Los estados de excepción y toques de queda decretados en todas partes, la extensión del control del Estado por sus fuerzas de control y represión, el descontrol de la explotación, la decisión todopoderosa y arrogante de a quién se deja vivir y a quién se deja morir. Todo esto no hace más que preparar el terreno para una cruenta “vuelta a la normalidad”, no sin antes, haber salvado al tótem económico.
El contenido de las medidas planteadas por el Gobierno en la denominada Ley de Apoyo Humanitario para combatir la crisis sanitaria ratifica aquello que en el manejo de los temas económicos priman los asuntos políticos y no los técnicos, pues estos últimos se definen y ejecutan para abrir los cauces que materializan las concepciones ideológico-políticas.
Con bombos y platillos los dadivosos y caritativos bancos decían que donaban alrededor de unos 30 millones de dólares para “salvar vidas”. Casi todos aplaudían y vitoreaban semejante desprendimiento de los solidarios banqueros. Algo, que para ellos es solo una canita al aire, luego de haber ganado el año pasado 600 millones de dólares, es decir, su solidaridad alcanza apenas al 5% de esa suma.
Mientras las mejores tierras del país se dedican a la producción de banano, palma, camarones y un número más de productos de exportación, los pequeños productores no disponen de tierra suficiente y hay miles de campesinos que ni siquiera tienen tierra o producen en tierras de poca fertilidad, en pendientes y sin riego.
Análisis sobre empleo, subempleo y pobreza en Ecuador, en el marco de la pandemia: cuatro de cada diez ecuatorianos tiene carencias para estar en condiciones mínimas de bienestar y esto en el ámbito rural envuelve a 8 de cada 10 personas.
La emergencia sanitaria por el covid-19 mutó, al punto que Ecuador vive una verdadera crisis humanitaria más allá de los miles de contagiados sin atención médica y los muertos desaparecidos.
Recomendaciones de lectura para enfrentar el confinamiento forzado por el coronavirus. Más allá de su vigencia literaria, ciertos clásicos pueden también darnos pistas acerca de la actual coyuntura pandémica. Laura Penagos Peña nos propone algunos títulos para leer mejor estos tiempos turbulentos.
Aprovechándose del pánico al contagio del virus y el toque de queda que logra encerrar a la mayoría de ecuatorianos, bajo la represión policial, militar y mediática, el gobierno de Lenín Moreno propone un nuevo sacrificio a los más golpeados por los bajos ingresos, la precariedad y el capital depredador, a pretexto de ocuparse de los más “vulnerables” y “la emergencia sanitaria, económica y social”.
La medida de cuarentena adoptada por todos los países ha hecho visibles muchos problemas que atraviesa América Latina y no son de ahora: esta región siempre ha sufrido el embate de problemas sociales.
La administración de Donald Trump a diario presenta reportes de sus fracasos en la lucha contra el covid-19, hecho que contrasta con la realidad de sus colegas de Alemania, Japón y Corea del Sur donde la alta morbilidad expresa al mismo tiempo una baja mortalidad, un indicador de rechazo a la tesis fatalista de ciertos gobernantes que anticipan certificados mortuorios o establecen aritmética preconcebida con tasas de muerte admisibles.
Estados e instituciones fallidas frente a la crisis sanitaria provocada por la pandemia del covid-19. La economía y su sistema imperante herido de gravedad, aunque no muerto por completo. Fake News que buscan avivar una crisis social mayor a la actual. Alfredo Espinosa Rodríguez nos acerca estas y otras revelaciones que la pandemia por covid-19 ha puesto en evidencia en Ecuador.
Apuntalarse en una dinámica comunitaria, que incluye acciones como la alimentación y el cuidado colectivos, puede ser una estrategia más coherente para enfrentar la pandemia que la medicalización del proceso.
Hace años que el sistema de salud en Ecuador funciona cerca del colapso. Peor ahora con la pandemia del covid-19. Crónica sobre las malas condiciones laborales en el sector sanitario, las protestas de lxs trabajadorxs y los mecanismos de control y represión oficiales.
250 profesionales de la salud que serán trasladados en los próximos días sin mayor protección al epicentro de la guerra que el país libra en contra de un enemigo invisible que se expande geométricamente, el coronavirus o covid-19.