador y Brasil durante el verano del año pasado, 2024, son otro indicador, y bien pueden ser solo un anticipo de lo que está por venir.
Vale señalar que el petróleo y su pretendido sucesor, la minería a gran escala, no son las únicas industrias extractivas con consecuencias ambientales negativas. Los monocultivos agrícolas –como los otros grandes productos de exportación del Ecuador – camarones, flores, palma aceitera y banano – también tienen grandes impactos, además de ocupar grandes extensiones de tierra. Pero lo que diferencia al petróleo y la minería de estos monocultivos, y los hace doblemente preocupantes, es que, como se mencionó, los primeros se ubican principalmente en la región amazónica y en territorios de pueblos indígenas. Estos incluyen la “zona intangible”, ocupada por pueblos indígenas en aislamiento y contacto inicial, como los Tagaere y Taromenane, así como áreas de gran biodiversidad, por ejemplo el Parque Nacional Yasuní, donde el bloque petrolero 31 es de particular preocupación.
Un círculo vicioso
¿Si el petróleo es malo, por qué no simplemente dejar de extraerlo? Parece lógico. La respuesta, al menos en parte, es que las exportaciones agrícolas mencionadas anteriormente, junto con productos de exportación más pequeños como el brócoli, el cacao y los aguacates, etc., etc., rara vez igualan el valor de las importaciones de Ecuador. Ha habido excepciones, por ejemplo, durante los años de la pandemia de Covid 19, cuando las importaciones sufrieron una caída drástica. Pero el déficit comercial no petrolero es una preocupación, porque en general solo se ha superado mediante la exportación de petróleo.
Por supuesto, hay excepciones. En el 2024, habrá una balanza favorable, pero esto en gran medida tiene que ver con la caída de la economía en general, y de ahí las importaciones. No es para nada buena noticia, como explica el economista Mateo Villalba. Entonces, si bien es cierto que la productividad de los yacimientos[5] petrolíferos del país está disminuyendo, y las reservas menguando[6] – tal vez duran tan solo 8 años más[7] – y el poder adquisitivo de las exportaciones cayendo, los ingresos petroleros, a pesar de las variaciones del mercado internacional, siguen siendo importantes: incluso después de tomar en cuenta la necesidad de importar productos petroleros refinados como el diésel y la gasolina. Si bien a largo plazo no es una cuestión de elección, en el corto plazo, renunciar al petróleo tendría consecuencias.
Fuente: Centro Derechos Económico y Sociales, Ecuador.
El déficit comercial no petrolero no es, sin embargo, la única razón por la que el petróleo es importante y difícil de dejar atrás. El panorama económico del país se complica también por sus altos niveles de deuda externa e interna, resultado de inversiones previas en infraestructura (carreteras, plantas hidroeléctricas, hospitales) y, entre otras cosas, la recesión económica que acompañó a la pandemia de Covid 19.
Para complicar la situación, entre 2014 y 2024 la economía del país se estancó, con un incremento mínimo en el PIB per cápita,[8] mientras en el 2024, en América Latina y el Caribe, solo Argentina y Haití registraron un peor crecimiento. En consecuencia, Ecuador ha tenido dificultades para financiar su presupuesto nacional. Y cubrir el déficit presupuestario solo ha sido posible mediante la contratación de deuda externa e interna, es decir, la emisión de bonos en el mercado internacional; préstamos de países individuales y préstamos de organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que ahora representan el 42% de la deuda de Ecuador. Para empeorar las cosas, estos últimos vienen con tasas de interés variables. Y a medida que suben las tasas, también lo hace el monto que el país debe pagar para pagar su deuda.
Esas tasas de interés, que dependen de la tasa fijada por la FED -el equivalente estadounidense de un Banco Central- casi se han triplicado entre 2021 y 2025 (del 1,9% al 5,52%). Como consecuencia, Ecuador pagó US$ 1.046 millones en intereses a organismos multilaterales en 2023, casi el doble de la suma pagada en 2022, cuando los intereses ascendieron a US$ 518 millones. En total, la deuda nacional del país, tanto interna como externa, es ahora de US$ 82 mil millones, con pagos de intereses y capital que en conjunto se estima en unos US$ 9.500 millones al año de 2025 a 2029[9].
En otras palabras, para sobrevivir económicamente y pagar sus deudas, Ecuador depende en parte de la destrucción lenta o a veces rápida de la naturaleza, la pérdida de la biodiversidad y la violación de los derechos y culturas de los pueblos indígenas que viven en territorio ecuatoriano.
¿Es posible romper el círculo vicioso? En resumen, sí, pero no será fácil, ni rápido.
Como dejaron en claro los resultados del referendo del Yasuní ITT (59% a favor de dejar el petróleo bajo tierra), para la mayoría de los ecuatorianos[10] destruir la Amazonía para equilibrar el presupuesto es una política cortoplacista, insostenible y dañina. La pregunta, entonces, es ¿cómo salir del círculo vicioso?
Dadas las circunstancias descritas anteriormente, una visión pesimista nos dice que para Ecuador el futuro será similar al pasado, pero tarde o temprano, de una manera u otra, con pocos ingresos petroleros.
La visión optimista, y más segura, es que hay respuestas: políticas y acciones que se pueden hacer en el presente para permitir que el país salga de lo que se ha convertido en una espiral de deuda/muerte. En primer lugar, se necesita planificar para un futuro no petrolero, pero sin imaginar que se puede sustituir los ingresos petroleros por los de la minería, porque, y por varias razones, no es aconsejable (ver abajo) y, lo que es más, porque va a fracasar. Lo que se necesita son opciones reales y sustentables para llegar a ese futuro, además de dejar de bombear donde no es rentable y/o donde hace más daño.
El arriba mencionado referéndum para dejar de producir petróleo en el Bloque 43 (ITT) es un ejemplo. El petróleo que se produce allí es extremadamente pesado y los costes de producción son elevados, lo que implica que el valor real de seguir produciendo en una zona que linda con la zona intangible es extremadamente dudoso. Sin embargo, a pesar de la decisión vinculante del referéndum, la producción continúa y hay poca evidencia de que el gobierno actual vaya a detenerla en el corto plazo. Según el economista Alberto Acosta, el costo para el Estado de detener la producción en el Bloque 43 no sería no más de US$200 millones, dependiendo por supuesto, del valor del petróleo en el momento. Pero no hay duda de que esa cantidad podría recuperarse a través de las fuentes alternativas de ingresos que se analizan a continuación.
En cuanto al cómo, vale examinar las tres soluciones que se presentan comúnmente, dependiendo de la inclinación política y clase económica:
- Si no hay suficiente dinero, entonces reducir el presupuesto y recortar los servicios, pero no la policía ni el ejército
Para ciertos sectores, digamos los que más se benefician de la situación actual, el problema radica en que el presupuesto nacional está inflado. Y como los gastos superan los ingresos, hay que reducir los gastos para lograr un equilibrio. Es una solución bastante simplista basada en un análisis sesgado. Y, por supuesto, estas reducciones sugeridas tienen que hacerse en sectores como el gasto social -salud y educación y beneficios de cualquier tipo- porque reducir el presupuesto para la policía o las fuerzas armadas es imposible por motivos de seguridad (violencia). Y si bien garantizar la seguridad es esencial, nadie lo duda, hay que preguntar si sin programas de inversión social, el gasto en las ‘fuerzas del orden’ reduzca la inseguridad. De hecho, la evidencia dice lo contrario. En el mes de enero de este año vimos el mayor número de asesinatos en un mes – 750 – en la historia del país[11]. Es esencial invertir en programas sociales para reducir la actividad criminal y ofrecer oportunidades a los grupos marginados. No hacerlo es crear otro círculo vicioso, el de la violencia, de la inclinación a unirse a actividades relacionadas con la droga, y la inevitable represión y respuesta por parte de las bandas criminales.
- La minería a gran escala llenará el vacío, además de crear uno o varios…
La minería a gran escala puede generar ingresos, pero un vistazo rápido a los costos y beneficios muestra que es de dudoso valor. Hay varias razones. En primer lugar, la capacidad de abrir minas se enfrenta a una importante oposición popular, porque las minas, “todas son ilegales”, dice el Alberto Acosta porque no cumplen con las normas constitucionales, pero en algunos casos, la minería que opera sin permisos etc. lo hace con la complicidad del estado[12]. Además, las minas, todas, tienen un impacto social y ambiental aún mayor que el petróleo. La minería utiliza enormes cantidades de agua, mientras que el proceso produce grandes cantidades de residuos tóxicos. Por ejemplo, por cada tonelada de cobre producida (en promedio, porque la riqueza de las vetas varía), quedan 14 toneladas de rocas y escombros tirados en algún lugar, en pequeñas montañas de desechos, o en estanques de relaves que tienen fugas y a veces se rompen con resultados devastadores. Un “accidente” de este tipo en Brasil en 2019, en la mina de hierro de Córrego do Feijão, en Brumadinho, dejó 272 personas muertas[13] y miles sin hogar.
Otro problema, que no es precisamente asunto menor, es que – además de una reducida participación del Estado en las ganancias – las empresas mineras son notorias por su capacidad de evadir impuestos mediante diversos subterfugios legales: por ejemplo, haciendo que sus ganancias salgan a la superficie en países donde pagan pocos o ningún impuesto. La minería a gran escala no sólo crea grandes agujeros en el suelo, sino también en los presupuestos nacionales. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), se estima que se pierden entre 100.000 y 240.000 millones de dólares al año en ingresos fiscales a nivel mundial debido a lo que se denomina prácticas de traslado de beneficios corporativos.
Las empresas mineras no son amigas, a menos, por supuesto, que seas accionista. Y este es otro tema que necesita ser tomado en cuenta: es decir, el de las élites ecuatorianas (la llamada clase ‘Settler Colonist’) que se unen a la élite global, invirtiendo en empresas que dañan a sus propios países.
- Hay otras fuentes de ingresos que el Estado puede utilizar para dejar gradualmente el petróleo bajo tierra.
Esto es indudable. Los gastos fiscales – exenciones fiscales – son un claro ejemplo. Como dice Alberto Acosta, los ingresos perdidos en 2021 por las exenciones fiscales ascendieron a más que los ingresos petroleros, y principalmente benefician a los que más tienen. Reducirlas es una necesidad. Otras posibilidades incluyen frenar la fuga de capitales: de las empresas de recursos naturales y agroexportadoras, y de otros sectores como la banca que transfiere grandes cantidades de capital fuera del país en beneficio de sus clientes, dinero que podría invertirse en industrias nacionales.
También existen las reservas internacionales del país. En la mayoría de los países, las reservas internacionales, principalmente en dólares estadounidenses, se utilizan para sostener las monedas locales en caso de choques externos. Dado que el Ecuador utiliza el dólar estadounidense como moneda, y no hay moneda local que sustentar, y las reservas podrían utilizarse para impulsar una economía débil, aumentando el crecimiento y con ello la posibilidad de reducir los déficits presupuestarios y el aumento de la deuda. La inversión en programas sociales como la salud y la educación y en las empresas locales, sobre todo en provincias como Esmeraldas, donde las oportunidades de empleo juvenil son extremadamente limitadas, tendrían un importante impacto positivo.
La otra necesidad apremiante es reducir la carga de deuda actual para liberar recursos para programas sociales y apoyo estatal a empresas nacionales. Según dice Pablo Iturralde del Centro de Derechos Económicos y Sociales (CDES), la reestructuración de la deuda externa es una necesidad ineludible, pero no puede limitarse a los ajustes de plazos con los multilaterales. “La deuda con tenedores privados representa un peso mayor y su renegociación debe ir más allá de los pequeños canjes de deuda por naturaleza. Estos últimos, aunque bien promocionados, ofrecen más una imagen de sostenibilidad que un alivio fiscal real.” Y, cabe enfatizar, sin generar ahorros significativos, los canjes no abren espacio para redirigir recursos hacia la inversión social, el desarrollo productivo ni los mismos proyectos ambientales que dicen financiar.
La narrativa dominante sobre la deuda pública y el equilibrio fiscal también suele omitir un factor clave. Normalmente, los economistas neoliberales insisten en que solo el gasto fiscal genera mayor endeudamiento externo, pero dejan de lado el impacto estructural de la fuga de capitales. En realidad, como muestra una investigación de Latindadd https://latindadd.org/informes/deuda-crisis-climatica-y-extractivimo-en-ecuador/ , el principal problema que erosiona las reservas internacionales no es únicamente el gasto público, sino el persistente déficit comercial y la salida de divisas a través de mecanismos financieros y evasión fiscal. Esta realidad obliga a repensar el marco de estabilidad macroeconómica, donde la solución no puede ser únicamente el ajuste fiscal, sino una estrategia integral que priorice la inversión en sectores productivos y el control efectivo de los flujos de capital.
Para el economista Diego Borja, ahora candidato a la vicepresidencia por la Revolución Ciudadana, los acuerdos firmados con el FMI por los últimos gobiernos son nefastos y solo representan programas que a estos gobiernos les interesa implementar. Añade que, si bien han implementado algunas medidas, estas son simplemente la ‘punta del iceberg’. Como país soberano, habrá que renegociar para implementar lo que beneficie al país no solo a unos pocos grupos económicos. Vale enfatizar que la cuestión aquí no es el default, sino más bien la reestructuración y reorientación de programas.
Otras acciones que se pueden tomar a corto plazo para reducir tanto la carga de deuda como la dependencia del petróleo (Ecuador) incluyen un régimen fiscal que obligue a las empresas y a las personas que ganan más a contribuir más al bienestar de su país: es decir, menos dependencia del IVA, que en términos relativos afecta más a los pobres que a los ricos, y más en impuestos progresivos a las personas y las empresas, así como a la riqueza heredada.
Con medidas como estas, no hay duda de que el país podría ofrecer no solo un futuro mucho más prometedor a sus ciudadanos, sino también más sostenible y equitativo, además de ayudar a proteger la Amazonía y los pueblos indígenas que viven allí. Ecuador puede ciertamente vivir de una manera más consciente y con menos daños. El problema, y ??este es todo un tema, es que para implementar las políticas necesarias, es imprescindible un gobierno fuerte, ideológicamente sólido, y comprometido con el bienestar de todos.
La pregunta es: ¿está a la vista un gobierno así?
Referencias
[1] El precio de West Texas Intermediate (WTI) alcanzó un record US$200 por barril en julio del 2008. https://www.macrotrends.net/1369/crude-oil-price-history-chart
[2] La Unión Europea adoptó una estrategia gradual, firmando primero acuerdos con Perú y Colombia, que pusieron a Ecuador, y en menor medida a Bolivia, en desventaja, en particular respecta a las exportaciones de banano. A pesar de la oposición interna, un acuerdo con Ecuador era inevitable, y entren vigencia en enero del 2017.
[3] El acuerdo entró en vigencia en mayo del 2024.
[4] Entrevista a Martin Hildebrand, secretario general de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), http://es.mongabay.com/2025/01/martin-von-hildebrand-dos-anos-politicos-mas-importantes-de-amazonia-entrevista/
[5] Carlos Larrea. Ecuador Debate Abril junio 2024 ¿Por qué debe cumplirse la consulta popular
sobre el Yasuní-ITT? Una estrategia para superar la crisis https://caapecuador.org/2024/04/07/ecuador-debate-n-121/
[6] Entre 2019 y 2023, la producción diaria de crudo vino decayendo en un promedio de -3%. … los
meses de junio y septiembre de 2024 han sido los más críticos con una caída de producción promedio mensual de -8% para EP Petroecuador y -6% para las compañías privadas.https://fca.uta.edu.ec/v4.0/images/OBSERVATORIO/dipticos/Dptico_133_Sector_petrolero_Ecuador.pdf
[7] Carlos Larrea. Ecuador Debate Abril junio 2024 ¿Por qué debe cumplirse la consulta popular
sobre el Yasuní-ITT? Una estrategia para superar la crisis. https://caapecuador.org/2024/04/07/ecuador-debate-n-121/
[8] Según el Banco Mundial, el PIB per cápita fue de US$6.405,8 in 2014, mientras en 2023 la cifra fue de US$ 6.609,8. https://datos.bancomundial.org/indicador/NY.GDP.PCAP.CD?locations=EC
[9] https://www.lahora.com.ec/pais/pagar-deuda-publica-principales-dolores-cabeza-proximo-presidente-ecuador/
[10] https://conaie.org/2023/08/23/celebramos-el-triunfo-del-si-por-yasuni-y-el-choco-andino/
[11] Las muertes violentas en el país alcanzaron los 750 casos hasta el 30 de este mes, de acuerdo con datos policiales. https://www.eluniverso.com/noticias/seguridad/muertes-violentas-de-enero-2025-en-ecuador-superan-cifras-de-inicio-de-anos-anteriores-nota/
[12] https://es.mongabay.com/2025/02/alberto-acosta-sobre-ecuador-existe-una-trilogia-perversa-entre-mineria-legal-mineria-ilegal-y-gobiernos-en-general/
[13] Alrededor de 10 millones de metros cúbicos (2.600 millones de galones) de desechos líquidos, o relaves, salieron de la presa, arrasando los asentamientos cercanos, destruyendo un puente ferroviario y enviando una oleada de lodo tóxico al río Paraopeba.
Fotos de Portada. José Proaño
Cuando leí su articulo me llego la imagen de una culebra que se muerde la cola porque así es como le veo a la economía ecuatoriana y a las “soluciones” que Ud. propone que quizás produzcan cierta redistribución de la riqueza pero que en manos de la lumpen-oligarquia delincuencial del correismo seguro nos llevaran a la hiperinflación y desdolarizacion como el amigo a Luisa y Correa, el inefable dictador Maduro.
Estoy de acuerdo que Ecuador esta en un presente y futuro donde el petroleo es menos importante porque los campos petrolíferos se están agotando.
Luego Ud. habla de los intentos para diversificar la producción del país y menciona a Rodríguez Lara pero luego menciona a Correa pero recuerde que a pesar de que construyo carreteras y también hidroeléctricas algunas mal diseñadas y construidas y otras en la misma cuenca hidrológica lo que produjo una alta dependencia al clima local lo hizo con sobreprecios y con intenciones dolosas.
El principal problema del gobierno de Correa fue que genero una altísima insostenibildad fiscal que condujo a un sobreendeudamiento que no pudo ser solucionado por ninguno de los gobiernos sucesores.
Por tanto, no se trata de “venganzas personales” como de “intereses privados”.
Para terminar voy a citar las “soluciones propuestas” que son similares a las de Alberto Acosta Espinosa y que no son otra cosa que una culebra mordiéndose la cola:
1. Quizás es posible reducir las excensiones fiscales pero eso no hará crecer la economía porque es el mismo dinero que re circulara en el sistema.
2. Usar las reservas internacionales implica una confiscación del dinero del encaje bancario y un préstamo del Banco Central al estado generando mas liquidez pero no mas recursos y es una primera fase para una desdolarizacion.
3. La restructuración de la deuda es posible pero debe contar con la anuencia de los acreedores y por tanto es difícil.
Sobretodo si queremos salir de este entuerto jamas deberíamos confiar en los economistas desdolarizadores y vinculados a la lumpen-oligarquia del correismo como Diego Borja y Andrea Arauz.