Vilma Vargas, la conocida y reconocida Vilmatraca, es caricaturista, artista, arquitecta y dueña de un humor crítico muy original. Tiene una trayectoria de más de veinte años, por el que ha recibido algunos reconocimientos nacionales e internacionales, entre ellos, el Premio Humor Gráfico de las Américas.
Le pillamos para esta entrevista con La Línea de Fuego en un momento de desintoxicación de la política. “Me saturé”, nos dijo. “Estoy en una crisis existencial, creativa”, aseguró. Ante la insistencia, esta mujer puruhá, oriunda de Riobamba, que vive en Chambo, nos permitió conversar como mandan los protocolos de la pandemia y las nuevas tecnologías: vía zoom.
Primero nos confesó que no le gustan las entrevistas, “yo prefiero dibujar, lo que yo pienso está en mis dibujos, mis dibujos ya hablan por mí, no necesito hablar más”. Pero ya conectados, sincrónicamente, no nos quedó otra que conversar.
Vilma.- Siempre me ha llamado mucho la atención tu seudónimo: “Vilmatraca”, analizaba que la matraca es un instrumento musical de percusión. Vil es una persona que actúa con maldad. Si unimos Vilmatraca pensaríamos en una mujer que actúa con maldad e insistencia en determinados casos; o, que sus caricaturas son musicales para unos o emiten un ruido desagradable para otros (los que detentan algún grado de poder). ¿Por qué Vilmatraca?
Mi nombre ya es una caricatura por Vilma Palma e Vampiros o Vilma Picapiedra. Antes firmaba con mi nombre completo Vilma Vargas. En el 2006, conocí al caricaturista rius y él me sugirió unir mi nombre con la matraca, este instrumento que produce ruido. Además, en México hay una mujer que es un personaje cómico que se llama Vilma Traca. También podría interpretarse como una suma de Vilma + Traca, Traca es una revista española, de unos caricaturistas en la época franquista. Ellos dibujaron al dictador, pero fueron los primeros y los últimos que le caricaturizaron porque les fusilaron.
¿Por qué eres tan mala con los nobles políticos ecuatorianos?
La Vilma es también VilMalvada, principalmente con los políticos. Mi profesión y mi trabajo es hacer crítica política. Desgraciadamente en nuestro país tenemos un caldo de cultivo súper grande para hacer crítica. La caricatura siempre se transforma en los dardos hacia estos personajes del quehacer político, pero además de criticar a la actividad política, también cuestiona al statu quo, a la sociedad. Es decir, es todo un conjunto de opiniones hacia todo lo que nos rodea.
Por fuentes anónimas nos hemos enterado que tienes gatos. A mí los gatos siempre me han fascinado por su agilidad, su juego, su espíritu libre, su tierna maldad. Cuando veo un gato acechando a un ratón, me imagino a una caricaturista acechando a los políticos en sus meteduras de pata, en sus discursos y acciones. Los gatos cazan a un ratón de un salto. Vilma dibuja y, simbólicamente, caza ratas. ¿Hay algo de felina en Vilma?
No sé si estoy al acecho. Mi trabajo sí tiene mucho que ver con la coyuntura, sí tengo que estar preparada para las nuevas noticias, para lo que está pasando. Debido a que la caricatura es una expresión gráfica del pensamiento, tengo que estar siempre informada. Sin embargo, la caricatura, finalmente, no logra cambiar nada, a veces el gato se queda ahí, siempre, sin acabar con la presa, ni cambiar la realidad. Hugo, tengo como 20 años en la profesión, pero sigo dibujando a los mismos políticos, los mismos temas: la crisis política, la crisis económica, la pobreza, el hambre. Ahora se suman los feminicidios, el covid-19. Muchos temas los sigo dibujando y el asunto no cambia. Es como que en un momento el caricaturista podría convertirse en el ratón y el ratón da la vuelta a la rueda.
¿Qué papel jugó tu entorno social para que te decidieras por la caricatura y la arquitectura?
Yo fui a estudiar arte en Quito, luego seguí la carrera de diseño gráfico, luego estudié arquitectura y ahora soy caricaturista. Así puedes ver que el sistema educativo no funciona. Tenía muchas inquietudes por el arte y terminé siendo caricaturista. También ejerzo mi profesión y hago murales en cerámica. La caricatura es fundamental y es lo único que me ha permitido pensar en mi país, el lugar donde vivo, en la sociedad en la que me desarrollo.
¿De qué se ríe Vilma? ¿Qué te causa gracia? ¿Eres chistosa en tu vida cotidiana o eres malhumorada?
Yo me río de mí misma. Las personas que me conocen y que interactúan conmigo, -que no son más de tres-, podrán dar fe de que siempre me río de las cosas que me pasan. Me río de mis dibujos, de lo que estoy haciendo, de lo que estoy pensando. Si es necesario empezar por ahí para hacer humor. Por ejemplo, un día, en mi casa de Chambo estaba dibujando y de pronto escuché el ruido de un vaso que se cayó al piso. Y yo pensaba ¿cómo se pudo haber caído?, ¿qué pasó?, ¿el vaso se suicidó? De pronto de las cosas más cotidianas pueden salir caricaturas. Eso, yo lo traslado a los temas políticos. Si me río así de la cotidianidad, también puedo sacar una risa de los temas políticos. Aunque te digo, hay cosas que en el país ya no causan risa, causan indignación. Las caricaturistas podemos hacer humor, pero quienes se han burlado de los ecuatorianos son los políticos.
La ventaja del caricaturista es que el humor es difícil de ser respondido. Omar Rincón menciona que es la herramienta que tenemos los feos para poder conquistar, los pobres para poder informar y los disidentes para poder criticar a un gobierno. El humor es el arma de los débiles porque es incontestable, porque la solemnidad no tiene nada que ver con eso. Por eso los autoritarios no lo soportan. La periodista y escritora Silvia Galvis explica que el humor no es un arma para herir al débil sino para punzar al poderoso. En ese sentido, ¿el y la caricaturista están para incomodar al poder, a los autoritarios? ¿Cuánto llega a incomodar Vilma?
La caricatura no es tan ingenua o inofensiva como los políticos quisieran, pero tampoco tan peligrosa como nosotros quisiéramos. Si he tenido algunos episodios con políticos incomodados. En el gobierno anterior una exposición mía fue censurada en la ciudad de Cuenca. Tuve una intromisión en mi casa en Chambo, no se llevaron nada, pero se bajaron todos los cuadros, una cosa rarísima. Ya trabajando en los medios tradicionales, si hay mucho cuidado en lo que se publica. Ahora he logrado romper la censura de los medios con las redes sociales.
Antes, en el Quincenario Tintají, -donde colaboramos juntos-, necesitábamos del periódico para que se publiquen nuestros textos y nuestras caricaturas, ahora, personalmente, lo puedo hacer por las redes sociales. Se han perdido un poco los intermediarios, los medios, los periódicos. Ya no te dicen más sobre qué tema puedes opinar. Siento que hay un abanico más amplio de posibilidades para difundir mis caricaturas.
¿Las quejas ya no van como cartas al editor, sino como mensaje por interno?
Me han escrito por redes sociales, me escribió por interno el secretario de comunicación del gobierno anterior; hace unos meses, el ministro Paúl Granda envió un mensaje para señalar su molestia por la ofensa plasmada en mis caricaturas. Sí he logrado incomodar a varios.
¿Cuál es el buen humor y cuál es el mal humor? Existe un humor que se burla de los pobres, de los débiles, es el humor que tiene rating. Me imagino a un David Reinoso, que envilece a las minorías y, a la par, se toma la foto con la ex ministra Romo. ¿Qué papel debe jugar el humor? ¿Se puede burlar de todo, dónde están los límites? Pongamos como caso el tema Maradona, tan controversial. Un sector de las feministas reprochando que se haga apología del astro argentino, al que se lo tildó de pedófilo, drogadicto, misógino; otro sector de feministas, que planteaba una visión más apegada a la clase y la importancia del 10 para los sectores populares. ¿Con tu caricatura de Maradona, ubicándolo en la Capilla Sixtina, ¿qué buscabas cuestionar?
Los límites de la libertad de expresión los pone el mismo artista, el mismo caricaturista y el ejemplo más palpable es Maradona. Mi caricatura no fue una crítica, es una puesta en escena de la mano de Dios, del acontecimiento de la Capilla Sixtina y el jugador. No fue una crítica en realidad. Cada caricatura es un punto de vista que no es necesariamente la verdad. ¿Quién dice la verdad? Es mi visión, lo más honesta posible. Para mí, Maradona representó un momento específico en la historia, de una sociedad, de un país, del mundo entero. Otros tomaron otra parte de la historia. Lo importante es que podamos expresarnos y decir parte de esa historia que queremos representar. Cuando tomas una parte de la historia y la haces una caricatura, ya se transforma en ficción, aunque también es opinión. No puedo entender los ataques que han tenido varios caricaturistas. Por mi caricatura de Maradona, a mí me han pedido coherencia, por supuesto que estoy a favor de las luchas feministas, pero yo no creo que uno deba sentir culpa, remordimiento, o como decía una escritora feminista: ¿dónde está el feministómetro para saber si hoy cumplo, si hoy soy más feminista o menos feminista?
No me gustaría sentirme culpable o incómoda de poder expresar mi admiración hacia una persona. Las caricaturistas estamos expuestas a que cada persona que se sienta ofendida, crea tener la razón. Y, sentirse ofendidos no les da la razón. Sí me parece perfecto que en un sistema democrático tengamos varias versiones. Unos están a favor de los débiles, otros están con los poderosos. Con la caricatura le das el poder a la gente, para que vea, piense y decida por si misma. Como país debemos propender a tener un abanico de visiones del mundo.
Vilma Vargas es un caso muy particular en el escenario del periodismo crítico, concretamente de la caricatura. No se tiene noticia, en el Ecuador, de una mujer que haya trascendido en este arte como tú, a lo mejor me equivoco. ¿Qué tan complejo es lidiar en una sociedad de caricaturistas varones? Pareciera que el humor es patrimonio de los hombres.
Es difícil romper con eso de que el humor es patrimonio de los hombres. Últimamente sí hay unos ejemplos, unas corrientes artísticas de mujeres caricaturistas, ilustradoras, que hacen cómic. Yo le veo un problema en los medios tradicionales, las caricaturistas inglesas ya lo han denunciado, y es que es súper difícil entrar a un medio tradicional. Aquí a las columnas no las dejan hasta que tengan 90 o 100 años. Es súper difícil entrar.
De mujeres caricaturistas a escala internacional te puedo enumerar a Marilena Nardi, Nani, Cintia Bolio, Cam de la Fu, Flavita Banana y decenas más. Mujeres que hacen comic siempre hubo, como PowerPaola, Sole Otero, Nacha Vollenweider, Una. También se puede incluir a la película animada Persepolis de Marjane Satrapi.
La caricatura tiene la capacidad visual de descubrir algo donde el texto no es fundamental, pero apareció el meme, aunque el meme es más la frase que la imagen, es una expresión de la espontaneidad oral que tenemos los latinoamericanos. ¿Es el meme una competencia desleal para la caricatura, tomando en cuenta que solo adapta imágenes ya creadas, le pone un texto y ya? El caricaturista crea y recrea.
Al inicio, hace pocos años, los caricaturistas pensábamos que el meme era una competencia desleal, era como hacer una caricatura con pocos recursos y que cualquier persona lo podía hacer. Ahora nos alimentamos de eso, son ideas que se nos quedan en el inconsciente colectivo, todos nos acordamos del gato, del pollito. Nosotros le damos un nuevo significado con nuestras creaciones políticas. Ahora, las caricaturistas retomamos los memes y hacemos un trabajo artístico, sin desmerecer los memes. La noticia sale y a los minutos estamos inundados de memes, la caricatura no tiene esa velocidad. Hay muchas caricaturas que van a explicar muchísimo lo que estamos viviendo ahora.
El humor suele encontrarse con muchos enemigos. Me imagino que tienes un club de fans que te detestan dentro de filas están los súper machos, los lassistas, morenistas, correístas y demás “istas”. ¿Cómo lidias con la cantidad de insultos, ofensas, amenazas que debes sufrir por cumplir tu labor?
Tengo un prontuario enorme, larguísimo. Me gusta, me encanta. No me ofendo. Soy yo la que está intentando ofender, sería ilógico ofenderme. Intento ser lo más tolerante posible. Es completamente normal, es parte de nuestro oficio. Me preocupa que hay humoristas y caricaturistas ofendidos, eso sí me llama la atención, porque se debe entender que vivimos en un mundo en el que la opinión de masas es sumamente rápida y explosiva. Si nosotros estamos en esa dinámica, si ofendemos, es lógico recibir ciertas reacciones. Lo que si me parece cuestionable es que se quieran callar los dibujos. Y, mi respuesta siempre será afilar el lápiz.
¿Te ha tocado? Te han solicitado, alguna vez, hacer la rectificación de una caricatura. Hubo un caso sui géneris con el gobierno de Correa. Sé que hay casos internacionales. A ti, Vilma Vargas, ¿te han pedido rectificar una caricatura?
Todos estos años me han pedido que rectifique, que pida disculpas a la ciudad por tal dibujo, en mis redes se escandalizan. Seguramente si mis caricaturas salieran en medios tradicionales ya me habrían pedido que haga una rectificación. La última vez, en el diario en el que trabajé recibí una carta de los boys scouts, porque hice a personas del gobierno de Correa haciendo nudos de los boys scouts y ellos se quejaron, pero el uso de los símbolos para los caricaturistas no es sagrado. La caricatura desacraliza todos los símbolos. Topa todos los temas que son tabú en la sociedad: la política, la religión. Si hay grupos siempre hay un símbolo que es sagrado. ¿cuál es nuestro límite en el humor?
En esa misma dirección, cuando has trabajado en medios impresos tradicionales, alguna vez el editor se te acercó con borrador en mano y te dijo: eso no va, bájale el tono. Y ¿cómo miras la libertad de expresión en el país? ¿Ha mejorado o sigue igual que en años anteriores?
En el último que trabajé con todas mis caricaturas tomaban las medidas de “bioseguridad” (sonrisas). En una cortaron una parte, otra no la publicaron… y ¡yo renuncié! A veces no estamos dispuestos a ceder nuestra libertad por más diarios tradicionales que sean.
¿Te cortaron una caricatura?
La ex ministra Romo anunció que se iban a abrir las playas a finales de junio, entonces yo hice una caricatura de ella acostada en la playa, el sol como un coronavirus y a su lado varios bañistas enterrados en la arena pero eran muertos, para entonces teníamos de 12 a 15 mil fallecidos en el país. Para publicarla, la ampliaron y no se veía toda la caricatura. Es como si al texto de un columnista le cortaran a la mitad. Usualmente me ponía de acuerdo con el editor en algún detalle, en alguna frase, como es normal, pero no en un corte así. Luego la razón de mi renuncia fue la caricatura de uno de los candidatos presidenciales, que dijo que en la oficina era Bruno Díaz y en el partido Batman, pero en cuestión de derechos es un cura, -eso no lo dijo, pero yo lo asumí-. Yo lo dibujé así y me dijeron que no la podían publicar porque hablaba de un solo candidato. ¿Tenía que hablar de los 17 candidatos en un espacio de 10 x 5 cms. que ocupa la caricatura?
Yo no he salido, públicamente, a pedir el voto por ninguno de ellos. He dibujado a casi todos los políticos que han hecho noticia en la coyuntura nacional, mi trabajo siempre ha estado al frente del poder, nunca con ellos. Jamás se me ha ocurrido cruzarme a la acera del frente. Renuncié y ahora publico en las redes sociales.
¿Cómo ves el tema de la libertad de expresión entre este y el anterior gobierno y los aires de libertad?
Me parece que en el gobierno anterior se veía con más regularidad los atropellos a la libertad de expresión. Sin embargo, en este gobierno hay cosas que no salen a la luz. A un medio digital con el que colaboro le pusieron un pedido para que baje las fotos del Presidente, cuando esas gráficas se pagan con dinero público.
Los medios tradicionales siempre nos han querido convencer de que son plurales, que son ellos los que nos dicen lo que está pasando, cuál es la opinión pública del momento, pero hay cosas que no están en los medios, que no está transparentada. A muchísimos medios se les ha dicho que son militantes y por supuesto que son militantes. No tiene nada de malo de que sean militantes, están transparentando lo que piensan, defienden una ideología. Hay medios que no son así y nos quieren hacer pensar que son independientes. Desde Octubre de 2019 no hay una sincronía entre los medios de comunicación, entre el periodismo y la realidad. En los medios tradicionales no están todas las voces, no existe pluralidad de voces, por lo menos, yo no lo veo.
Quino decía que sus miedos, sus angustias, salían a través del humor. ¿A ti te pasa algo similar? ¿La caricatura se convierte en una especie de catarsis?
Si no dibujara, tendría algún vicio, sería alcohólica. Causa mucha indignación lo que sucede en el país y yo he logrado producir risa, humor, placer, risa amarga. Es la única manera que tengo para decir lo que esto me está molestando. No cambias nada, pero por lo menos te desahogas, te ahorras el psicólogo.
¿Cómo sentiste la muerte de Quino?
La muerte de Quino coincidió con mi renuncia al último diario. Fueron muchas las emociones que logré plasmar. Dibujé a todos los personajes de Mafalda menos Libertad, y no lo hice porque eso es lo que nos faltaba, y es lo que me faltaba en ese momento. Fuimos generaciones que crecimos con el ejemplo de Quino. En lugar de ponerme a hablar, mi mejor homenaje es hacer lo que él hizo, él no se dejó acallar por la censura del medio, en Argentina. Él siguió dibujando pese a las adversidades, uno tiene que seguir fiel a esa causa, seguir dibujando aunque en estos días me esté costando. Sí es necesario seguir ese ejemplo de Quino con hechos y no con palabras.
¿Has pensado en tener un personaje? ¿Alguna vez tuviste uno?
No. A veces he visto que hay varios personajes que logran un tiempo de vida útil. A veces te puede limitar en los temas que puedes tratar, en los cuadros. Lo único es que puesto énfasis en mis dibujos, a veces he personificado al Ecuador como una persona muy flaquita o como un niño. Quizás por ahí debería empezar mi nueva etapa.
¿Tu peor día como caricaturista? Ese en el que te dijiste, ¿por qué diablos me volví humorista?
Todos los días. Yo me digo: esto no tiene sentido. ¡Hay días y días! La parte política me ha saturado. Estoy en un proceso de desintoxicación política, ha sido mucho y muy fuerte. Y uno también se envenena de la lectura de noticias. Necesito un poco de respiro. Voy a intentar un humor más general, temas más cotidianos, que me acerquen a otro público. Todos los días es una especie de amor y de odio. Le tengo cariño a mi profesión, me ha dado alegría en la vida, pero también varias tristezas como tener que dibujar cada semana sobre los femicidios. La semana pasada dibujé sobre eso, esta semana me enfrento a un montón de femicidios más.
Me dicen que soy una amargada, hay una frase que decía Monsivais al respecto: “yo soy optimista, de verdad soy optimista, creo muchísimo en mi mala suerte”. La situación del país es un espanto, y ahí nos toca a quienes hacemos humor gráfico buscarle un nuevo significado, un nuevo simbolismo, una mejor cara de lo que nos está pasando.
“Quino siguió dibujando pese a las adversidades, uno tiene que ser fiel a esa causa, seguir dibujando aunque en estos días me esté costando. Es necesario mostrarlo con hechos y no con palabras”.
–Vilmatraca
Comentarios a Vilmatraca
A continuación, te voy a leer una serie de comentarios y preguntas que me hicieron sobre tu trabajo caricaturesco.
- Sencillamente fascinante. Es la mujer que más me ha hecho reír en la vida. Rommel G.
- Ella dibuja un promedio de cuatro o cinco o más caricaturas por semana. Incluso se adelanta a los hechos. Cuando destituyeron a Romo, al siguiente minuto ya estaba lista la caricatura. Me gustaría preguntarle: Vilma, ¿tienes vida? ¿Cuánto te demoras en hacer una caricatura y cómo es el proceso? Margarita B.
Esa caricatura ya la tenía lista, era la noticia del día. No sabía cual iba a ser desenlace. Le hice en un coliseo romano y tú sabes que su suerte se juzgaba con un pulgar arriba o con un pulgar abajo, lo único que iba a cambiar es el pulgar. Mi método de trabajo es súper sencillo: me paso pensando de 3 a 4 horas y dibujo en una hora. Cuando estoy frente al papel me planteo varias preguntas, la de cajón es desde qué posición me voy a poner, mi lugar de enunciación siempre está con los débiles. En la caricatura política, burlarse de los débiles es estéticamente muy feo, vulgar, cruel. Mis dibujos tratan de que la crítica sea a quien tiene poder.
- Me siento tan orgullosa de que una mujer sea la mejor caricaturista del país. A diferencia de Pancho, Bonil y otros, ella sigue con los débiles, con el pueblo. María José V.
- Su trabajo es interesante, pero se nota que le odia al Mashi, no es objetiva. Mauricio V.
- Celebro todas sus caricaturas. La admiro mucho. Es un respiro gratificante en medio de tanta estupidez y solemnidad. Manuel J.
- Solo se queja de todo, nada le parece bien. Creo que es un poco amargada. Raquel B.
Habría que decirle a Raquel que los humoristas son, por definición, inconformes, irreverentes, incluso, desesperanzados, pesimistas. Precisamente porque el humor es la tragedia. Problematizan la realidad por medio del humor, la ironía, la sátira; le brindan una nueva mirada; igualan las agujas del reloj de la estupidez a los cerebros blanditos y a los empachados de poder. No dan soluciones, ni recetas; ese no es su papel. ¡Para eso están los solucionólogos!
Vilma.- Hay algo que es fundamental para hacer sátira política y es hablar desde la ironía, desde la duda, nunca desde la vehemencia, así tengo un juicio racional en temas políticos. Siempre he hecho caricaturas de los personajes políticos, de los que hacen noticia. Si tengo 20 mil dibujos de Correa, es porque él estuvo 10 años en el poder. Tengo varios dibujos de Moreno porque ha estado casi 4 años. Si tengo dibujos de la pandemia es porque he estado encerrada (risas).
Es un peligro tener encerrada a Vilma…
Este tiempo de pandemia el trabajo para mí ha sido fructífero, quedarme encerrada me permitió cultivar más mis habilidades y mis maldades (sonríe). Me he dedicado muchísimo a dibujar. Ahora estoy preparando un resumen de las caricaturas de este tiempo. ¡Estoy súper emocionada!
“La caricatura no es tan ingenua o inofensiva como los políticos quisieran, pero tampoco tan peligrosa como nosotros quisiéramos”.
–Vilmatraca
*Hugo Renato Palacios García. Actor de teatro, comunicador social y docente universitario (UCE). Es narrador oral del Festival Itinerante de Narración Oral MEMORIANDANTE. Actor y guionista del noticiero satírico virtual El Salmón Barbudo. Ha colaborado con sus artículos en el quincenario Tintají, periódico el Quiteño y la revista digital La Línea de Fuego. Hincha del Aucas.
Fotografía principal: Vilma Vargas en su espacio personal de creación/Archivo Personal