Fruta que madura verde, se pone amarga y se pierde
Refrán español
Cuando en 1963 Manuel Agustín Aguirre y Telmo Hidalgo forman el Partido Socialista Revolucionario (PSRE) y responden así a la derechización del partido socialista, su preocupación no es legal sino ideológica. Jamás se inscribió al PSRE como fuerza legal, no obstante, el PSRE será un referente de acción revolucionaria para la juventud y cuando anciano, Manuel Agustín será autoridad para la JSRE y para toda la juvenil izquierda revolucionaria.
EL MIR en sus cuatro décadas nunca pensó en legalizarse para existir como organización revolucionaria propulsora del pensamiento marxista, y cuando hoy cuatro bandidos expulsados hace 30 años pretenden darle un contenido de legalidad y subordinación al poder, eso no es existencia sino muerte. La legalidad para los revolucionarios puede significar limitaciones, es un juego en cancha ajena y nunca es garantía de existencia.
Cuando se pretende eliminar a la que fuera la principal fuerza legal de izquierda, la real intención es deslegitimar a la izquierda y secuestrar el imaginario de la revolución desde una visión falsa y monopólica. Ya se quiso hundir a la izquierda legal en el tema de las firmas de reinscripción y ahora sin fuerza ni pretexto contra un Pachakutik fortalecido electoralmente, los odios legalistas apuntan contra el MPD. El calculo del gobierno se estrella. Este partido tiene mas militancia que cualquier otro, tiene con que resistir, o reinscribirse con otra denominación o con la misma y es seguro que jamás sucumbirá a las ganas de quienes quisieran verlo sin vida.
El fastidio contra el MPD fue fundacional en la llamada revolución ciudadana, hecho poco advertido por la dirigencia del partido que decidió de entrada apoyar con lealtad y el suceso o proceso que les es hoy malhadado. Basta recordar los discursos contra los tirapiedras y las advertencias contra las movilizaciones de los maestros para comprender que el MPD y la UNE siempre estuvieron en la mira. Ha sido un odio activo y con saña. La prisión contra Marcelo Rivera, la prisión de los chicos de Luluncoto, el encarcelamiento a los estudiantes del técnico, a los militantes de Cotopaxi o la rabiosa persecución a Mery Zamora, presentan un cuadro perverso que supera en mucho a la acción de la derecha vieja y sus gobiernos.
Hay que decirlo, la represión al MPD no se reduce a una emocional conducta del gobierno, es parte de una metodología del poder con dos perspectivas: la una, reposicionar monopilicamente a una “nueva izquierda oficial”, y por ello es urgente además reprimir o dividir al Pachakutik, y la otra, consolidar el eje desmovilizador con una estrategia antisubversiva en los mismos términos de la guerra de baja intensidad, reactualizando la tesis de sabotaje y terrorismo para referirse a la izquierda. El MPD asimilando desde su experiencia un comportamiento democrático a elegido la inmolación y el martirio con valentía, no ha corrido ni se ha acomodado al exilio y dando la cara a la represión a ingresado cantando consignas revolucionarias a las mazmorras del estado.
Imperativa es la autocritica en la izquierda en general, y en el MPD PCMLE en particular, para que la resistencia dé paso a la iniciativa de flujo. La falta de un discurso democrático y plural con una práctica que lo soporte, es algo que debe sopesarse. El vanguardismo que alejo su espacio al de otros sectores de izquierda también, Cuando se cuestiona la falta de democracia es de reflexionar como la izquierda ha manejado las discrepancias internas y en sus organizaciones.
Otro elemento a considerar es la pérdida de juventud en las aspiraciones. Aflora ya una apariencia más política y menos revolucionaria, cosa de viejos. Con la caída del muro de Berlín, la izquierda no ha podido contrarrestar el discurso de que la revolución y el comunismo son cosas viejas y del pasado. Siendo la convivencia y la libertad sentires de la juventud, tanto como la política formal y el poder mañas de dominación, muchos cuadros revolucionarios sucumbieron a su cronología vital e hicieron que sus partidos dejen de luchar contra el poder y luchen por ser poder, dejando en el olvido el tema de la libertad. Un factor poco alentador en la juventud, siempre de esencia libertaria, anti autoritaria y acrática.
Si el MPD se extingue por obra y gracia del nuevo anticomunismo gobernante, que la izquierda abomine al poder con una nueva oferta, mas amplia, mas libre y que las generaciones de militantes enriquecidos con la experiencia de un partido movilizador y democrático encabecen un nuevo momento de acción legal, semi legal o clandestino. Y si el MPD sobrevive que este sea, mas popular, mas popular , mas democrático y mas movimiento.
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