En 2022, al menos 22 personas del pueblo awá fueron asesinadas, según datos de la Comisión de Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas de Colombia. De acuerdo con el informe de derechos humanos de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) fueron la tercera etnia que más sufrió la violencia el año pasado.
Hoy, los pueblos ancestrales y los pueblos afrodescendientes, montubios y mestizos, herederos de un legado de resistencia, son los principales defensores del agua frente al abuso del poder que privilegia la minería o los grandes proyectos agrícolas, ganaderos e industriales, antes que la defensa de la vida, la soberanía alimentaria, la integridad y armonía de la Madre Tierra.
En medio de la violencia verbal y física desatada en el marco del Paro Nacional 2022, hubo algo positivo: el reconocimiento por parte del Presidente de que el Ecuador es un país plurinacional. Reiteradamente Guillermo Lasso habló de los pueblos y nacionalidades indígenas, se concluye que efectivamente asume que el país es plurinacional. Esto es bueno porque entonces, se cumple una condición fundamental para promover cambios para el bien indígena.
Sabemos -o al menos intuimos- que la paz social solo se puede construir sobre el diálogo, la libertad y especialmente la justicia social. En ese sentido, un periodismo y una comunicación que aspiren a contribuir a la paz social -particularmente en momentos críticos como los que vive Ecuador- tendría que contribuir a fomentar el diálogo social a partir de mostrar las injusticias sociales que vive la gran mayoría de la población golpeada por un creciente empobrecimiento, desempleo, violencia y falta de acceso a alimentación, salud y educación adecuadas, es decir, poner en evidencia que la mayoría de las y los ecuatorianos vive mal y que su situación cada vez es más precaria.
¿Cómo podemos construimos una paz en medio de la miseria? Y es que la paz de las élites se traduce en un anhelo por el silencio de la población que vive en extrema pobreza. Para ellos y ellas, el trabajo del campo no tiene ningún valor ni económico ni simbólico, la consiga “dejen trabajar” supone que los indígenas no lo hacen, mientras se quejan de que no hay alimentos en las ciudades. Levantarse a labrar la tierra no es trabajo para una élite colonial de hacienda. El trabajo cuasi esclavo, el concertaje, sigue estando presente en la memoria de explotación.
¿Por qué se rie el Presidente? Porque desprecia a los pobres, mi amor. Porque su vida está llena de billetes, mansiones, yates y avaricia. Se ríe porque cree que el dinero todo lo compra, hasta la presidencia. Se ríe porque hay gente como él, que celebra que los pobres sean apaleados.
Entre los quechuas del Tahuantinsuyo había varias formas de representar percepciones, pensamientos y conocimientos. Hasta nuestra época han llegado dos: los khipu y los tukapu. La raíz de khipu, (khi) significa “hacer hebras de hilo”; a esta raíz se suma la partícula pu que quiere decir representar a otro; de este modo es muy posible que signifique “hacer hebras de hilos para representar otra cosa.”
Cuando comenzó la autonomía indígena con la Dineib, la idea que se hicieron los indígenas fue que, por primera vez, el desfase entre el Estado y ellos se reducía, y que se reconocía, al fin, el talento y conocimiento indígenas. Pero no fue así. Los gobiernos poco comprensibles de la importancia de la participación de los pueblos indígenas en la política de un Estado plurinacional, echaron abajo la Dineib. Tampoco las organizaciones indígenas parecen estar interesadas en la toma de decisiones sobre el cumplimiento de los derechos esenciales de sus pueblos: lengua, cultura y educación.
No la conozco, Carmen. No lo conozco, Lenín. No conozco a todos los procesados. Sé que Carmen es indígena kichwa puruhá y que Lenín es un artista hip hopero del pueblo waranka. Pero, basta con saber quién fue Lenín Moreno y su combo; basta con saber quién nos gobierna ahora; basta con saber a quién le debe obediencia la fiscal, basta con saber quiénes son esas voces que condenan Octubre-2019 para estar de su lado.
El eurocentrismo en su narcisismo o enamoramiento de sí mismos, creen que su interpretación de la vida y de la realidad es universal para todos los pueblos del mundo, y desde ahí cobijan a todos con su manto sacrosanto de iluminados en una suerte de hermetismo intelectual.