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viernes, mayo 3, 2024

¡Chao Lolo!

Por Matías Belmar*

La imagen de JuanFer como candidato a la Presidencia del Ecuador logró sorprender en la ridícula sábana electoral de 16 binomios, gran mérito en una realidad que colisiona con lo burdo, pero resonó como una onda expansiva de repudio entre los trabajadores de las artes. 

Juan Fernando Velasco, el cantante más famoso del país, ahora encabeza el ranking de la demagogia. Lleva más de 1 año como ministro de cultura y la razón de su designación fue posicionar en el electorado la marca JuanFer con recursos del Estado y transar popularidad por credibilidad con el gobierno de María Paula Romo, preparar el tablero político y cosechar votos. Tiene el desatino imperdonable de encarnar el continuismo de uno de los peores gobiernos de la historia.  Los otros 15 candidatos quieren cambiar las cosas pero él persiste en esta nueva manera de hacer las cosas igual de mal que siempre.

Seguirá aprovechando el ministerio como tarima electoral y no renunciará.  Su inoperante gestión golpea como bofetada al sector que debiera conocer y fortalecer. Su discurso es naranja, se centra en la industria del entretenimiento y la digitalización de contenidos, no menciona los derechos culturales y desconoce la ley de cultura. 

Tampoco le encuentro méritos artísticos: no es un buen cantante y su capacidad de compositor tiene la talla de Arjona, aunque no llega a su estatura. No logro distinguir entre la brea romántica de sus canciones a la sociedad que desea servir como Presidente.

La fama es su aval, su simiente y pasaporte. JuanFer logra desplegar sus alas sobre el aire caliente del márketing. Su capital político se mide en likes y en fans. Encandila solo porque le respaldan muchos ceros disfrazados de millones de visualizaciones y de miles de espectadores.

Él es una imagen conocida y alquila su rostro como cualquier marca lo hace con su producto. La idea de ser Presidente puede excitar a muchas personas, pero solo pocos egos son lo suficientemente inflados como para pretender esa cumbre. 

Quien busca ganar una contienda electoral portando únicamente el estandarte de la fama se viste de mercenario. 

Ahora JuanFer es el rostro, el cantante, el líder de la banda “Ruptura de los 25”. Los Rupturas tienen nombre de grupo heavy metal y son bien densos pero suenan pésimo. Aunque ahora se den vuelta la chaqueta y se llamen Construye ya se han ganado el rechazo de casi el 90% del país por ser el partido político que lleva las riendas de este gobierno.

Famoso o empresario son los títulos que ostentan la mayoría de los políticos. Nada de esto los invalida, pero tampoco les acredita. Los políticos y empresarios llevan mucho tiempo confundiendo la democracia con un plan de negocios y a falta de retórica que conquiste a los votantes-consumidores se asociaron con famosos para consolidar esta millonaria franquicia. Después deben invertir mucho dinero para fabricar la basura que la publicidad necesita al buscar nuestro voto. Es un negocio redondo que trae grandes ganancias. 

El alcalde de Quito, Jorge Yunda, se hizo famoso por contar chistes pícaros y también compone canciones románticas. A la alcaldesa de Guayaquil, Cynthia Viteri, la precede su popularidad como ex modelo, incluso la presidenta de la junta parroquial donde yo vivo es cantante de tecno cumbia y arrasó en la papeleta por ser el rostro más famoso, ganándoles a líderes comunales de larga trayectoria. 

Presentadores de televisión, ex reinas de belleza, jugadores de futbol, se convierten en las autoridades del país y retienen los más altos cargos del Estado. 

Quiénes toman las decisiones que nos rigen son el producto de una cultura esclavizada por el libre mercado. Prepárense a ser gobernados por influencers

El artista goza de un desmedido prestigio solo cuando alcanza la fama y a muchos se les da el inmerecido reconocimiento de artista. La fama es el paso de la precariedad a la opulencia y muchos se abalanzan a ese escalón abandonando el camino del arte.

Creo que muchos artistas son críticos de esta sociedad, inconformes con la realidad y buscan crear una nueva; algunos pueden tener un buen perfil para ejercer cargos públicos y un partido político creado por trabajadores de todas las artes aportaría buenas ideas y personas. 

Pero JuanFer no es un artista ni un político, es un entretenedorshowman o entertainer para los gringos, su oficio consiste en sacar suspiros y aplausos; complacer al público para continuar defendiendo este sistema que privilegia a quienes siguen el camino de la popularidad. No ha demostrado ninguna otra habilidad frente al ministerio de cultura.

En el marco de la movilizaciones sociales de octubre, Juan Fernando Velasco, ministro de Cultura, y María Paula Romo, ministra de Gobierno, justificaron la represión. PROGRAMA ESPECIAL DE ECTV – 3 de octubre de 2019.

Parte de la relación del artista con el público es entretenerlo (tenerlo capturado entre tensiones); pero entretener es apenas un medio, puede ser la finalidad del showman, pero no la del artista. No cualquier persona puede entretener, para eso se necesita talento u oficio y por eso recibe mi aplauso, pero no todo el que recibe mi aplauso merece mi voto. Tampoco cualquiera que canta o que presenta su talento en escenarios es un artista. 

Nadie sabe todavía bien qué se necesita para ser artista, pero ahora para ser político… ¡ya que chuchas..!, ahora solo se necesitan likes.

“Él es una imagen conocida y alquila su rostro como cualquier marca lo hace con su producto. La idea de ser Presidente puede excitar a muchas personas, pero solo pocos egos son lo suficientemente inflados como para pretender esa cumbre”. 


*Matías Belmar – artista escénico, miembro de la Red de Espacios Independientes y de ANARCA (Asociación Nacional de Circo Actual) y del tejido de circo social.


La Línea de FuegoFotografía: Archivo del canal público ECTV.

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